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Casi tres millones de personas se acercaron a la capital del turismo costero español en 2023 sumando más de 15 millones de pernoctaciones. El pueblo pesquero transformado en la ciudad de los rascacielos de la Costa Blanca se ha convertido en el mayor reclamo para veraneantes en nuestro país.
Hasta allí acudieron hace algo más de una década dos familias leonesas que han plantado la bandera rampante para conquistar a la ingente cantidad de turistas que cada día pasean por las estrechas calles de su casco antiguo.
La oferta de 'caña más tapa', tan típica de León, ha ido cogiendo fuerza en Benidorm en los últimos años. Varias zonas ya ofrecen esta combinación, con precios que se han ido adaptando a la moda, y en dos de los lugares más reconocidos para los que buscan la 'tapina' han tenido como promotores a una pareja berciana y a una familia astorgana.
En la calle del Rosari, muy cerca de la popularmente conocida como 'calle del coño' que cruza la zona vieja de Benidorm, aterrizaron en 2010 Vanesa Pastor y Antonio Prada. La crisis se hacía fuerte en Ponferrada, de donde proceden. Allí también trabajaban en la hostelería y optaron por dar un giro a sus vidas para labrarse un futuro lejos de El Bierzo.
'La Bodeguilla' cayó de pie, como se suele decir. Desde los inicios acertaron con este sistema de tapa y consumición, único en la zona, aprovechando este estilo tan leonés que ya conocían.
Disponen de una amplia variedad de pinchos entre los que destacan el pincho moruno -hecho al momento- y el bacalao. «Estamos muy contentos. Tenemos épocas mejores y peores, pero trabajando esto funciona». Y a diferencia de lo que se pudiera imaginar, el verano no es el mejor periodo para ellos: «Baja la media de edad, pero en invierno sube y también lo hace el consumo. Tenemos clientela todo el año».
De hecho han logrado tener sus propios parroquianos, veraneantes que llegan todos los años a Benidorm y no dudan en irse de tapeo a 'La Bodeguilla'. Muchos de ellos llegan por el boca a boca de otros leoneses que echan así una mano a sus paisanos bercianos. Y es que el bar deja clara la procedencia de Vanesa y Toño, con la bandera de El Bierzo presidiendo la barra y la bufanda de la Ponferradina la cocina; a ello suman cuadros con el castillo y diferentes elementos icónicos de la comarca.
Sobre el regreso a la tierra en el futuro, no tienen dudas: «Volvería mañana mismo». Sin embargo, ponen el duda la situación de la provincia y creen que «el bache» que fueron a pasar a Benidorm les dejará en la ciudad alicantina muchos años. «La familia, los amigos y la tierra tiran, pero es difícil porque aquí la cosa está funcionando bien».
En la avenida Ruzafa 2, en una plazoleta que también ha crecido de su mano, llegaron Eva, Ángel y Eva en 2013. Procedían de Astorga, donde dirigían un bar, y buscaban crecer y lo hicieron rodeándose de más 'familia' con Rober, Jesús, Ruth y Janet.
Llegaron al local con sus croquetas, las mismas que ofrecían en la ciudad maragata, y que se han convertido en todo un referente del tapeo benidormense. Se dedican principalmente a ofrecer este producto, pero también tienen los típicos de su tierra de origen: morcilla, cecina e incluso picadillo que traen de Astorga.
Con la caída del sol, esta plaza de Ruzafa se llena de clientes haciendo cola para tomar algo y disfrutar de la inmensa variedad de croquetas que ofrecen Eva de Vena y sus compañeros. Las tienen de queso azul, morcilla, jamón, ventresca con pimientos, calabacín con almendras o picantes, incluso con algunas vegetarianas. «A veces es complicado porque supone mucho trabajo físico, pero estamos contentos porque a esto es a lo que vinimos».
A 'El Rincón de la Croqueta' acude gente de casi todas las provincias y funcionan todo el año. Su temporada alta es Semana Santa, mayo y octubre. En verano también trabajan bien, pero su público es gente más mayor, jubilados o gente que trabaja en Benidorm.
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Los inicios fueron difíciles. Venían a la aventura y con miedo a cómo saliera la experiencia, aunque lo hicieron con dos bazas potentes: en familia y con producto de calidad. Optaron por el mismo producto que servían en Astorga de pincho, la croqueta, y el salto fue a un público más amplio. «La clave ha sido que somos un negocio familiar y eso se transmite a los clientes». Entre ellos hay mucha gente de León que se enteran de la procedencia de Eva y su familia y van a visitarles.
El futuro parece que seguirá siendo en Benidorm. Disfrutan del norte y les encanta León, pero en la capital de la Costa Blanca tienen trabajo. Cuando finalice su vida laboral, «lo más probable» es que regresen a Astorga.
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Carlos G. Fernández y Leticia Aróstegui
Alicia Negre y Lidia Carvajal
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