Dulce y salado compiten contra mar y tierra

Las tapas en León son un clásico que no puede faltar en todos sus bares. Una tradición que los leoneses consideran esencial y que lleva años llamando a turistas de todos los puntos del país e incluso del mundo.

Un nuevo resumen de cinco de las quince apuestas donde la gastronomía leonesa presenta sus apuestas en esta nueva edición del concurso.

Por quinto año la asociación de Hostelería de León y el consistorio ponen en marcha el concurso para encontrar la mejor tapa entre los establecimientos de la capital. Con el objetivo de presentar la mejor oferta de tapas de calidad de la ciudad, la iniciativa busca apostar por una elaboración que incentive la mejora continua de la oferta gastronómica y refuerce la oferta de turismo gastronómico como elemento diferencial de León.

Tapas que apuestan por productos de la tierra, y otras que intentan innovar para sorprender a los leoneses. Una forma diferente de llamar a nuevos clientes con productos elaborados que tienen un toque de León preparado para conquistar a todos los paladares.

La quinta edición del concurso 2024 a mejor tapa de León ha contado con 15 locales que han participado en sus votaciones. Un sistema basado en cartillas que cada establecimiento sella a los clientes que consumen la tapa en su bar y que solo serán válidas habiendo probado un mínimo de seis tapas diferentes. Las tapas esta vez no serán gratuitas ya que su coste es de tres euros.

Los finalistas de este cocurso obtendrán diversos títulos. Con la medalla de oro se posicionará el primer local elegido a mejor tapa de León 2024. En segundo lugar, la medalla de plata para el siguiente más votado y un tercer y último puesto para la medalla de bronce.

Alex Morten, cocinero del restaurante Mamá Tere presenta su zamburiña al horno con crema de quesos a la torta de casar. Gratinada y con el toque que aporta el pimiento caramelizado esta tapa ha sido su elección y apuesta para el concurso de Tapas 2024.

Su preparación se basa en marcar la zamburiña a la sartén para después rellenarla con crema de quesos. Ahí podemos encontrar la torta de casar que con un «golpecito» de horno queda lista para servir a sus clientes.

Son más de 400 los curiosos que se han acercado al restaurante, situado en la céntrica plaza Mayor de la capital a probar esta «delicia» elaborada por Morten. Una opción que «ha gustado mucho» ya que la opción de elegir un marisco es algo muy «diferencial». El riesgo de esta tapa está en optar por un queso «un poco controvertido tirando a fuerte» lo cual han conseguido unir al sabor de la zamburiña de forma muy «agradable» a los clientes.

Alejandro Alonso presenta el potaje de vigilia deconstruido, presentado por el Bar Altar. El local, situado en la calle Plegarias número 10, ha arriesgado con un humus de garbanzo con bacalao confitado y una hoja de espinaca.

Una apuesta «muy típica» llegada la Semana Santa que llama a los clientes porque es una «costumbre que los clientes acostumbran a pedir». El bacalao, definido para Aloso como una pieza «esencial» en el potaje de vigilia no podía faltar en su tapa estrella ya que, según explica «aquí lo tenemos a la órden del día».

La diferencia principal con la que se define este local para poder optar a los primeros puestos del concurso se basa en la elaboración. La forma de crear y confitar una tapa un tanto «atípica» ya que tiene «el toque» que lo hace diferente. «Está triunfando mucho y lo están pidiendo los clientes», asegura. Una tapa que ha conquistado los paladares sobre todo de los más mayores ya que para la gente más joven «no se arriesga tanto».

Luis de Merlo, encargado de la cocina de Marcela Vinos, presenta cheeck to cheeck. Una tapa compuesta por un pan «rock and roll» de patata relleno con un guiso de carrillera marcado a la brasa. Además, este pan está guisado con boletus y verdura, coronado con salsa de huevo frito con puntillas testuras de cebolla y un 'plus' que se le añade con la decoración.

Una elaboracción que confiesan «no ha sido »dificil de pensar«, ya que, su apuesta tenían claro que se decantaría por algo »jugoso« y »que te apeteciese comer«. Una tapa que »mancha« por necesidad ya que ahí está la clave. »Siempre ponemos una servilleta con ella porque «te tiene que saciar». Sin conformarse con participar aseguran que esperan un buen puesto ya que la tapa ha sido muy bien recibida por sus clientes. «Ha gustado mucho», asegura el chef que confiesa confiar en su apuesta.

«Esperamos seguir haciendo una tras otra», explica. Una apuesta por el que el local, ubicado en la plaza de San Marcelo número 9, tiene grandes esperanzas.

Jose Díaz presenta el secreto del mono. La apuesta del local Leña al mono, situado en la calle Cid número 8, adquiere el nombre debido a que su dueño confiesa «no sabía que iba a hacer». Un brioche compuesto por mayonesa de bacon ahumado, oreja a la plancha, patata y guindilla. Una apuesta «arriesgada» que aunque su elaboración es «laboriosa» es algo que los clientes conocen pero que su sabor «sorprende».

Comenzando por tostar el brioche y con un emplatado que no se puede complicar debido a la demanda de clientela, el recibimiento de esta tapa por parte de los clientes ha sido «muy bueno». «Les ha gustado un montón», confiesa el hostelero. Una imagen muy «instagrameable» con la que la parte «especial» reside en disimular muchas texturas y sabores.

La oreja, una parte esencial de la casquería, es uno de los platos que más puede chocar dentro de una tapa elaborada, pero para Díaz es una apuesta segura. Son muchos los clientes que se han acercado al local y tras probar su tapa, confiesan que «no les gustaba la oreja pero la tapa les ha encantado». Un sabor «complejo» que según se va comiendo, «va gustando más».

Manoli presenta el croissant roll de carrillera de cerdo ibérico. La apuesta del local Macondo, ubicado en la calle Serranos número 38.

Un bollo en forma de espiral hecho con una masa de croissant de mantequilla francés, relleno de carrillera de cerdo ibérico, con una salsa hecha a baja temperatura durante 60 horas. El bollo se cubre con una mayonesa trufada que hace que el sabor «explote».

La apuesta ha sido «muy bien recibida» por sus clientes ya que la mayoría se han vuelto a pasar por el local a repetir. Una calidad «cuidada» además de una estética y un tamaño considerable.

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