La quiniela de nuestros críticos para los Oscar

De cara a la gala, que tendrá lugar en el Dolby Theatre de Los Ángeles a partir de las 2:00 del lunes (hora española), nuestros críticos han escogido sus preferidos en cuatro categorías: mejor película, mejor director, mejor actriz y mejor actor.

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Si esta película fuera norteamericana, no cabría duda: sería la ganadora. Comedia exquisita y dolorosa sobre una familia pobre que se enfrenta al espejo de un clan adinerado para el que empieza a trabajar uno de los hijos. Lo más fresco, radical y revelador de este año ha llegado desde Corea del Sur.

Lo del veterano cineasta con 'El irlandés' es simplemente de premio. Netflix le ofrece hacer lo que le dé la gana y el cineasta vuelve a la mafia para descubrirnos con barroquismo que la política de Estados Unidos en el siglo XX, desde la muerte de JFK a la desaparición de Hoffa, siempre ha estado controlada por los grandes capos.

Hay películas que valen lo que su protagonista. Y esta es una de ellas. La biografía de la gran Judy Garland fue tan brillante en pantalla como desdichada tras las cámaras. Su 'biopic' necesitaba una actriz que transmitiera con credibilidad y honestidad esa bipolaridad y Renée Zellweger le pone carne a esta víctima del estrellato.

Aquí vamos a hacer patria. Pero no solo porque Antonio Banderas es uno de los nuestros, sino porque el actor compone un personaje que emociona y atrapa desde el sentimiento, la fragilidad y la complicidad en 'Dolor y gloria'. Su mejor trabajo en gran pantalla es este director alter ego de Almodóvar, al que se le reconoce en su personaje sin necesidad de imitarlo.

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La gran apuesta de Netflix, que ha desembolsado 160 millones de dólares para comprar prestigio, lustre y legitimidad a golpe de talonario tras acariciar la gloria con la candidatura al Oscar de 'Roma', de Alfonso Cuarón. La animadversión de buena parte de la Academia hacia las plataformas de streaming y su estreno limitado en salas comerciales amenazan con negarle a Martin Scorsese el reconocimiento que merecieron 'Casino' y 'Uno de los nuestros'. Con 'El irlandés' el director italoamericano cierra una trilogía que en su epílogo destroza por completo el halo de fascinación que envolvía a los protagonistas de sus dos obras maestras sobre la construcción de un país que ha crecido partiendo de los cimientos de la violencia y la corrupción moral.

La lógica dicta que los premios a mejor película y mejor dirección son indisociables pero el caso de 'Érase una vez en... Hollywood' merece una excepción. Si bien es cierto que el noveno largometraje de Quentin Tarantino no brilla por la radicalidad de su estructura ni rivaliza con 'Pulp Fiction' o 'Jackie Brown' por la riqueza de sus diálogos, en sus imágenes late el pulso de un director que ha depurado las señas de identidad de su puesta en escena con una maestría que va más allá de los gestos técnicos (esas grúas majestuosas con las que conecta escenarios y personajes en transición). Sirva como ejemplo una de las mejores secuencias de su filmografía: la visita de Sharon Tate/Margot Robbie a una sala de cine en la que Tarantino desata su cinefagia mediante un simple pero poético diálogo en contraplano entre la actriz y una pantalla en la que se proyecta 'La mansión de los siete placeres'.

Asusta la naturalidad con la que Saoirse Ronan acude a su cita bianual con las nominaciones a los Oscars, en los que debutó luciendo su papel de Briony Tallis en 'Expiación'. Doce años después se mide a Renée Zellweger (nominada por 'Judy') en la categoría de mejor actriz protagonista tras haber demostrado que ni entre el reparto de 'Mujercitas' ni en su generación existe otra intérprete que le pueda hacer sombra. En contra de la irlandesa juegan su juventud y el empeño de la Academia en premiar biopics afectados de lágrimas, mohines y sobreactuación pero si existe un mínimo de sentido común 2020 debería ser su gran año.

