Villamanín sufre el argayo: «Oigo el ruido del tráfico desde casa»

«En estos publines no estamos acostumbrados y se nota». Esa es la sensación que se vive en las últimas horas en la zona de Villamanín. El incremento del tráfico derivado del corte de la AP-66, por el argayo que ha bloqueado ambos sentidos, se ha dejado sentir en las localidades por las que pasa la N-630, única carretera viable entre Asturias y León.

Ángeles de la Vega y Rosa Álvarez acuden como cada mañana a tomar el café al Ezequiel. «Tenemos que tener mucho cuidado en la carretera», explican. No existen pasos de peatones entre el pueblo y su principal restaurante y desde este domingo el número de vehículos y camiones es «enorme». «Más gente no hay, hay más tráfico. Es exagerado lo que se oye desde casa el ruido y antes no se oía», explican. Aunque para ambas lo más importante es que el desprendimiento de la ladera «no ha pillado a nadie» porque su problema tiene arreglo y solución.

También ha notado esta nueva circunstancia Sara Camacho. Ella vive en Villasimpliz y trabaja en el Ezequiel. «Se nota mucho el tráfico», narra, y no solo en cuanto al número de comidas que debe servir cada día. La salida desde su pueblo le ha costado «diez minutos» debido a los vehículos que circulaban hacia el puerto de Pajares. «Un día normal pillas un coche a lo mejor, pero hoy me ha costado incorporarme. Y para entrar va a pasar lo mismo», estima.

Otro «punto negro» que sufrirá el aumento de circulación es el cruce de Rodiezmo y Villamanín, un punto ya «conflictivo» con cuatro intersecciones.

El Ayuntamiento ha solicitado a Subdelegación del Gobierno que regule el tráfico en este paso. Recuerdan que el cruce de la N-630 y la LE-3503, que conecta el valle de Casares con el puerto de Aralla, sufre ausencia de iluminación y el desdoblamiento de la carretera.

Para evitar accidentes se reclama la construcción de la pasarela, tal y como se planteó en su día, o una rotonda que regule la vía.

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