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En los años 90 la localidad leonesa de La Robla contaba con 5.500 habitantes, en el 2000 esa cifra había caído hasta los 4.800 y una década más tarde a los 4.500 habitantes. En la actualidad, esta zona industrial por excelencia gracias a la actividad de la central térmica, apenas cuenta con 3.700 personas en su censo.
El declive poblacional es la consecuencia de una pérdida la actividad industrial en paralelo a la caída de la minería. Con el mineral plenamente activo de la térmica vivían cerca de 500 familias, 300 de ellas de forma directa.
Hasta sus calderas llegaba carbón procedente de las cercanas cuencas de Santa Lucía, Ciñera y Matallana en envíos realizados por carretera y a través de una kilométrica cinta transportadora.
Pero no era el único mineral que se quemaba. Sus 6.000 toneladas diarias de consumo obligaban a contar con mineral de importación llegado a través del ferrocarril desde el puerto de El Musel, en Gijón.
En detalle
Rubén Fariñas María Fernández
Leonoticias
La actividad era tan extraordinaria que La Robla destacaba como un núcleo de riqueza para la provincia.
Pero el adiós al carbón, su paulatina pérdida de rentabilidad industrial y los severos criterios sobre contaminación arruinaron un modelo ahora totalmente apagado.
La cara más visible de lo sucedido ha llegado este viernes cuando, tras dos años de inactividad, la térmica ha perdido dos de sus iconos con la voladura de las torres de refrigeración.
«La Robla va a acabar como Gaza; esto es un desierto, como el Sahara», lamentaba un vecino a leonoticias momentos antes de que la dinamita hiciera su trabajo convirtiendo dos torres en 9.000 toneladas de puro escombro. «Es una pena todo lo que ha pasado: la cementera, las minas y la térmica; solo queda el cemento», aseguraba otra vecina de la localidad.
Mientras las torres caían a plomo a unos metros los vecinos realizaban las compras en el tradicional mercadillo de los viernes. La vida sigue.
Sin térmica y sin industrias de renombre la comarca se aferra hoy a promesas que están en el aire. Enagás y Naturgy se han comprometido para impulsar en León la mayor planta de hidrógeno de España.
Un día para la historia
R. Fariñas M. Fernández
leonoticias
El objetivo es producir hasta aproximadamente 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, a partir de una planta fotovoltaica de 400 megavatios y un electrolizador de hasta 60 megavatios, para cubrir consumo local, inyección a red gasista y posibilitar una futura exportación hacia el noroeste de Europa.
Naturgy lleva años investigando en el desarrollo del hidrógeno y el desarrollo del proyecto en La Robla irá en paralelo a la construcción de enormes 'granjas solares' que deberán ubicarse en su entorno.
No hay plazos, ni datos sobre posible generación de empleo, pero sí se conoce que la inversión inicial podría superar los 250 millones de euros.
A otro nivel, mucho más modesto, se ubican proyectos vinculados con la biomasa y con la extracción de algún tipo de mineral de menor escala y alejados del carbón. Pero por ahí la generación de empleo apenas podría llegar al centenar.
«Estamos tristes, pero con la ilusión de una nueva etapa, de un proyecto nuevo para esa parcela que pueda generar mucho empleo y riqueza», asegura el alcalde de la localidad, Santiago Dorado.
Los vecinos, sin embargo, no son tan optimistas. «En 2007 se nos prometió una ampliación con ciclo combinado para la térmica, pero nunca se hizo», recuerdan.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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