La Cultural no cumple ni con el mínimo exigible

Nadie en León exigía ganar. Pero sí dar una imagen aceptable. Los de Curro Torres perdieron 4-0 y esa fue la mejor noticia. Esa fría afirmación describe un partido en el que Dani Sotres evitó un sonrojo mayor, un desastre para los anales en un choque donde no hubo batalla, donde no hubo nada que decidir: parecía que había varias categorías de diferencia entre los equipos.

Con más rotaciones en el once, algo habitual en Curro Torres, el equipo culturalista cambió de dibujo, con un 4-3-3 que mantenía a Escobar en el centro del campo en busca de ser un conjunto con mayor presencia en el centro del campo y ganar ahí la batalla al Racing.

La idea fue todo un fracaso. Un naufragio, a orillas del Cantábrico, que se empezó a intuir en la primera jugada del partido, donde Pablo Torre no llegó a rematar un buen envío desde la banda, y donde se vislumbraba esa teórica superioridad que se presumía del Racing sobre la Cultural.

Pero, en la primera, la Cultural se había salvado. Y en la segunda, que tuvo a Torre de nuevo como protagonista entrando con una enorme facilidad por el corazón de la defensa para toparse con Dani Sotres, el único que estuvo a la altura.

Iban tan sólo cinco minutos y las sensaciones no eran halagüeñas. Y esos presagios se cumplieron un minuto después. Una superadísima Cultural, que ya había recibido un enorme caudal de ocasiones en este comienzo, recibió el primer gol por medio de Cedric, ganando la partida a Rodri tras una gran jugada de velocidad y precisión de Soko por la banda.

La fe culturalista, muchas veces inquebrantable, rozando el sadomasoquismo por momentos, empezó a caer. Pero no del todo, fiel a ese espíritu sufridor de la afición leonesa. Pero todo tiene un límite y a él se llegó un par de minutos después.

Otro desbarajuste, otro cortocircuito general de la defensa, de los que ya se han perdido la cuenta esta temporada, dejó al hombre gol del Racing, a Cedric, sólo ante Sotres en una falta lateral botada rasa. El africano no falló y los santanderinos ganaban 2-0 en el minuto 8.

La Cultural estaba en la lona. Era un púgil noqueado que no podía pedir que se acabara el partido, sino que tenía que tratar de levantarse, mantenerse en pie dando tumbos y tratar, en algún momento de golpear, de creer que podía hacer daño a su rival.

Pero nada más lejos de la realidad, puesto que Cedric volvió a tener una ocasión quem esta vez, se fue fuera. Porque el baño de realidad estaba siendo total para una Cultural días después de que su entrenador dijera que no estaban tan lejos de los equipos punteros de la categoría. La práctica estaba demostrando otra cosa totalmente distinta.

El Racing dominaba el centro del campo con enorme soltura, provocaba errores en tres cuartos de campo culturalista para salir veloz y raudo al contragolpe y Sotres evitaba el sonrojo total con buenas intervenciones. Cedric, una tortura para los leoneses, tuvo varias ocasiones, la más clara en el tramo final de la primera mitad con un cabezazo al que respondió con una gran parada Sotres.

Mientras, en ataque, la Cultural no mostraba nada. Ese equipo eficaz, con pólvora, que a principio de temporada convertía los partidos en una auténtica ruleta rusa desapareció, sin espíritu ofensivo y donde sólo Aarón y su rabia buscaban disparos lejanos o centros que nadie seguía.

La Cultural estaba pidiendo un tiempo muerto, un alto al fuego, una tregua... y llegó en forma de descanso. Pero todavía quedaban 45 minutos más de sufrimiento o de ver a un equipo con espíritu y orgullo para tratar de mejorar una imagen muy pobre.

Con un doble cambio, Curro Torres trató de cambiar la dramática imagen de su equipo sobre el césped de uno de los 'templos' de la categoría, dando la entrada a dos de los jugadores que menos ha utilizado el catalán, como son Alberto Benito y Ketu.

Hubo un atisbo de cambio de tendencia, un pequeño halo de luz al que agarrarse. Ander Vitoria recibió un pase de Ketu y el vasco encaró portería, optó por rematar por el palo corto y el chut le salió rematadamente mal.

Fue una especie de espejismo antes de que el partido volviera a su escenario previo, donde Sotres era el único que destacaba en una Cultural superada y que estaba a merced de un Racing portentoso, sólido y ejerciendo su liderazgo con mano de hierro.

Los santanderinos seguían a lo suyo, sin el mismo ímpetu que en la primera mitad, pero siendo notablemente superiores. Y había, además, un hombre con hambre, con ganas de más gol, como era Cedric. Y tenía en Soko a su socio ideal, que le volvió a regalar un balón, tras romper a Castañeda, para poner el 3-0 y anotar su particular hatttrick.

El sonrojo sería siendo superlativo. Con jugadores cabizbajos, sin capacidad de reacción y sin ni siquiera espíritu para intentarlo, la Cultural era un juguete en manos de un Racing que estaba haciendo cantar, saltar y disfrutar a una afición que festejaba el liderato ante un equipo leonés que parecía el gladiador condenado a la muerte ante un coliseo que ya había dictado su sentencia y que se regodeaba de ello.

Los de León pedían la hora. Miraban con ojos de impotencia a un videomarcador que indicaba que todavía quedaban 20 minutos para evitar un roto mayor, una herida más dolorosa, una sangría incesante. Manu Justo, a la contra, tuvo el cuarto pero Sotres ganó el mano a mano. Era el que estaba evitando que el sonrojo fuese una deshonra.

Porque la fuga en la Cultural, en vez de ir a menos, se abría en canal. Salvó el cuarto, en esta ocasión, Fran Cruz con un arrebato de orgullo para evitar, bajo palos, el gol de Camus en unos minutos que estaban siendo un achicar agua continuo, una agonía lastimosa de un equipo que estaba sufriendo un correctivo inesperado pero merecido.

En los últimos minutos, la Cultural no pudo, ni siquiera, disparar a portería. Es más, el conjunto leonés recibió al cuarto, en un saque de esquina, por medio de Bobadilla. Esa fue la puntilla a la debacle leonesa y el sufrimiento acabó con el pitido final. Los de Curro Torres sufrieron el mayor castigo de la temporada en un partido para reflexionar y tratar de sacar lecturas para mejorar en una temporada que, apunta, a ser muy larga.