Sin un dique que permita que el buen ritmo en ataque fructifique en victorias, el Abanca Ademar sigue desagrándose. Sin un torniquete, ni siquiera una venda, la hemorragia en forma de goles es, por momentos, una cascada que debilita a un equipo leonés al que ... el orgullo le ha salvado, en parte, ante Huesca, para firmar un empate (37-37) que sabe a poco en la batalla por Europa.
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Abanca Ademar
Bomastar; Gonzalo (11), Kim (1), Malasinskas (1), Santista (5), Milosavljevic (4), Casqueiro (5) - siete inicial - Panos, Jaime Fernández (2), Zanas Virbauskas (3), Boskos (1), Martínez (2), Liapis (2), Semedo, Deividas Virbauskas, Soljic
37
-
37
Bada Huesca
Almeida; Hackbarth (5), Arnau (3), Nieto (2), Pinto (5), Benites (1), Adriá Pérez (5) - siete inicial - Arguillas, Montoya (7), Carmona, Moya, Lamelas, Marcelo (4), Gucek (4), Malo (1)
Parciales 4-3, 6-6, 10-8, 12-12, 15-16, 18-19 (descanso), 21-23, 25-26, 26-31, 28-33, 33-35, 37-37 (final)
Árbitros Mendoza Roldán y Visciarelli Lareo. Excluyeron a Semedo por parte del Abanca Ademar y a Gucek por parte del Bada Huesca.
Incidencias Palacio de los Deportes de León. 2.145 espectadores. 26ª jornada de la Liga Sacyr Asobal.
Las opciones de entrar en Europa pasaban por no fallar más en lo que resta de temporada y el Abanca Ademar lo sabía. Esa presión y esa necesidad se notaban en un Palacio de los Deportes con un buen ambiente y un ritmo trepidante de partido desde el inicio.
La locura y la anarquía gobernaron en el Palacio. Ataques acelerados, fulminantes, y defensas totalmente inoperantes marcaron un inicio de encuentro donde el Abanca Ademar, que es el primero en adaptarse al caos total, logró las primeras ventajas.
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La sensación, pese a la escasa renta de dos goles para los de Cadenas, era de igualdad, de equilibrio, entre dos equipos que siempre se plantan cara y se encuentran las cosquillas. En esta ocasiones, las 'cosquillas' estaban muy al descubierto en ambos conjuntos.
El marcador crecía a un ritmo endiablado. Era el mismo guión de partido que los choques ante Torrelavega y Valladolid: uno salió cara y otro cruz para un Abanca Ademar que parecía querer jugar de nuevo a esta ruleta rusa de los partidos alocados.
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Los maristas no pasaron de los dos goles de ventaja con Gonzalo aprovechando las salidas al contragolpe, su especialidad, para seguir engordando sus ya impresionantes estadísticas individuales a la par que las de la portería leonesa quedaban, un día más, en entredicho, con Bomastar casi sin comparecer.
Mientras la defensa leonesa seguía haciendo aguas, empezaron a llegar los errores en ataque que dieron vida a Huesca y la opción, en primera instancia, de empatar y, más tarde, de dar la vuelta al marcador en el tramo final del primer acto.
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Incluso Malasinskas se contagió de este caos, cuando es el hombre predestinado a imponer cierta cordura a la 'joven locura' marista, con un par de faltas en ataque que asentaron la ventaja altoaragonesa con la que se llegó al descanso (18-19).
Destacar a Gonzalo en cada partido es ya casi obligatorio. Pero el extremo hace méritos cada fin de semana para ser elegido uno de los hombres destacados en un Abanca Ademar que siempre necesita de sus goles.
Después de encajar el mayor número de goles en un sólo partido hace tan sólo seis días, el Abanca Ademar no parece haber aprendido la lección. El equipo leonés volvió a ser un flan defensivo y a dar muchas facilidades a Huesca.
Fue la orden, una y otra vez, de Cadenas: haced más faltas. Se desgañitaba en cada tiempo muerto, pero su equipo no respondía: Huesca entraba como quería, sin una oposición firme.
No fue mejor la reanudación de un Abanca Ademar que empezó a toparse con 'Bombón' Almeida en la meta aragonesa y a seguir haciendo aguas en defensa. El 6-0 leonés estaba siendo de todo menos sólido y dando una y otra vez facilidades al Huesca.
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Sólo el orgullo daba vida a un Abanca Ademar, que se agarraba al partido, que no dejaba a Huesca pasar de los dos goles de renta. Se asemejaba a una carrera ciclista en la que un corredor se distanciaba y se acercaba a la cola de pelotón con la constante sensación de que, en cualquier momento, se podía quedar... o de que si aguantaba tendría su ocasión.
Pero los maños estaban más cerca de 'descolgar' a los maristas que de lo contrario con un Abanca Ademar que, por momentos, parecía pasivo en defensa ante el lógico malestar de Cadenas que, en cada tiempo muerto, centraba sus instrucciones en una única orden: más faltas.
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Sin esa oposición, sin detener el ataque altoaragonés a base de faltas, la ventaja de Huesca llegó a los seis goles (26-32) en el ecuador del segundo acto: sólo un arrebato de coraje podía salvar al Abanca Ademar.
Sacó su garra el conjunto marista para enloquecer otra vez el partido y tratar de que los errores llegaran en Huesca. Los maristas querían creer y, a falta de seis minutos, estaban a tres goles, buscando argumentos para tener fe.
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Los nervios colmaron a un Huesca al que la portería se le empezó a hacer pequeña, minúscula, mientras el Palacio se hacía gigantesco, con un equipo plagado de corazón y coraje que logró igualar el partido a falta de cuatro minutos cuando ese escenario parecía, más que improbable, una quimera.
Pero todo ese esfuerzo sirvió para poco. Los maristas, con un último gol de Gonzalo, lograron empatar (37-37), un resultado que aleja un poco más a los de Cadenas de Europa aunque les mantiene aún, de puntillas, en esta pelea a la que se han agarrado con coraje.
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