Enrique Ferrero, jefe del Grupo Greim

«Los últimos fallecidos en la montaña eran hombres, de más de 60 años e iban solos»

Unos meses trágicos en las montañas de León en las que los rescates «son prácticamente diarios» y, como explica Enrique Ferrero, jefe del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de Sabero, «suele repetirse un perfil de montañero», que es «generalmente hombre, de entre 60 y hasta 75 años y que realiza solo la ruta».

Con el aumento de las actividades al aire libre durante la década de 1960 surgió la nueva necesidad de rescatar a personas accidentadas o extraviadas en áreas de montaña, y es por ello que en los 80 aparecen los actuales Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña en diferentes puntos del territorio nacional.

A lo largo de los años, el Servicio de Montaña se ha tenido que ir adaptando a las nuevas necesidades de la sociedad, evolucionando en la década de 1980 con el comienzo de actividades de barranquismo y en los 90 su actividad se extendió a cavidades subterráneas. Debido a la dificultad orográfica de las zonas de actuación, las acciones de rescate se realizan frecuentemente en colaboración con el Servicio Aéreo de la Guardia Civil, haciendo uso de su helicóptero.

«El 70% de los rescates se hacen con apoyo del helicóptero», explica Ferrero, «y de ese 70% un 50% se hacen con grúa». Los pilotos y gruistas son también guardias civiles «con funciones clave» en un rescate, ya que la grúa cuenta con «unos 50 metros efectivos» para poder ampliar así el rango de actuación y el helicóptero es «muchas veces imprescindible».

Utilizar o no el helicóptero «depende principalmente de la luz y la meteorología», ya que en España «nunca se usan helicópteros de noche». En el caso de que no fuera viable utilizarlo, los rescatadores utilizarían el medio más adecuado, «esquíes en invierno, coches o andando, depende del tipo de rescate», aclara el guardia civil.

Existe un protocolo de trabajo conjunto entre el Grupo de Rescate de la Junta de Castilla y León y la Guardia Civil, teniendo en cuenta una serie de criterios. «Hay unos criterios de proximidad, urgencia, estado de gravedad y operatividad», en base a ellos va un grupo u otro, aclara Ferrero, quien incide en que el Grupo de Rescate de la Junta cuenta con un único helicóptero para toda la comunidad.

Otra posibilidad es «trabajar juntos ambos grupos» de rescate en el caso de que la intervención sea compleja o haya una persona fallecida «ahí ya intervendríamos siempre nosotros como Guardia Civil, ya que habría que investigar causas etc.»

El número de intervinientes en un rescate depende sobre todo del tipo de rescate que se va a realizar. Generalmente, en los realizados en helicóptero intervienen un piloto, un gruista y dos rescatistas, por otro lado, si se realiza a pie se requeriría un mayor número de especialistas, «ya que habría que llevar al herido», por lo que el número ascendería a cuatro aproximadamente.

En el caso de que el rescate se efectúe en una cueva, los más complejos según el rescatista, el número de intervinientes «puede llegar hasta las 20 personas». Esto se debe a las estrecheces que obligan a «ir instalando por tramos» para poder sacar la camilla con el herido.

En la provincia de León «hay una diversificación brutal en cuanto a montañas». Esto complica la tarea de los rescatistas ya que, en ocasiones, son llamados de diferentes puntos de la provincia para rescatar a personas heridas o «enriscadas», es decir, situadas en un punto de la orografía en el que tanto descender como ascender supone un peligro.

El tiempo desde que el herido contacta con el Centro de Emergencias hasta que el helicóptero acude a rescatarlo es de «aproximadamente una hora o hora y cuarto», aunque hay matices en función de donde sea el rescate ya que en la zona de Picos de Europa «puede tardar hasta 5 horas si es una cueva modesta y hasta 36 horas si se complica, ahí ya se contaría en días». Una vez que el helicóptero está en el lugar del rescate se tardan «unos diez minutos en colocar al herido».

Aunque ocurren durante todo el año, son los meses de verano los que concentran la mayoría de los rescates «entre julio y agosto hacemos la mitad de rescates de un año», afirma Ferrero, quien contabiliza «en hasta 50» los rescates únicamente durante esos dos meses, que suelen acontecer «prácticamente cualquier día». Durante el resto del año, son los domingos por la tarde cuando se produce un pico, siendo clave la franja horaria de entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde.

La pandemia ha sido el punto de inflexión que cambió el tiempo libre y las necesidades de muchas personas, que se «echaron al monte» tras meses de encierro creando una tendencia «que no ha parado de aumentar». Sin embargo, como explica el rescatista, el problema recaé en la escasa preparación de quienes acuden «como novatos» al monte, y considera que alrededor de un 40% de los montañeros no cuentan con «buen calzado ni material o llevan excesivo equipaje».

Preparar la ruta, una tarea que para muchos es una lectura rápida la noche antes de emprenderla, debe ser algo «mucho más minucioso». El jefe del GREIM de Sabero asegura que el tiempo que invierte en hacer una ruta «debe ser el mismo que se debe dedicar a estudiarla antes», asegurándose de conocer bien el itinerario y adaptando todo al más débil del grupo, «sin separarse nunca».

Otras de las claves para evitar los accidentes inesperados es «la progresión en el aprendizaje». Muchos montañeros «pasan de caminar a hacer crestas de golpe», lo que aumenta el riesgo de peligro ya que debe haber una «formación constante y progresiva»

Ferrero remarca la importancia de evitar en la medida de lo posible «ir solos a la montaña», ya que aumenta el riesgo de accidente y es «muy peligroso». A su vez, lamenta el desconocimiento que existe sobre el uso de herramientas de GPS asociadas a la montaña y cómo muchos acuden «sin brújula ni mapas» por lo que acaban enriscados.

En el caso de Castilla y León, y tal y como confirmó el Servicio de Emergencias 112 de la Junta, hasta este momento no se ha cobrado ningún rescate, y tanto Guardia Civil como Gobierno autonómico insisten en la importancia de la concienciación en la prevención, ya que activar el Grupo de Rescate y Salvamento «no sólo supone un elevado coste», sino que implica que el recurso «no esté disponible para otro incidente que pueda suceder».

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