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Ya bien entrados en marzo, ha llegado el momento de culminar con una de las empresas más complejas que he realizado hasta la fecha como Odonista de la ciudad de León. Todas y cada una de las calles que durante estos meses he compartido con ustedes ha sido gratificante y la experiencia muy enriquecedora. Pero hoy, después de cinco semanas conociendo la historia de la inauguración de la estatua de Guzmán, diseccionando sus detalles, y aprendiendo sobre la figura del héroe de Tarifa, nos topamos con el punto y final de nuestra sección dedicada a Guzmán el Bueno.
Se van a encontrar, en este espacio, un sinfín de imágenes dedicadas a ver cómo ha evolucionado la plaza de Guzmán el Bueno, conociendo también sus curiosas historias. Nos contaba una mujer que durante los años cuarenta y cincuenta, el camión de la basura, que normalmente recoge hoy en día los desperdicios que depositamos en el cubo, no existía, y que dicho trabajo era realizado por un operario con un burro que empujaba un carro. Algo parecido ocurre con Pescados Gómez, que recorre la plaza de Guzmán el Bueno repartiendo su producto fresco.
En este acto, de Jura de Bandera, que tuvo lugar bien avanzado el año 1919, se puede reconocer un Guzmán el Bueno casi cubierto por la lona que a los organizadores del evento protegía del sol. El avión, que realiza la fotografía hace más de un siglo, nos permite ver, en la siguiente instantánea, una panorámica más extensa de los territorios de León.
Se observa, entonces, un Bernesga seco y un desnivel, que reconocemos ahora como el paseo de Papalaguinda, peligroso para el viandante y repleto de basura. Durante una de mis escapadas a las librerías de la ciudad, tuve un fortuito encuentro con un lector, en el negocio del siempre diligente Felipe, Oblomov, que les encomiendo visitar con premura, pues encuentra uno tesoros literarios cada vez que asoma la cabeza por su puerta. El caso es que José María, otro cliente, me aseguró que, cuando de niño jugaban por aquellos lares, observaba animales, que él reconocía como ratas, que bien podrían haber sido caballos por su altura y su envergadura.
Pero para historia curiosa la que comparte con todos nosotros, entre los que me hallo por mi desconocimiento del suceso, Javier Garnica. Es la de este mapa, datado en 1889. Poco se sabía entonces de que León iba a tener una estatua dedicada a Guzmán, pues la Orden se firmó allá por 1894. Pero algo ya se olían los leoneses, que representaron este punto, que les señalo con la brújula acusadora, en el que dibujaron la Estatua de Guzmán el Bueno.
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Daniel Casado Berrocal
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Ahora bien, nos apunta Javier, que muy conscientes de la ubicación de la estatua no eran, pues esa imagen corresponde al centro del paseo de Papalaguinda, donde ahora está el famoso Rectorado de la Universidad de León. Confundieron el lugar, pues diez años después, Guzmán el Bueno presidiría la plaza que comunica Ordoño II con Santo Domingo.
Estas vistas, desde el puente de los Leones y desde la Casa de don Valentín, hacen honor al tiempo en el que fueron tomadas. Durante las décadas de 1920 y 1930. Observemos que en la primera, el Sanatorio Miranda aún no estaba construido, y este data de 1931. En la segunda, ya más evolucionado el plantel arquitectónico, ya se reconoce el sanatorio.
También vemos la Casa de los Picos, cuya historia ya les ha narrado mi buen amigo, el Flâneur de León. Observamos, en las fotos anteriores, ahora tapado desde esta perspectiva por la de los Picos, un chalet que muchos dicen que perteneció a Diego Mella Alfageme. En realidad, el chalet de Alfageme se construyó alrededor de 1943, cuando tiraron el citado chalet, que perteneció a Francisco Ugidos Millán y que fue levantado en 1919.
En una vista más ampliada, observamos la construcción de la Casa Arriola, levantada en el año 1940. No me aventuraré a contarles nada acerca de la Casa, pues mi alter ego se enfadará conmigo. Espérense mejor al próximo lunes, pues él lo compartirá con ustedes.
Aquí la Sala de Fiestas Universal, que en su día yo confundiera con la Oasis. Nos cuentan, los que la visitaron, que era, por aquel entonces, el único lugar de León en el que se podía escuchar música en vivo y en directo desde todas partes de España.
Compartan su experiencia sobre la Sala Universal, que sin lugar a dudas, marcó el desarrollo de la plaza de Guzmán el Bueno.
Guzmán nos ha dejado también estampas tristes, como así lo atestigua ese neblinoso día de 1944, en el que se celebraron los funerales de las víctimas por el accidente ferroviario de Torre del Bierzo. La investigación de 2019 concluye que fueron alrededor de 100 víctimas, pero las crónicas de la época apuntaban a varios cientos más de fallecidos.
Siguiendo con la histórica Plaza de Guzmán el Bueno, aquí uno de los primeros vestigios de la Casa Arce, o Casa del Coño, por la exclamación que los sorprendidos viajeros expresaban cuando comprobaban su gran altura.
La Casa se levantó en 1946, tan solo unos años después del citado funeral, y aquí se puede ver, ya con sus vecinos eternos, el Sanatorio Miranda, y la Casa Arriola, cubierta de nieve durante la nevada de 1955. La Casa de los Picos, aún en pie, sería gran compañera de esta hasta su demolición en 1977.
Vimos, en 1964, pasear al Cardenal Landázuri por nuestras calles, en un flamante coche sobre el que saludaba a los feligreses de León, que aceptaban su visita, cambiándole el nombre a la Canóniga Vieja y bautizando la ya famosa calle en honor al Cardenal que con ilusión visitaba la ciudad en la que ya era muy reconocido.
No se crean que el progreso y el cambio es propio solo de nuestros días, pues en 1982 se incorpora, por primera vez, en la Policía Municipal de León, un grupo de seis mujeres. El titular de la noticia, eso sí, un poco desafortunado. Aún faltaba mucho que mejorar:
La plaza de Guzmán el Bueno, con sus fuentes, es la descendiente de varias primitivas, que fueron cambiando con el paso de los años. Esta instantánea, de 1956, nos recuerda la preciosa zona ovalada ajardinada por la que los viandantes circulaban, sin miedo a ser atropellados por los escasos coches de la ciudad. Vean ustedes, como este romántico Odonista, aún siente predilección por la mímesis arquitectónica, pues le recuerda, esta estampa, a la plaza de la Concordia de la ciudad de París.
Ahora, sí, el Chalet de Diego Mella aparece en la imagen, para recordarnos que será la última vez que disfrutemos de la vista de la Casa de los Picos y del citado chalet. Su color, nos da una idea de la bella estampa de la plaza de Guzmán el Bueno. Ustedes no sé si lo tildarían de belleza, pero sí de una carismática personalidad que pocas plazas en el mundo poseen.
Disfruten, ya sin mi mano guía, pues se despide este Odonista de la plaza de Guzmán el Bueno, de la actualidad de la zona, mucho más vanguardista en cuanto a sus edificaciones y repleta del tráfico usual a la que ya nos tiene acostumbrados.
Anhelen esos tiempos, queridos lectores y lectoras, pues son gloriosos y melancólicos, pero alégrense también de vivir en el presente, pues un día nuestros nietos contarán las historias que protagonizamos, para henchirse de orgullo, fama y gloria, igual que nosotros hacemos con los que ya no están.
Caminen, de mi mano, hacia la siguiente aventura de este Odonista, que no descansa y que no deja de compartir con ustedes la historia de León y sus callejuelas olvidadas.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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