Supongo que sabrá que la ansiedad es un sentimiento que produce miedo, temor e inquietud. O que puede aparecer por precisamente aparecer estos síntomas. Pero yo quiero que lo vea como algo más asociado al estrés, más allá del motivo por el que éste afecta a la persona, al jugador.
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Imaginará como yo que el CD Badajoz ayer, tenía en mente el conseguir los tres puntos para seguir soñando con la salvación. Pero a su vez, el hecho de ganar provocaba el trasladarle ese concepto, la ansiedad, el temor, a un posible rival directo por los puestos de salvación.
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Le he querido hablar de esa angustia que exteriorizan los jugadores, viendo ayer momentos del juego. Minutos o, mejor dicho, acciones donde era difícil enlazar una serie de pases o simplemente, ver el error en ejecuciones que parecen sencillas, llevadas a cabo por los jugadores locales.
En esas situaciones pasa a un segundo plano el aspecto táctico, los ataques con muchos pases, o conceptos como la pared, el regate, el centro… Lo ofensivo siempre será más complicado que lo defensivo, lógico, y lo entiende, porque es más difícil crear que construir.
Por eso uno de los caminos para superar los estados de ánimo limitantes es el ejecutar acciones sencillas y relativamente menos complicadas en el camino del éxito de su ejecución, con la premisa de llenar el depósito de la autoconfianza.
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Reflejo de esos sentimientos es el plan de juego local, priorizando el estar en un bloque medio bajo con dos líneas de cuatro, con un media punta delante y a su vez por detrás del delantero. Entendiendo que el ir a presionar muy arriba podría conceder muchos espacios que podrían aprovechar los visitantes por la potencia exhibida en pasadas jornadas.
Juntos, o lo más juntos posibles, pocas concesiones defensivas, y esperar que aparezca el talento en ataque.
Choca la situación del equipo extremeño conociendo las capacidades de los jugadores de arriba, con todas las alternativas posibles. No se si recordará el primer partido en León, donde un buen orden, algunas acciones del guardameta, y la calidad de los de arriba, bastó para llevarse los 3 puntos del Reino.
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Ayer, en un encuentro con mucho en juego, y menos juego de lo deseado por el aficionado (normal por la situación), de nuevo fue esa la sensación. En un primer tiempo donde la igualdad primó, las acciones individuales de la segunda línea ofensiva pacense, siempre daba la sensación de sacar petróleo de donde no parecía haberlo.
La Cultu se presentó con algunos cambios en el 11, dentro del esquema ya visto la semana pasada, el 1-4-4-2.
Salvi repitió en la portería, y vaya susto que se llevaría en ese error que por suerte no fue aprovechado por Alfaro. Línea de 4 defensas con Christian y Julen en los laterales, y esta vez Juan Cruz acompañaba a Amelibia por el centro. Tarsi volvió tras la sanción para formar pareja con Jesús, y variando extremos, con Solís en la izquierda y Muguruza en la derecha, ayudando mucho a su lateral ante el extremo portugués Adilson. Arriba la pareja con mejores números del equipo Niko y Percan.
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En defensa más o menos misma idea que semana anterior, saltando en presión alta los de arriba con la ayuda de un medio centro, para volver rápido en un bloque medio con líneas muy juntas y basculaciones a zona de balón muy agresivas.
El temor a profundidad de los cuatro laterales que salieron desde el inicio ayudó a que hubiera menos dudas en la asignación de pares defensivos, viéndose casi siempre el enfrentamiento clásico lateral-extremo.
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El elemento desestabilizador es casi siempre el segundo punta, o un extremo como Solís a pierna cambiada, pero del ataque culturalista le hablaré más adelante. En ese rol en este partido apareció Alfaro, Zelu en el Reino, con mucha libertad para intentar conquistar la espalda de Jesús y Tarsi. De sus recepciones y buenos uno contra uno, se generaban algunas situaciones de peligro.
Le sumaría lo dicho, individualidades de los extremos, pero las ocasiones llegan más por errores rivales que acierto propio (el mal despeje del guardameta en el 16, y poca contundencia en el larguero al filo del descanso). Porque es complicado para cualquiera superar dos líneas de cuatro en el estado anímico y de confianza en el que se habita.
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En ataque la Cultu no necesitó mucha elaboración para superar la primera línea de presión, ya que el Badajoz optaba por asomar al delantero, y dejar al media punta cerca de medios centro, y ya detrás dos líneas de cuatro.
Hubo muchas situaciones de posesión entre defensas más un medio centro, pero sin mucha profundidad de laterales, también previendo las posibles contras. La clave era encontrar dentro, en lados de medio centro. Por izquierda Solís, un extremo a pierna cambiada, para recibir y encarar. Esa zona para conquistar es la más complicada de fijar, como en el gol de la victoria del Badajoz, donde Adilson consiguió tiempo para girarse por dudas de si salta lateral o central. Por el lado diestro más Percan, ya que Muguruza partía más abierto y sin temor a chocar con Christian por ser de mayor corte conservador y estar más atrás. De hecho, en defensa alta del Badajoz, ese espacio por la distancia entre el 12 y el 22, lo aprovechaba Tarsi para intentar recibir solo, sufriendo el castigo de falta local en alguna ocasión.
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Pero como decía antes, no fue muy alto el entramado defensivo de los de Badajoz. Y en el inicio, hubo muchos golpeos diagonales para intentar superar desde fuera con centros para el remate de los dos delanteros. En esta situación, que también se producía con dominio, y que generaba posibilidad de pases desde fuera, es donde hay que analizar si se prefiere extremo a pierna natural o a pierna cambiada.
La Cultu alternó ambas opciones. Hasta la salida de Alarcón tuvo cada banda de una forma. Por el lado de Solís, el centro más puro siempre sería el de Julen, normalmente desde fuera del área. Mientras que por la derecha si se podía conseguir más profundidad con Muguruza. La condición de estos dos extremos elegidos reduce la población de área a solo los dos delanteros, y pobla más la segunda jugada.
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Con Alarcón al inicio de su entrada, dos extremos a pierna cambiada, pero ya con mayor profundidad por ambas bandas, y más situaciones en dominio de centro claro, provocando una ocasión clara de Percan de remate de cabeza. Añadir la poca ayuda que reciben los laterales locales por parte de sus extremos, objetivo a explotar para generar 2x1.
Por último, destacarle los momentos en la primera parte donde balones verticales a espalda, sobre todo de lateral izquierdo, casi siempre eran ganados por Percan o por Muguruza.
El delantero normalmente abandona su entorno para participar e intentar generar desconcierto. Por dentro, en sus posiciones, suelen estar más vigilados, con mucha gente alrededor. Por eso el leonés tiende a salir, cayendo a costado derecho para correr al espacio, donde parte con ventaja física.
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Niko en otra dirección, más hacia abajo y sobre el perfil zurdo. En una de las mejores asociaciones del equipo en el inicio de la segunda parte, le llegó con claridad el balón por fuera para sacar un centro complicadísimo para defender, por desgracia sin recompensa.
Y verá, para acabar, que en estos momentos de ansiedad, de temor, los equipos, los jugadores, se sueltan cuando parece que tienen todo perdido. Lo paradójico es que cuando hay una red por una posible caída, nos puede el miedo a caer. Y cuando no la hay, corremos arriesgando para intentar recuperarla.
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