La sección de Edificios Emblemáticos recala en este artículo sobre el Palacio Real de Enrique II. En esta nueva entrega desvelaremos la historia, fotografías, mapas e imágenes curiosas del recorrido del Palacio Real que existió en León.
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La cuestión es que es muy complicado encontrar un documento en el que el lector tenga, en uno o quizás en dos artículos toda la información y documentos gráficos sobre el Palacio Real.
Anques que nada, lo primero es situar el espacio descrito, para hacernos una idea de las dimensiones del Palacio Real en su Día. El Palacio Real de León, o Palacio Mudéjar fue una de esas grandes edificaciones perdidas, que lamentamos hoy no haber cuidado mejor. No fue culpa de ninguno de nosotros; ni siquiera de nuestros antepasados, quienes ya se habían encontrado con una gigantesca construcción medieval destrozada y en ruinas que convirtieron en el cuartel de la fábrica.
El espacio de este inmenso edificio estaría comprendido desde el palacio de Torreblanca, cruzando la Rúa y avenida Independencia por partes iguales hasta llegar al convento de las Concepcionistas. Ya nada queda de aquellos restos medievales, pues como ven en los mapas, incluso el trazado urbanístico ha cambiado también.
El solar donde está ubicado hoy el Emperador fue la fábrica de Hilaturas de Fernando VI muy relacionada también con los restos del Palacio, aunque fuera de las cercas medievales, construidas por Alfonso XI.
Como siempre que este Flâneur se introduce de lleno en una investigación, cabe destacar a los investigadores que nos han abierto las puertas del pasado. En este caso, han sido María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil, que recogen toda la documentación en un extenso libro sobre el Palacio Real de León que les recomiendo si quieren profundizar en su historia.
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Es bien sabido que en León hubo tres grandes palacios reconocibles internacionalmente. El primero de ellos fue el de Ramiro II, que como recordarán en nuestro paseo por Palat del Rey fue fundado como Monasterio dedicado a San Salvador y en honor a Elvira Ramírez, hija del poderoso Ramiro II.
En este primer caso, el monasterio estaba construido prácticamente en el siglo X, antes de que se levantasen las murallas o cercas medievales. Por lo que se encontraba, el Palacio de Ramiro II, en el centro de León. Sus dimensiones, aunque regias, no podrán competir con las del Palacio Real de Enrique II, quien utilizó gran parte del territorio extramuros, intramuros tras la construcción de las cercas defensivas, para levantar su lustroso palacio en 1371.
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Daniel Casado Berrocal
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Despuntaba el palacio, entonces, por encima de todos sus competidores, pues todo aquel rey o noble que pasara por León con intenciones diplomáticas, podría haber utilizado las estancias de Enrique II para su acomodo. Pero, ¿quién era Enrique II y por qué ordenó construir un bello Palacio Mudéjar en la zona limítrofe de un León medieval?
Enrique II fue el segundo hijo de Alfonso XI, quien se encargase de construir las murallas externas de León. Enrique fue rey de León desde 1369 a 1379 e inauguró, tras haber vencido a su hermano Pedro I, la dinastía Trastámara de la Corona Castellana. La situación incómoda que vivía Pedro I, y que había hecho sufrir a todos los leoneses quizás derivó e impulsó la construcción de ese Palacio Real, en un intento de preservar la monarquía y de erigir un monumento a los reyes, a los que habían de guardar un respeto inmaculado.
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Este Flâneur se permite el lujo de introducirse por las brechas de la historia para acercar al lector la leyenda de Pedro I, que cuentan que era tan cruel que ni su futura esposa, doña Blanca de Borbón acudió a su propio casamiento. Este abandono, del que se cuenta que Enrique II fue testigo, insufló el valor necesario a sus rivales para comprobar que Pedro I no era tan fuerte como muchos decían.
Enrique II entró en Castilla a través de Calahorra, para tomar después la ciudad de Briviesca. Se reconoce, según un documento recogido en la Real Academia de la Historia que Pedro I no era más que un tirano malo enemigo de Dios y de su santa Madre Iglesia.
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Enrique II seguía sin reconocer como rey a Pedro, su hermano, pues este argumentaba que ni siquiera eran hijos del mismo padre, Alfonso XI y María de Portugal, sino de un judío al que habían dado el cambiazo cuando María de Portugal había dado a luz a una niña en lugar de a un varón. Terrible historia que les comento en petit comité.
Como curiosidad, y ante este bulo que corrió como la pólvora por entre la población de Castilla y León, Enrique II se convirtió en un abanderado del antijudaismo tomando duras medidas contra las juderías de Burgos o Toledo, que ya prácticamente estaban bajo su control.
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Se dice de Enrique que fue uno de los más señalados príncipes que hubo antes y después; por su valor y gran constancia y prudencia conquistó aquel reino; y lo que fue de tener en las manos, los ánimos y voluntades de su súbditos, que le amaron y sirvieron como si lo hubiera heredado por legítima sucesión.
Dejando ya a un lado la figura de Enrique II, que muchos de ustedes seguro que no conocían, es menester hablar ahora del Palacio Real, que tuvo su máximo apogeo durante los siglos XIV y XV, cuando este era ocupado por los altos cargos del reinado de Enrique. Ahora bien, poco o nada resta de aquel Palacio, cuyos materiales lo conformaban el adobe, la tierra y alguna que otra piedra.
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En 1560 se sitúa en el Palacio Real la aduana de León o el llamado también como Puerto Seco para ser luego reconvertido a pósito o alhóndiga, como lo serían también las caballerizas y los chamizos medievales construidos sobre lo que hoy es el Museo de León o Pallarés.
Ahora bien; ¿qué fue del Palacio Real durante los siguientes siglos? ¿Saben ustedes de alguna personalidad famosa, por aquella época, que se alojase en el Palacio Real de León a su paso por la ciudad? ¿Desean ver cómo ha cambiado la orografía urbanística al ser eliminado, en la década de los años cincuenta, uno de los mayores edificios emblemáticos que ha tenido León?
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Sus solares fueron ocupados por construcciones actuales, que seguro que ya habrán reconocido en las fotografías pero, ¿qué ocurrió con la calle de La Rúa? ¿Qué acontecimientos llevaban a cabo los leoneses, a las faldas del Palacio Real y que conmocionaban a los animalistas de la época? Seguro que ya lo saben. Allí, en la calle General Lafuente se desarrollaban corridas de toros. Pero le dejo a mi buen amigo, el Odonista, la labor de contar esta historia. Mientras, yo me pierdo entre los imaginarios pasillos del Palacio Real de Enrique II, esperándoles, hasta la semana que viene, para conocer el artículo conclusivo con toda la historia restante de este Edificio Emblemático.
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