El que fuese técnico de la Cultural analiza tácticamente la derrota ante el Algeciras, en la que valora positivamente la solidez defensiva de los visitantes
rAMÓN gONZÁLEZ
León
Domingo, 19 de febrero 2023, 19:32
Le he de ser sincero: es la primera vez durante la temporada donde me resulta muy incómodo elaborar lo sucedido este pasado domingo en el Reino.
Sabe perfectamente lo normal en el fútbol de las dinámicas, y semana tras semana se repiten resultados parecidos, aunque sean con sensaciones distintas. En la corriente positiva se solventan partidos con poco y el estado de ánimo hace el resto. Mientras, en momentos complicados, el ser superior no te garantiza los tres puntos.
Una derrota diferente
Y la derrota de ayer no es similar a la del anterior encuentro como visitante de la Cultural en Pontevedra. Pero si que he querido comentarle estos aspectos con la intención de descifrar cuánto afectan esos resultados pasados en el jugador.
Porque desde luego que no vimos esos inicios fulgurantes de los chicos de Docampo a los cuales nos tienen acostumbrados frente al Algeciras. Incluso afloraron dudas más propias del pasado, de las primeras fechas de competición donde se debe ahondar en la coordinación de los elementos de la plantilla y en la asimilación de los conceptos.
Si es verdad el que ya no se observan situaciones de alegría o riesgo de los equipos, y si la idea de control, de no cometer errores. Le he sido muy pesado con ello en lo escrito durante el 2023. Todo facilita la labor defensiva, y dificulta el ataque posicional.
Dificultad interior, solución exterior
Se presentaban ambos con mismo esqueleto. Línea de 4 defensas por delante del portero, 2 medios centro, 2 extremos y 1+1 arriba, que en momento se convertía en 2, principalmente en fase defensiva en bloque bajo.
La primera diferencia se atisbó en el inicio de juego. Por un lado los locales recurrían a la habitual combinación de centrales y portero, para tras pase, superar primera línea de presión encontrando a medios o laterales avanzados o extremos por dentro y que descarguen.
Mientras que los visitantes adelantaban a laterales, segundo medio centro, y aislaban en creación a portero más dos centrales con un medio centro por delante. Este movimiento no fue contrarrestado en igualdad en la primera fase del primer acto, y derivaba en suma de pases moviendo a los dos atacantes, únicos adelantados en esa presión alta, hasta poner de cara a medio centro o centrales.
Y ahí vería como se producía un ataque ya sobre dos líneas de cuatro, con mucha verticalidad por su pasillo derecho, izquierdo culturalista. El Algeciras poblaba área, clave para la captura de segunda jugada, donde llegaron sus dos ocasiones.
Salida por dentro
Pero le sigo contando se su equipo. La Cultu consiguió una salida clara tras encontrar pase dentro, atraer rivales, y golpear de memoria hacia pasillo izquierdo, donde descargó Alarcón sobre Julen, y a partir de ahí dominio hundiendo al rival.
Poco se explota en el fútbol este aspecto, también por su complicación. Me refiero a intentar llamar la atención del contrario sobre un lado o acercarlo, y golpear al lado contrario o el lado fácil para el golpeo del portero o central (si es diestro hacia el lado izquierdo, y si es zurdo, hacia el lado derecho). Todo ello facilitado por el movimiento siempre de pasito hacia adelante para intentar robar del extremo que defiende.
Entonces, se imaginaría la variante más asidua últimamente en los ataques culturalistas, la profundidad por fuera. A los tres atacantes se les unía Blesa (derecha) y Kevin (izquierda), para tratar de generar superioridad por fuera, 3x2 o en último tramo 2x1. Pero costó la llegada de balón con ventaja sobre cualquiera de los pasillos exteriores.
A esa traba en los cimientos de los ataques, se le sumó la dificultad de la circulación rápida tras captura de segunda jugada. La vuelta sobre medios centro siempre se antojaba problemática al primar Iván Ania en este partido el uso de 3 jugadores interiores, y así complicaba el traslado a pasillo contrario o cambio de orientación.
La ventaja posicional en pasillo derecho con Blesa y Percan no pudo aprovecharse por todo lo anterior, y el media punta no tuvo fácil participar en los ataques locales.
Otro recurso muy fructífero venía siendo el golpeo a espalda de la línea defensiva rival, más por pasillo diestro. Todos los equipos estudian mucho al rival, y son conocedores de estas armas leonesas en ataque, y de cómo empujan en sus partidos como locales. Viendo esa defensa alta casi par a par mencionada en párrafos anteriores, no permitían el golpeo fácil o, mejor dicho, la circulación para liberar y que ese pase largo sea más sencillo. En la ocasión que se produjo se creó peligro, bien solventado por Van Rijn, muy atento todo el encuentro.
Presión alta
Sobre el minuto 20 el bloque defensivo dio un paso hacia delante, y no permitió la salida fácil de centrales y medio centro, obligando en muchas situaciones al golpeo, o a mayor riesgo.
Pensaría que era el momento, porque esa presión alta ha dado mucho premio, porque se ejecuta muy bien, y porque hay mucha velocidad arriba. Y llego la mejor ocasión, en un mal golpeo del guardameta visitante, que corta Percan, y tras descarga de Blesa, remata el 23 algo escorado acabando en córner.
Esa estructura defensiva adelantada es una seña de identidad, pero tiene que ir enlazada a alguna recompensa (recuperación, ocasión…), si no, fatiga el doble. Y el Algeciras, pese a visitar León con una racha negativa, continuó asumiendo riesgos y detecto espacios antes no conquistados. Los delanteros hundían y fijaban a la línea de cuatro defensores culturalistas, y ante el salto de Niko, Blesa, más extremos y un medio centro, posicionaban entre espacios de lados de medio centro o en pasillo exterior lejos de lateral, para recibir con metros para ser verticales.
Traducido todo ello en buenas sensaciones rivales en el último tramo del primer capítulo del partido.
Jarro de agua fría
Ante un escenario como el que le he contado, usted entiende que el paso por vestuarios favorece al equipo que se ha ido con peores impresiones. Corregir, animar y dar un pasito hacia adelante.
Pero no hay mejor manera de comenzar una segunda parte, tras una primera en la que te has visto con posibilidad de ir por delante en el marcador y no lo has conseguido, como marcar en la primera jugada. Esto le sucedió al Algeciras.
Es decir, para nada vale lo hablado en ambos vestuarios en el entretiempo.
Nuevo escenario. El Algeciras alterna mismo plan con conceder algo de espacio, también por el empuje local, con la idea de correr con menor número de defensores. Y de esta forma llegan sus mejores ocasiones en contras muy peligrosas.
Por parte local cambios de jugadores y de estructuras, acabando con 3 defensores, 2 carrileros, 3 por dentro y 2 delanteros, pero con menos metros a espalda defensiva rival, por lo que se debía enfatizar en mejorar circulación y beneficiar en el traslado del balón hacia pasillo exterior para generar ventaja.
Aún así pocas situaciones de gol, de área, provocado todo ello por un gran trabajo defensivo visitante, contrarrestando las armas ofensivas locales.
El factor sorpresa fue Andy Kawaya, generando mucho impacto con sus intervenciones sobre el entramado defensivo rival, pero como sabrá, sin recompensa.
Y esta es una noticia positiva, que añade optimismo, junto a la racha cordobesista en casa, para acabar con la dinámica de resultados el próximo domingo.
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