El margen es muy estrecho pero a Antonio Banderas le sobran méritos para colarse por el hueco que dejen libre los protagonistas de 'Joker' e 'Historias de un matrimonio'. No solo hay que fijarse en la inteligencia con la que ha sabido hacer suyo un papel que bordea el abismo del ridículo y la parodia sino su espléndido tour promocional por los late night shows de las grandes cadenas televisivas norteamericanas donde Banderas ha vuelto a demostrar que Almodóvar y el cine español son los valores más rentables y seguros para la difusión de la marca España

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No es la mejor película de Quentin Tarantino ni falta que le hace. Pero es a la que ha llegado este cineasta después de una soberbia trayectoria de casi tres décadas en la que ha conseguido un estilo único con títulos sobresalientes como 'Pulp Fiction', 'Reservoir Dogs' o 'Kill Bill'. Sin todo eso no existiría 'Érase una vez en... Hollywood'. Ahora ha querido rendir un bello homenaje a Hollywood y Hollywood debería recompensárselo y de paso otorgar un Oscar a uno de sus títulos, algo que siempre le ha negado.

Si por algo destaca '1917' es por la proeza técnica. Toda la película funciona como una orquesta excelentemente bien afinada gracias a un director que conoce la partitura mejor que nadie. Sam Mendes ha logrado que todo el equipo brille en esta película que conduce al espectador a las mismísimas trincheras.

Nada le gusta más a Hollywood que una transformación física, o un gran biopic, o la resurrección de uno de sus mitos. Zellweger lo ha hecho todo para ir sobreseguro en la carrera de los Oscar con 'Judy'. Se ha transformado en Judy Garland y ha dado un giro a una carrera que nunca ha sido demasiado considerada entre los académicos.

En manos de otro director este personaje hubiera podido rozar el ridículo o quedarse desdibujado. Phoenix consigue hacer olvidar a los anteriores intérpretes que se atrevieron con este antihéroe y le dota de una nueva dimensión social y política, que no ha dejado indiferente a nadie. Ver 'Joker' se convirtió en una obligación en 2019 (para dar el veredicto) y gran parte de la culpa la tiene Phoenix.

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Más allá de la chulería de rodarla en un (falso) plano secuencia, esta inmersión en la I Guerra Mundial a la manera de un videojuego ha encandilado al público de todo el mundo y funcionado estupendamente en taquilla. La ausencia de un discurso político o histórico logra que, con permiso de los alemanes, no moleste a nadie.

De chico rebelde, el autor de 'Pulp Fiction' ha pasado con 'Érase una vez en... Hollywood' a erigirse en defensor de una concepción del cine que corre peligro con la irrupción de las plataformas de internet. Reivindicar el cine libre y salvaje que tomó Hollywood a finales de los 60 y principios de los 70, jugando con algo tan escabroso como el asesinato de Sharon Tate, es toda una declaración de principios.

Hollywood adora las resurrecciones y los biopics de ídolos en horas bajas, así que la esforzada Bridget Jones convertida en una Judy Garland en la última fase de su carrera lo tiene cantado. La actriz llora, canta y aparece afeada en una impecable caracterización, pidiendo a gritos su segundo Oscar a los 50 años.

Quizá esté demasiado loco para Hollywood, pero al protagonista del 'Joker' ya le toca acariciar la estatuilla en su su cuarta nominación tras haber arrasado en todos los premios de la temporada, incluido los Globos de Oro. Pocos intérpretes podían haber encarnado mejor la alienación y la furia de un payaso demente sin talento impulsado por el odio a sus semejantes.

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Las tramas que se desarrollan durante la Primera Guerra Mundial no han tenido mucho reconocimiento en los premios Oscar y esta es la oportunidad perfecta. En una década donde las ganadoras en esta categoría han caído mayoritariamente en el olvido, '1917' sí tiene los mimbres de ser una cinta para recordar. Una cinta que ha llevado a las salas a gente amante o no de este género. Es, además, el tipo de cine en estado puro que gusta a los académicos, con sus dosis de acción y, especialmente, heroicidad.

21 años después de coronarse como mejor director por 'American Beauty' es el momento de revalidar el título. Si '1917' es una gran película es precisamente por la mano de la persona que está detrás de las cámaras. La elogiada apuesta de narrar una historia cámara en mano y, a ojos del espectador, en una sola toma, es la mejor hoja de méritos para convertirse en favorito. Pero hacerlo huyendo de grandes efectos especiales y centrándose en las historias personales es una virtud extra de la que carecen buena parte de estas producciones. Pocas veces se logra una empatía de estas características en las películas con trama bélica de telón de fondo. Y si eso no son motivos suficientes, ¿qué hace falta para ganar el Oscar?

