Vino, azúcar, una rodaja de limón, otra de naranja y un toque de canela. Servida en frío y sin necesidad de hielo, con estos sencillos pasos se consigue la receta de la bebida por excelencia de la Semana Santa leonesa, la limonada.
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Sin misterio detrás ... de un sabor reconocido por todos los leoneses y los turistas que año tras año llenan los bares en busca de la esencial pócima de estas fechas, la limonada es uno de esos productos que llevan León por bandera.
No hay taberna, bar o restaurante que no sirva su propia versión de la limonada. Aunque ya no está permitida su elaboración casera, lo cierto es que cada local tiene sus trucos para dotar de su propio toque al elixir.
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Lucía Gutiérrez
Ana G. Barriada
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Bien lo sabe Marcelino Escudero, que desde el año 2000 regenta el bar La Sacristía, junto a la Iglesia del Mercado, punto fundamental de la Semana Santa leonesa. Por estas fechas se cuentan por miles los clientes que atraviesan las puertas de su establecimiento, uno de esos clásicos para degustar la limonada de siempre y un imprescindible para los más jóvenes, que prefieren «que esté algo más dulce, que no sepa tanto a vino». Aunque a nivel personal, Escudero prefiere «las que hacíamos en casa antes, que sabían bien a vino».
Desde la barra del bar nos explica una de las teorías del clásico 'salir a matar judíos' tan utilizado por los paisanos leoneses y que sorprende a todo el que no está familiarizado con la expresión. «Son leyendas, pero alguna dice que fue un párroco el que inventó mezclar el vino con azúcar y fruta para emborrachar a los señores y que no salieran extramuros a matar y se fueran a casa a dormir», cuenta.
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En Casa Miche también nos dan otra de las claves de una buena limonada, su temperatura. Explica Luis, uno de los responsables del local, que lo más importante a la hora de servir la limonada es que esté fría y que tenga un sabor «un pelín dulce». «La limonada se basa en vino tinto rebajado con un poco de agua, azúcar, limón y canela, simplemente lleva eso, nada más, la maceras y así sería», sentencia.
No son pocos los turistas que confuden la limonada con la sangría o el tinto de verano, pero las diferencias son notables. Para empezar, explica Luis, la limonada en ningún caso lleva gas. Una bebida que gusta a turistas y a leoneses, como ejemplifica Fernando, cliente habitual del Húmedo que acompaña la bebida de unas también tradicionales sopas de ajo. Como él, son muchos los leoneses que buscan esta bebida desde el Miércoles de Ceniza hasta incluso un mes después de que termine la Semana Santa el Domingo de Resurrección.
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También en la Bodega del Húmedo resaltan la importancia de servir bien fría la limonada, para «captar todos los matices del vino y acompañarla del dulce de la naranja y el ácido del limón», señala Ismael Pozo, chef del restaurante.
Una bebida muy popular que en el local acompañan con bacalao, otro de los productos que no puede faltar en al Semana Santa leonesa.
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