Javier y Anaís son aficionados de la Cultural y la Ponferradina. Sandra Santos
El derbi Cultural-Ponferradina

El derbi se vive en casa: «No nos permitiríamos enfadarnos por un partido»

Javier Goás y Anaís Cascallana son pareja y viven el derbi entre Cultural y Ponferradina con «pique sano» y «respeto mutuo»: «Es sólo fútbol. Nos duelen los insultos que hay entre aficiones y ciudades»

Viernes, 16 de febrero 2024, 08:22

Hace más de diez años, Javier y Anaís se conocieron. Empezaron a hablar, a charlar sobre sus gustos e intereses y ambos encontraron, entre otros muchos, uno en común: el fútbol. Pero profundizando vieron que no eran tan parecidos en cuanto a sentimiento futbolístico: él ... es culturalista y ella deportivista convencida.

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No ha sido, ni mucho menos, un obstáculo en una relación que ya tiene más de una década de vida. «No nos lo permitiríamos», explican. Lejos de ser así, quieren mostrar que el derbi y la rivalidad inherente al Cultural-Ponferradina puede ser sana, deportiva y para nada dañina. Y el paradigma de todo ello es su hija mayor, Manuela, ya conocida por la afición culturalista por su fenomenal reacción a su regalo de Reyes - una camiseta de la Cultural -: les acompaña vistiendo la zamarra blanquiazul de la Deportiva y la bufanda de la Cultural.

«Cuando nos conocimos... no puedo negar que prefería que fuese de la Cultural», bromea Javier, que reconoce que nunca ha sido un problema que Anaís fuese de la Ponferradina: «Mi padre - Paco Cascallana, exjugador de la Deportiva - tenía antes un sentimiento más feo contra la Cultu. Pero desde que nos conocemos, lo que existe es respeto y esta diversidad es muy bonita».

«Nunca nos enfadamos»

Ni Javier ni Anaís tienen problema en mostrar sus colores. Es más, están orgullosos de hacerlo y de mostrarlos juntos, uno al lado del otro, queriendo ejemplificar que esa rivalidad sólo es deportiva y sólo se extiende durante los 90 minutos del partido.

«Es cierto que durante esta semana intentamos evitar hablar del tema para que no haya piques», bromean. «Nunca nos enfadamos», apunta Anaís, que sí reconoce que hay más discusiones entre sus hermanos y su pareja. Y Javier lo corrobora: «Mi suegro es bastante objetivo con el fútbol. Menos con la Cultural y los derbis».

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De hecho, explica Javier, recordando el 1-2 en El Toralín a favor de la Cultural, que tras el último derbi lo que hubo fue «silencio absoluto». «Nadie se lo esperaba. Yo estaba diciendo: '¿De verdad estamos perdiendo 0-2'?», añade Anaís. Explican que Javier presenció el partido en la grada visitante y Anaís junto a su familia, en sus asiento de socia del club berciano.

No llevan esa afrenta más allá, explican, en las comidas familiares, donde «sí hay alguna discusión tonta por una falta, una tarjeta, pero no pasa de ahí». De hecho, el derbi de este domingo intentarán verlo en familia, todos juntos, si el pequeño Jaime, el hijo menor de la pareja, se lo permitirá: «Irá ella - en referencia a Manuela, la hija mayor - con su padre, de la Cultural, y con su abuelo, de la Ponferradina».

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«Nos duelen los insultos entre aficiones y ciudades»

Es más, les gustaría que ese «pique tonto» entre aficiones desapareciera. «Puede haber pique y rivalidad, pero nunca insultos. Es fútbol y vamos a pasarlo bien. Vivo en León y soy de Ponferrada y me duele escuchar insultos contra uno u otro», señala Anaís. Javier considera que los cánticos graciosos como 'catarí el que no bote' «no me molestan, me parecen bien», pero censura aquellos que «insultan a las ciudades y a las aficiones».

Y, ¿cómo llegaron a este sentimiento por sus equipos? Anaís lo vivió «desde la barriga de mi madre» puesto que su padre era jugador de la Ponferradina. «Antes de nacer, ya iba a los partidos. Mi hermano ha jugado a fútbol toda la vida y mi primo también estuvo en la Ponferradina - Pepe Ramos -», explica Anaís.

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Por su parte, Javier ha sido socio de la Cultural desde hace muchos años, «incluso en Tercera, no me bajé del barco». «Mis abuelos vieron a la Cultu en Primera en La Puentecilla, mi madre también ha sido aficionada... lo llevo en la sangre», señala.

«¿Nuestros hijos? Que elijan ellos de qué equipo son»

¿Y sus hijos? «Que elijan ellos», afirman ambos, aunque Anaís sabe que ella juega en deventaja: «Viviendo en León y yendo con su padre cada domingo al Reino de León, lo normal es que sea de la Cultural. Pero estaré peleando para que sea también un poco de la Ponferradina».

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Por último, se mojan con un resultado. Y, evidentemente, aquí difieren. Javier espera una «portería a cero» de la Cultural y una victoria ajustada: «Me da igual que sea en el minuto 95 y con un gol injusto. Pero que gane la Ponferradina sería un palo». Anaís, por su parte, espera goles: «Ojalá un 3-5, para la Ponferradina, está claro, para que haya goles y más diversión».

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