Nunca había estado nominada y en esta edición lo hace por partida doble. Y aunque en la categoría de actriz principal compite con la incombustible Saorise Ronan (que ya suma cuatro candidaturas) lo tiene más fácil que contra Laura Dern en la de secundarias. La protagonista de la estupenda 'Historia de un matriomonio' consigue ofrecer los matices suficientes a su personaje para que el espectador se ponga de su lado y del contrario a lo largo del metraje. Un logro de la actriz y de la propia narrativa de la cinta que traslada esa incomodidad al espectador. Scarlett Johanson transmite verdad y emoción. Solo le queda para la pujanza al alza de Renée Zellweger ('Judy') durante las últimas semanas. ¡Tu puedes Scarlett!

A lo tonto es su cuarta nominación en los Oscar y ya toca. En su contra juega que sería volver a premiar el personaje de 'Joker', convertido en talismán para acceder a la temporada de premios (aunque en el caso de Jack Nicholson el fenómeno se quedó en los Globos de Oro). La magistral interpretación viene avalada por esas desconstrucciones que tanto gustan en Hollywood. En su contra, o a su favor, está el activismo del actor. Dependerá de si los Oscar quieren repetir la denuncia de racismo sistémico en la industria del cine que hizo el actor al recibir el Bafta hace unos días. En época de Trump, probablemente sí. Se ha llevado todos los premios de la temporada y quedaría este para completar la vitirina.

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Es la película del año, y ninguna de las otras siete nominadas consigue hacerle sombra. Ni el plano secuencia de '1917', ni la apabullante actuación de Joaquin Phoenix en 'Joker', ni el homenaje holywoodiense de Tarantino. 'Parásitos' parece una simple película que cuenta una historia tan redonda que solo cuando termina te das cuenta de lo enorme que es. La cinta te lleva por todo el repertorio de emociones humanas de la mano de las estrecheces y ambiciones de esta familia coreana, te atrapa y solo te suelta para demostrarte que no estamos tan lejos de ellos. Es todo lo que quiero ver cuando voy al cine.

Aunque mi apuesta sería Bong Joon-ho (le daría a él hasta el premio a mejor actriz), creo que la Academia optará por Sam Mendes y su '1917'. Las dos horas de la cinta bélica son una demostración de dominio del lenguaje cinematográfico, más allá del impresionante plano secuencia. El amanecer entre los escombros del pueblo francés, luchando por entregar el mensaje, quedará como una de las escenas míticas del cine.

Tres veces optó a los Oscar Saoirse Ronan y tres veces se marchó sin él. ¿Pero cuántas chicas de 25 años han estado siquiera entre las nominadas? La actriz destilaba talento ya en 'The lovely bones' y ha seguido su carrera sin huir de los papeles difíciles, repletos de emociones. En 'Mujercitas', Ronan consigue transmitir el desasosiego y el anhelo por vivir una vida diferente a la que tenían las mujeres destinada. Lo intentó con 'Lady Bird', lo conseguirá con su Jo March.

Apostaré por la sorpresa frente al previsible galardón para Joaquin Phoenix. Siendo excelente su interpretación, prefiero el desasosiego que transmite Adam Driver (y Scarlett Johansson) en 'Historia de un matrimonio'. Agraciado con la 'suerte' de no ser un guapo condenado a papeles de rompecorazones, etiqueta que ha lastrado a DiCaprio, Pitt y tantos otros, Driver confirma en esta película que es uno de los mejores actores de su generación. Imposible que no te desgarre su discusión con Johansson -incluso si tienes corazón de piedra-.

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Las encuestas hablan de un porcentaje escaso de posibilidades, probablemente se llevará la estatuilla un prodigio técnico sin alma como '1917', pero 'Parásitos' ya ha hecho historia colándose entre las nominaciones principales. No le pueden quitar el premio a mejor película extranjera y puede que le quite a Tarantino el galardón al mejor guión. Lo merece esta obra maestra sobre la destrucción de la conciencia de clase que bascula entre la comedia, el drama, el cine social y el terror.

Las quinielas pueden ser emocionales o racionales, barajando datos extracinematográficos. Bong Joon-ho es un genio, capaz de jugar con el lenguaje cinematográfico a su antojo e inducir al espectador sensaciones encontradas, pero lo tiene complicado frente a un efectista Sam Mendes que ha conseguidos que el makin of sea más interesante que la propia película. Ojalá Tarantino dé la sorpresa, su filme, 'Érase una vez en... Hollywood' cuenta con secuencias únicas.

