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Escobar de Campos, municipio con menos habitantes de la provincia. Rubén Fariñas
Tres municipios de León encarnan el rostro de la despoblación: «Aquí no vienen ni pagando»

Tres municipios de León encarnan el rostro de la despoblación: «Aquí no vienen ni pagando»

Han perdido en menos de 30 años a dos de cada tres habitantes y ya no encuentran trabajadores para obras básicas para su día a día, por lo que avanzan su sentencia de muerte: «Estamos condenados a desaparecer»

Lunes, 27 de enero 2025, 08:13

La crisis demográfica que atraviesa la provincia de León tiene rostro. Son los de los tres vecinos jubilados de Valbuena, los siete de Ciguera, los 15 de Remolina o los 10 de Las Salas, todos ellos en el municipio de Crémenes. Y lo son también los 19 nombres, muy pocos de mujer, que aún aguantan en Escobar de Campos, y solo uno en edad casadera.

La balanza de los últimos 30 años dibuja un panorama insostenible y ha escrito la sentencia de muerte en muchos pueblos leoneses. ¿Están condenados a desaparecer? La respuesta la tiene el alcalde con menos vecinos a su espalda de toda la provincia: «La pregunta no es dura, la pregunta es real. Estamos condenados».

Las peores cifras las encontramos en localidades que han perdido la mitad de su población desde 1996 como son La Antigua, Barjas, Castrillo de Cabrera, Cea, Crémenes, Destriana, Escobar de Campos, Gordoncillo, Igüeña, Izagre, Oencia, Quintana y Congosto, San Adrián del Valle, Santa María del Monte de Cea, Sobrado, Trabadelo, Truchas, Valdemora, Villablino, Villamol y Villazanzo de Valderaduey.

También hay brotes verdes como son Garrafe (+49%), Onzonilla (+35%), Santovenia (+35%), Valdefresno (+45%), Valencia de Don Juan (+33%) y Valverde de la Virgen (+89%). Y por encima de todos estos Villaquilambre y Sariegos que han doblado su población con incrementos del 164 y el 156%.

Francisco Javier Vega nos recibe en su despacho de Alcaldía, que también sirve de sala de reuniones y de salón de plenos. «Aquí ha pasado lo mismo que en todos los pueblos», reconoce. La población muy envejecida, con una media de edad que ronda los 75 años, y los jóvenes emigrando a otras ciudades como León han dejado un pueblo fantasma en Escobar de Campos. «Aquí se quedan los que han nacido aquí, los que ya no se van a mover y esto no se va a repoblar», reconoce el regidor del municipio más despoblado de la provincia y uno de los que más ha acusado esta crisis demográfica en las últimas tres décadas.

Francisco Javier Vega, alcalde de Escobar.

Escobar, ya en el límite con Palencia, contaba con casi un centenar de habitantes a finales del siglo anterior. Ahora, solo hay 31 personas censadas, un 65% menos que en 1996, pero es que, además, en el pueblo solo viven 19. Por ello, solo hace falta echar una cuenta de la vieja: «Estamos condenados a desaparecer nosotros y más pueblos del entorno. No sé si serán 20 o 30 años, pero estamos condenados».

Todo ello en un pueblo donde el vecino más joven -y el único- tiene 25 años y fue el último en nacer aquí. «Aquí no viene nadie. Otro chico vive en Sahagún y tiene una explotación avícola muy grande, pero el resto de 75 para arriba». Por ello, Javier no ve «posibilidad alguna» de recuperar su pueblo. «Es que no vienen ni dándoles dinero», insiste ante la opción de repoblar Escobar. No hay opciones laborales, no hay mujeres -solo residen cinco de los 19 que viven en las ocho casas abierta- y, sobre todo, no hay personal que trabaje. «Estamos bastante unidos, no tenemos problemas económicos, pero nos falta la mano de obra», lamenta.

Aspecto que presenta el centro de Escobar de Campos a las 12 del mediodía. R.F.

Crémenes, sin mano de obra

La falta de trabajo, la diáspora de matrimonios con hijos en edad universitaria y los jubilados con segunda vivienda también dibujan un panorama desolador para Crémenes, un municipio que vivía de la ganadería y en el que solo quedan tres explotaciones en 14 pueblos. Los pocos que resisten se dedican a la construcción. El resto, pensionistas.

Miguel Ángel Díez, pedáneo de Salamón.

Este municipio de la montaña leonesa contaba con 1.319 vecinos en 1996. Ahora solo son 511 censados, un 61% menos. El alcalde y presidente de la junta vecinal de Salamón, una de las localidades más despobladas, Miguel Ángel Díez, lamenta el declive de la zona. «Cada vez perdemos más gente y cierran más negocios que nunca reabrirán. Nos estamos quedando sin servicios y estamos a un año de que se jubilen muchos empresarios del sector», advierte ante el oscuro horizonte. No tienen electricistas, ni fontaneros, ni contratistas y ello deriva a «grandísimos problemas» para hacer las pequeñas obras que llegan de los fondos de la Diputación y la Junta. «Hoy en día, un oficio aquí es mejor que una carrera. Nos tiramos esperando por esos trabajos hasta tres años».

Valbuena, Ciguera o el propio Salomón son núcleos prácticamente fantasma de lunes a viernes. Hasta aquí se acerca algún retornado los fines de semana, insuficiente para mantener con vida al pueblo. En Lois, un taxi hace las veces de ruta escolar para llevar al único niño que vive allí; Las Salas se han ido todos menos Rosa; y otro más queda en Remolina; mientras, Argovejo y Crémenes resisten. «Yo me vine hace 30 años con mi padre y le decía que porque habíamos venido nosotros, si no esto queda desierto», lamenta.

Barjas y Camponaraya, los extremos del Bierzo

Se sienten «totalmente abandonados por las administraciones». «Es que ni nos miran», lamenta la vecina de Barjas, Esther García. Ella es una de los 145 habitantes del municipio que más población ha perdido en toda la provincia en los últimos 29 años, un 68%.

Echando la vista atrás, en 1996 eran un total de 457 habitantes lo que se contabilizaban en este municipio situado en la zona del Bierzo Oeste de la comarca, una cifra que ha sufrido una estrepitosa caída. Y es que son nada más y nada menos 313 los habitantes que Barjas ha perdido en poco menos de tres décadas hasta llegar a los 145 con los que contaba en 2024, lo que supone una pérdida del 68 de su población, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Carencias en materia de carreteras, comunicaciones y servicios esenciales, como los sanitarios, evidencian la caída de un municipio que encabeza hoy por hoy el ranking de los que más se han venido abajo en cuanto a población en los últimos años en El Bierzo.

En el extremo opuesto de la balanza berciana se sitúa Camponaraya. Este municipio situado en las cercanías de Ponferrada es el que ha sumado un mayor número de habitantes en los últimos 30 años. Cuenta en la actualidad con una población de 4.104 habitantes, lo que evidencia un aumento del 27,22%, 878 habitantes más que en 1996, según las cifras que recoge el INE.

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