Borrar
Las tres hermanas Carmelitas se despiden de Veguellina de Órbigo. Diócesis de Astorga
«Veguellina es nuestro pueblo. Confiamos en que Dios cuide la semilla que hemos sembrado»
Las Carmelitas se despiden de Veguellina de Órbigo

«Veguellina es nuestro pueblo. Confiamos en que Dios cuide la semilla que hemos sembrado»

Las tres religiosas que formaban la comunidad de las Hermanas Carmelitas de Veguellina de Órbigo parten a sus nuevas casas en Reus, Madrid y Burgos | «Sentimos irnos, pero la realidad de la vida nos lo impone»

Martes, 12 de diciembre 2023, 08:16

«Como dice el Eclesiastés, 'hay tiempo de abrir, de sembrar, de cosechar y de cerrar'. A nosotras nos toca en este momento confiar en Dios que cuida la semilla que se ha sembrado y partir de estas tierras». Con estas palabras se despedían las religiosas carmelitas de Veguellina de Órbigo tras 74 años vinculadas a la localidad. La casa seguirá sirviendo a la comunidad pero desde otra perspectiva. El Ayuntamiento prevé utilizar la planta baja para desarrollar actividades para jóvenes y niños del municipio.

Este mes de diciembre se cierra una historia que se remonta a marzo de 1948, cuando la semilla de crear en un pueblo de León la que sería la primera comunidad de Carmelitas fuera de Cataluña comenzó a germinar en la congregación. Cientos de historias se han desarrollado entre las cuatro paredes de la casa de Veguellina que cierra sus puertas entre la tristeza de un fin de ciclo y la satisfacción del trabajo bien hecho.

El 26 de noviembre la parroquia de Veguellina de Órbigo despedía en un sentido homenaje a las tres religiosas que por última vez habitaron la casa. Las hermanas Mª Camen, Rosalía y Pilar hacen las maletas para poner rumbo a sus nuevos hogares, pero llevarán siempre León en el corazón. «Para nosotras, Veguellina es nuestro pueblo», resumía en su discurso de despedida la hermana Mª Carmen Gil, que aprovechaba la tribuna para agradecer a todos los vecinos «el aprecio y el reconocimiento por la labor que con tanto cariño y generosidad hemos realizado las Hermanas». Un cariño que prolongan también a los pueblos limítrofes, donde residen familiares de algunas de las hermanas que han formado parte de la congregación y que todas consideran su propia familia.

Ultimando los preparativos y cerrando las maletas las tres religiosas se preparan para partir a sus nuevos hogares. Mª Carmen, burgalesa, ha vivido cinco años en la casa de Veguellina. Vinculada desde los once a la vida religiosa, pondrá rumbo a una casa de la congregación de las Carmelitas en Reus, donde ya estuvo a los 26 años. «Es una casa que tiene muchas más comodidades, estamos muy cuidadas y al lado del colegio. Aunque no tenemos competencias, ayudamos en lo que podemos, somos como las abuelitas de los niños», cuenta.

«La pena nos la causa tener que cerrar. La congregación lo siente mucho, pero es necesario»

La hermana Pilar es de Logroño y se irá a una casa junto a otras ocho hermanas en Burgos, mientras Rosalía, vecina de San Cristóbal de la Polantera, pondrá rumbo a Madrid para vivir en una casa de acogida de la congregación donde podrá seguir ayudando a la comunidad.

«Vivir en Veguellina ha sido una experiencia buenísima, la gente nos quiere muchísimo y siempre nos lo han demostrado. Nos piden que no nos vayamos, pero hay que hacerlo», explica por teléfono Mª Carmen. La casa, muy grande debido a todas las reformas y ampliaciones que experimentó a lo largo del pasado siglo para dar servicio a la localidad, no cuenta con ascensor ni con facilidades para unas mujeres mayores que ya no pueden mantener el espacio. «La pena nos la causa tener que cerrar, la congregación lo siente mucho pero es necesario», reconoce la hermana, que explica que la falta de hermanas más jóvenes, la mayoría en América y África, obliga a tomar la decisión.

Entrega de un cuadro de recuerdo a las hermanas Carmelitas.

En la Eucaristía de despedida a las hermanas, en la que estuvieron presentes el obispo de Astorga, Jesús Fernández, el párroco de la parroquia El Carmen de Veguellina, Etelvino Baños Herrero, el alcalde de Villarejo, José Manuel Acebes Alonso, y un numeroso grupo de vecinos y familiares, la superiora general, la hermana Mª Rosa Bernardo Llamazares, comunicaba oficialmente la retirada de la congregación de Veguellina. «La realidad de la vida nos lo impone y, aunque con dolor, la aceptamos con confianza porque sabemos que los caminos de Dios nos son nuestros caminos, pero todo sucede para bien».

De las primeras hermanas a las últimas

Repasaba Bernardo Llamazares la historia de la congregación de las Carmelitas en Veguellina. Una relación que se remonta a marzo de 1948 cuando unos familiares de la hermana Constantina Lanero preguntaron a la superiora general María de la Paz Bonet porqué la congregación no hacía alguna fundación fuera de Cataluña, poniendo de ejemplo Veguellina por el gran número de religiosas de la zona. Se iniciaron así las conversaciones con el párroco del pueblo y el obispo de Astorga de entonces, don Jesús Mérida, hasta que el 3 de junio de 1948 se solicitó formalmente erigir una nueva fundación en tierras leonesas.

El 9 de octubre de 1949 se inauguró la vivienda con las hermanas Constantina Lanero, Concepción Fernández, Elisa García, Rosalía González, Caridad Delgado, Gloria Ubierna y Cristina Acero. Desde entonces y a lo largo de los años, el espacio serviría de colegio, residencia, casa-hogar y guardería.

«Hemos sembrado en los surcos de estas tierras lo que el Señor nos ha ido pidiendo a lo largo de estos años. Él se encargará de cuidar la buena semilla sembrada en el corazón de tantos niños, jóvenes y mayores que han pasado por nuestras manos», concluía la superiora general en su despedida de una localidad que siempre tendrá un hueco en el corazón de las hermanas Carmelitas de todo el mundo.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias «Veguellina es nuestro pueblo. Confiamos en que Dios cuide la semilla que hemos sembrado»