Era un buen baremo para medir a la Cultural. Tras batirse con rivales de su misma categoría o inferiores, el encuentro contra el Burgos parecía ser un punto clave en la pretemporada culturalista. Resulta, sin embargo, que los burgaleses salieron con muchos jóvenes, pero, aún así, la imagen dada por los de León es más que convincente para pensar que esta temporada sí hay madera.
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Salían los leoneses como acostumbran últimamente: dominando la posesión. El Burgos, que comenzó con el once repleto de jóvenes, no era capaz de hacerse con la redonda, aunque cuando la tenía creaba más peligro que su rival con los dos extremos como principales creadores de peligro. Apenas tímidas llegadas por parte de ambos conjuntos coparon los primeros 15 minutos de partido.
Fue en el minuto 23 de partido cuando un pase de Txus Alba, que más bien era un caramelito, desde la frontal permitió una internada en el área marca de la casa de Álvaro Martínez, que le dejaba el balón en bandeja a Manu Justo para que la empujase y pusiese el 0-1 en el marcador. El peligro leonés era prácticamente un monólogo por aquella banda izquierda y acabó dando sus frutos.
En los minutos posteriores, y hasta el descanso, el partido siguió el mismo rumbo. La Cultural, correcta y asentada, tenía el balón y llegaba a tres cuartos de campo, pero poca cosa más allá de ahí. El Burgos intentaba reaccionar y salir rápido al contraataque, todos truncados por el buen hacer de la defensa culturalista.
Pasó el descanso y la tónica de la segunda mitad fue idéntica a la de la primera. La única diferencia residía en que, esta vez sí, la Cultural llegaba con algo más de peligro. Los leoneses eran capaces ya de pasar los tres cuartos y adentrarse en el área contraria, generando incluso córners y remates con cierto peligro. El Burgos era un equipo flojo, sin ideas ni capacidad para tan siquiera tener el balón.
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Los cambios empezaron en el 67', cuando por parte de la Cultural Llona dio salida a Guzmán, Kevin Presa y Calderón, que hizo volcar hacia su banda el ataque de la Cultural. En el caso de Bolo, el técnico del Burgos, quiso apretar el partido con diez cambios en los siguientes quince minutos con la intención de darle la vuelta al partido.
La jugada más peligrosa del Burgos llegó en el 75' con un remate de Edu Espiau casi a bocajarro, que sacó magistralmente Bañúz a una mano evitando el empate. Los cambios empezaban a hacer efecto en los locales. La entrada de jugadores del primer equipo provocó que la cosa se igualara y poco a poco el Burgos fuese comiendo terreno a los cazurros, que veían como su superioridad se había reducido drásticamente.
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Los últimos minutos se volvieron un constante ida y vuelta, con el Burgos como principal dominador de la acción realizando buenas jugadas asociativas, pero que no acabarían por encontrar portería.
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