Santos Morilla, durante la entrevista con leonoticias. Irene de Celis
Santos Morilla – entrenador de la base desde 1973

«Me juntaba al portero de El Ejido hasta que me dejaba colarme al campo»

Leyenda del fútbol base, con medio siglo en la cantera de la Cultural, Santos Morilla ha entrenado a cientos de niños, entre los que destacan nombres como Cedrún o Cembranos: «Al chico con talento no hay que decirle todos los días que es un fenómeno, hay que trabajar con paciencia con él»

Sábado, 5 de agosto 2023, 09:35

Si hay un nombre que, en León, evoque pasión por el fútbol es el de Santos Morilla. Medio siglo en la base de la Cultural y Deportiva Leonesa, cumpliendo distintos roles en el fútbol formativo, con experiencia previa en otros clubes de la ciudad ... como el Puente Castro, San Esteban o Peña, hacen de Morilla una figura imprescindible en el fútbol leonés… y en el centenario de la Cultural, a la que lleva ligado cinco décadas.

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Llegó a principios de los 70, en 1973, a la Cultural y, desde entonces, no la ha dejado. Ahora es presidente de honor de la base culturalista: «He pasado momentos buenos y malos en la Cultural. Tengo mucho que agradecerle pero, aunque esté mal decirlo, creo que la Cultural también me tiene mucho que agradecer a mí».

Siempre tuvo claro que su lugar estaba «en el campo» y, cuando le propusieron para cargos como director deportivo en los 70 o, más adelante, coordinador del fútbol base, se dio cuenta de que no era su lugar: «Yo quería estar con los chavales, en el campo, entrenando. Ahí es donde soy feliz».

Vallejo y su forma de 'colarse' en El Ejido

Hace diez años pensó en dejar esta vida, pero la dirección general de la Cultural le convenció para seguir ligado al fútbol: «Se ha dado un giro radical a cómo se trabaja en la cantera».

Con el orgullo de ser de León y apoyar y formar parte de un club centenario como la Cultural donde «me siento querido y cuidado», Morilla recuerda cómo iba a ver sus primeros partidos del equipo leonés, en el ya desaparecido campo de El Ejido: «Yo vivía en Puente Castro e iba por un camino que iba por detrás de lo que hoy es Carrefour hasta ahí. Nos subíamos a unos árboles para ver todo el partido desde ahí. Otras veces, me juntaba al portero, al que estaba en la puerta del campo, que era del barrio y me pegaba a él hasta que me decía 'rápido, pasa ahora que nadie te ve».

Se acuerda de Vallejo, en especial, y del fútbol que desplegaba este interior de los años 50 en un fútbol «muy diferente» al de hoy. No fue hasta 1973 cuando entró en la Cultural, tres años después de cobrar su primer sueldo en el fútbol del fútbol, en la temporada 1969/70 en el San Esteban. Pero la Cultural era algo diferente: «Es el primer equipo de la ciudad y era algo que me generaba una ilusión tremenda».

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La 'fórmula Morilla' para triunfar

Ilusión que él ha visto en los ojos de los cientos de niños que han pasado por él. Con fluctuaciones, evidentemente, de ese sentimiento culturalista, que hoy vive un momento álgido después de unos años «en los que no querían venir, porque no había estructura ni había nada». «Ahora, hay muchos equipos que se fijan en nosotros y hay muchos chicos con la ilusión de jugar en la Cultural».

Pero, para Santos Morilla, hay una máxima: los estudios. Pide a los padres y abuelos de los jugadores tener cuidado porque «solo unos pocos van a llegar arriba» y hay casos de jugadores que no apuntaban maneras y llegaron a la máxima élite como Juan Carlos Rodríguez – exjugador del Atlético y el Barça -, cuando «el que parecía que tenía más condiciones era su hermano». «Esto es un deporte y se viene a disfrutar. Si llegas, mejor. Pero lo primero son los estudios».

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Santos Morilla, durante la entrevista con leonoticias. Irene de Celis

Han sido muchos los jugadores que ha entrenado Morilla, que recuerda a Luis Cembranos o Andoni Cedrún entre los más destacados. Pero, ¿cuál es la clave para llevar bien a un chico que apunta maneras? «No hay que presionarle y decirle siempre que es un fenómeno. Hay que tener paciencia, ir trabajando con él e irá subiendo poco a poco».

Ha visto jugar a la Cultural en Primera y en Segunda, llegando a vender caramelos en la antigua La Puentecilla en los partidos de Primera División: «Era el que menos vendía porque estaba más pendiente del partido que de mi trabajo». Y, con esos recuerdos, sueña con otro ascenso sabiendo que la Primera RFEF es una categoría muy difícil. «Sería una alegría, pero lo importante es que la afición anime y apoye. Esto es fútbol, un día eres un fenómeno y otro día que no salen las cosas no vales para nada. Eso no es así. Debemos tener paciencia e ir todos de la mano».

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