No defiende un papel fácil en 'Historia de un matrimonio', puede parecer la mala de la película, una egoísta, fría aunque perdida. En realidad es la persona activa que toma las riendas de una relación que hace aguas para no ahogarse. Toma una decisión muy complicada, con un hijo de por medio. La conocida actriz emociona con los gestos mínimos, como también deja claro en 'Jojo Rabbit', con menos tiempos en pantalla.

Joaquin Phoenix es un actor sublime. No es la primera vez que borda el papel de un personaje desequilibrado, ahí está 'En realidad, nunca estuviste aquí', sin la necesidad de dejar de tomar unas pastillas. Su interpretación del mayor enemigo de Batman le debe mucho al Christian Bale de 'El maquinista', o al mismísimo Robert de Niro de 'Taxi Driver', pero algo tiene que ganar 'Joker', un auténtico fenómeno social. Todos los nominados están excelsos.

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Que una película extranjera gane el Oscar a la mejor película no es lo habitual, incluso existen miembros de la Academia que no se sienten cómodos con que largometrajes que no se han producido en suelo estadounidense se encuentren nominados. La película de Bong Jong-hoo es, simplemente, una obra maestra.

Si '1917' no se alza con el premio a mejor película, su director hará lo propio con el de mejor director. '1917' es ya mucho más que un célebre plano secuencia y Mendes ha tenido mucho que ver con ello.

¿Qué mejor que una historia de redención real? La vuelta de la actriz al celuloide bien le valdrá un premio a mejor actriz aunque la película no sea, ni de lejos, de lo mejor del año. Zellweger siempre será Bridget Jones por mucha 'Judy' de la que disfrutemos este año y Scarlett Johansson deberá esperar.

¿Alquien lo duda? Se ha paseado por todos los premios cinematrográficos de la temporada como absoluto vencedor con 'Joker'. La única pregunta que cabe hacer es: ¿cómo será su discurso -incendiario, sin duda- cuando recoja el galardón?

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Visual y artísticamente embriagadora, esta fábula dirigida por Bong Joon-ho, que se mueve entre la comedia picaresca y el drama, fue, sin lugar a dudas, la película más sorprendente del año pasado. Con la miseria y la pobreza como detonantes, la película pone el foco en una familia que sobrevive a duras penas. Cuando el hijo mayor empieza a dar clases particulares a una de las hijas de una familia adinerada, comienza una interrelación entre ambas familias no del todo sana. Ingeniosa y dura, la cinta traza un retrato de una encarnizada lucha de clases. Además, si se hace con la estatuilla es más probable que 'Dolor y gloria' se haga con el Oscar a la mejor película internacional. Ganamos todos.

Vaya por delante que la aproximación de Sam Mendes a la I Guerra Mundial con '1917' no me ha entusiasmado. Técnicamente es impecable, de eso no hay duda. Ese plano secuencia, de escala épica e inabarcable, es soberbio y solo puede ser ejecutado por alguien con una mano divina detrás de las cámaras y con una planificación sin mácula. Pero también es cierto que más allá de la proeza técnica, la película tiene un argumento pueril y vacío. En este sentido, el plano secuencia no hace más que acercar la obra a un videojuego de los años noventa, carente de profundidad. Sería justo que Mendes recibiera el Oscar a mejor director. Y ya.

Vaya clase magistral de actuación que se marca Scarlett Johansson en 'Historia de un matrimonio'. Y no es nada fácil porque la película cuenta algo tan sencillo y complejo como un divorcio. Johansson da vida a una actriz casada con un director de teatro y con un hijo que, llegado un punto, decide tomar otro camino, algo que llevará a ambos al extremo tanto en lo personal como en lo creativo. El crisol de emociones por el que se mueve la estadounidense es abrumador: de la negación a la furia, pasando por la rabia, la tristeza, la esperanza. Conmueve.

Será muy difícil que el malagueño se haga con el Oscar al mejor actor, pero si hay una vez que se lo ha merecido es esta. Banderas borda el papel de Salvador Mallo, un cineasta en su ocaso, alter ego de Pedro Almodóvar, que hace balance de su vida. Durante la cinta, las similitudes con el cineasta manchego están claras, pero hay un instante casi mágico y es esa rueda de prensa telefónica en la que Banderas transmuta directamente en Almodóvar, el Almodóvar público, claro. Lo único que pido es que no se lo den a Joaquin Phoenix por hacer, una vez más, un papel extremo.