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«Vamos de mal en peor». Nora, la directora de la Residencia de Mayores de Puente Villarente no esconde su preocupación. Ella es una de las trabajadoras que convive con los síntomas del coronavirus, obligada a coger una baja que impide el normal funcionamiento del centro.
Cerca de una decena de residentes del total de 77 personas que vive en este centro se encuentran aislados en sus habitaciones tras mostrar síntomas de Covid-19. De hecho, una trabajadora ha dado positivo confirmado en la enfermedad y siete se encuentran de baja.
En este momento piden ayuda. «Hemos hablado con la Gerencia de Salud para que se haga cargo e intervenga, así como con la Subdelegación del Gobierno», explica la directora, que espera respuesta.
La petición es sencilla: contar con las pruebas de diagnóstico del coronavirus. «Vamos a ciegas sin ellas», explica María Arias, una de las trabajadoras de la residencia.
Con el número de personas posiblemente infectadas en aumento, la residencia pasa los días a duras penas por las complicaciones que el Covid-19 está generando. «Tomamos la temperatura a los residentes y en base a eso decidimos», lamenta Nora, que sigue esperando pruebas y respuestas en esta situación de desamparo.
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