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En este breve artículo conoceremos la historia de la calle Trastámara, y otras calles aledañas al barrio del Mercado, que cuentan con una curiosa historia o leyenda.
En realidad, todas las calles, afluentes al barrio del mercado, son dignas de mención por la gallardía de sus nombres, por las celebraciones que en ellas tienen lugar y por las leyendas que corren sobre los personajes que un día las recorrieron.
Por ejemplo, podemos recordar cómo el mismísimo Bernardino, Conde Rebolledo, prolífico escritor y diestro en la guerra de Flandes, donase, en nombre de su padre, el gran barco dieciochesco que se exhibe a la entrada de la Iglesia del Mercado.
La calle fue renombrada a comienzos de siglo debido a que anteriormente llevaba por nombre el de Travesía de las Concepciones, al desembocar en el brazo más alejado de la puerta del Convento de las Concepcionistas. Su odónimo, sin lugar a dudas, resulta en honor a la dinastía Trastámara.
Volvemos a Enrique de Trastámara; placer nuestro fuera conocerle durante el periodo de estudio y publicación de los artículos sobre el Palacio Real de León que competía con el Alcázar de Sevilla. La Dinastía Trastámara fue una importante casa real que gobernó durante varios siglos en la Península Ibérica, sobre todo durante el siglo XIV y XV.
Este infante, don Enrique, hijo de Alfonso XI de Castilla y Leonor de Guzmán, instauró el legado de la dinastía trastámara al recibir el nombre de Conde de Trastámara, una región de Galicia.
Este personaje histórico nació en 1333, y se levantó contra su hermanastro Pedro el Cruel, con el que se disputaba el trono de Castilla. Enrique derrotó a Pedro en la Batalla de Montiel en 1369 y se proclamó rey de Castilla, inaugurando así la dinastía citada.
El último miembro de la Dinastía que da nombre a esta frugal travesía de León fue la conocida Juana I de Castilla, o más sonado su apodo, Juana la Loca, quien se casase con Felipe de Austria y diera el trono a su hijo Carlos I de España y V de Alemania, dando comienzo a la Dinastía de los Austrias.
Este odónimo no es el más curioso del callejero leonés, pues al otro lado de la Plaza del Grano, en el mismo Barrio del Mercado, encontramos una de las calles más llamativas de León, la conocerán muchos de ustedes como la «Apalpacoños», que abre su suntuoso recorrido con la placa de nuestro buen amigo y escultor Juan Antonio Cuenca, sobre el santo Genaro Blanco Blanco. Sugiere este nombre que las actividades llevadas a cabo en el callejón carecían de moral y eran de actitud laxa, acudiendo a cualquier comportamiento disoluto para llevar a cabo un contacto explícito y sexual.
Este también llevó el nombre del Barranco del Maíz, y nunca tuvo tan buena apariencia como ahora, pues por su oscuridad y su estrechez, era mal mantenido y utilizado para cualquier tipo de acto obsceno o delictivo, lo que condujo a transformar la zona y a adecentar el pasadizo de cara a la limpieza del lugar.
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Daniel Casado Berrocal
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¿Qué otras calles conoce el lector con una curiosa historia y una leyenda que oculta su nombre? ¿Qué secretos se atreve usted a compartir con los lectores para arrojar luz sobre las calles de la bella ciudad de León?
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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