«Empezamos a oírle aullar y nos extrañó, porque él solo ladraba», explica emocionado Diego Puebla. «Cuando llegamos nos dimos cuenta de que no era Wifi quién lo hacía». El pasado sábado 3 de febrero, la jornada de caza empezó con normalidad. Salce, una pedanía ... del municipio de Riello, cuenta con múltiples cotos de caza donde se desarrollan diversas batidas durante todo el año.
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Puebla y sus compañeros desarrollaron una batida de jabalí, en la que, tras disparar a uno de ellos, tres de sus perros salieron corriendo por la presa. Tras llegar al lugar donde se encontraba el animal, este se levantó y echó a correr. «Los perros salieron de la mancha detrás de la presa», explica el cazador que define la mancha como la «zona acotada y cerrada» en la que desarrollan la actividad. Tras minutos de su desaparición, el cachorro, que acompañaba a la hembra y al macho, volvía rápidamente.
La jornada comenzó a las 11:00 horas de la mañana, y los perros, que salieron corriendo tras la presa, desaparecieron pocas horas más tarde. En todo momento, controlados por GPS y localizados, sus dueños esperaban que estos realizaran una jornada de caza habitual. «Normalmente los perros corren por el monte ellos solos, pero cuando veíamos pasar las horas nos empezamos a preocupar».
El localizador, que según asegura el cazador «falla en zonas boscosas y de difícil acceso», consiguió ubicar a los canes. «Estaban corriendo en dirección al monte de Manzaneda», indica el cazador que ha asegurado que «todos los que conocemos la zona sabemos lo que hay ahí». Pero a pesar de ello, Puebla nunca imaginó que algo así podría pasar.
El vecino de Mora de Luna, su pareja y amigos comenzaron la búsqueda de los perros. A las 17:30 la hembra volvía al lugar, pero el rastro de Wifi en el GPS no se movía. «Pensamos que estaría cansado, había sido una jornada dura y no creímos que fuese algo raro». La pareja de Puebla tomó un camino diferente con un amigo suyo en la búsqueda del animal.
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«Escuchó aullidos y le pareció raro porque se iba acercando al lugar y no era algo que el perro hiciese normalmente», asegura el cazador que que ha recordado sus palabras. Pero su sorpresa llegó pasadas las 00:00 horas de la noche. «La ubicación ya no era exacta, era de noche y de imposible acceso para vehículos», asegura el cazador que recuerda que el camino más cercano se encontraba a 1,5 kilómetros.
Los pasos de los cazadores se acercaban al punto en el que se encontraba Wifi, pero los aullidos parecían alejarse. «Cuando mi pareja llegó al lugar, se rompió en pedazos al encontrar al perro», explica emocionado el cazador que recuerda cómo su pareja escuchaba los aullidos pensando que era el perro, pero eran lobos. Una manada había atacado al animal en apenas minutos. Solo e indefenso el final de Wifi ha impactado a todos sus compañeros.
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Lucía Gutiérrez
«Él era parte de mi familia», remarca Puebla tras indicar que «es un problema que va a repercutir en la sociedad». Y es que, los ataques de lobos se producen de forma frecuente. Una problemática que genera «enfermedades que se transmiten al rebaño».
Pero la denuncia de Puebla hace referencia no solo a la sobrepoblación de esta especie, sino también del conjunto de animales salvajes que «se están incrementando al protegerlos»: «Cuando los animales no tienen comida en el monte, bajan a buscarla», indica el cazador que ha destacado la «cantidad de accidentes» que diferentes animales salvajes producen al bajar buscando alimento.
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