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Rubén Márquez recoge un pájaro de su jaula para enseñar en qué consiste su trabajo. Sandra Santos

La pajarería de Transilvania estaba en Villablino

Rubén regenta una tienda de animales con la que ha cumplido un «sueño» que empezó con mil pesetas encontradas en la Feriona

Martes, 26 de diciembre 2023, 08:18

Aquí no encontrarán extrañas criaturas ni exóticos animales que harían temblar a cualquiera, tal y como pregonaba el afamado doctor Granudo que muchos de los hoy conocidos como 'millenials' recordarán.

Quien se atreva a cruzar su puerta encontrará un humilde negocio por el que parece no haber pasado el tiempo. Tiene todo lo que necesita o, mejor dicho, lo que necesitan los clientes de este lacianiego que siempre vivió por y para los animales.

La Pajarería Rubén es una de esas tiendas que ya no es fácil encontrar en la provincia. Él mismo reconoce que este tipo de despachos están «en peligro de extinción». Sin embargo él estaba decidido a emprender en su tierra y apostar por el lugar en el nació y se crió.

Rubén Márquez nos recibe junto a su mujer Davinia en su humilde negocio en el que no cabe nada más, pero cabe todo lo que quieras encontrar. Dispone de una amplia gama de pienso y cereales, para animales de granja y de compañía, para completar la oferta de un punto de venta que intenta «mejorar cada día» para ofrecer «calidad» al consumidor.

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Tiene todo lo anterior y, por supuesto, pájaros, unos cuántos, quizá no tantos como uno de pueda imaginar, pero sí un surtido en el que predomina el canario de la variedad rizado del norte y los gloster. Trabajan por encargo y si le piden otra especie la busca y la trae.

Entre los animales más extraños que ha tenido en la pajarería se encuentra una iguana llamada Arlequín. «Era tremenda. Cuando la cogí la tenía miedo, pero luego la tocaba y la daba de comer a la mano». Se la vendió a un chico, aunque reconoce que llegó a cogerla el cariño «que solo se entiende cuando tienes mascotas».

¿Por qué pájaro empezar?

Este emprendedor montó su pajarería -sobre una ya existente y cuyo propietario se jubiló- en el año 2008. Atesora ya una experiencia de 15 años al frente de un negocio en el que cada vez son menos y al que la nueva normativa de bienestar animal va a complicar aún más su futuro. «Tuve la oportunidad de cogerla y he intentado mejorarla».

Su lema es «trabajo por y para el cliente» y él trata de garantizar que cualquier persona encuentre aquí lo que busca. «Me piden productos específicos, comida para este animal o este pájaro y siempre lo busco con una calidad o complementos que no encuentran en otros sitios». Y es que este es su medio de vida.

Una experiencia ya dilatada le permite aconsejar a los recién iniciados en el mundo de los pájaros que empiecen por un canario o un periquito, dependiendo si quieren que cante o no. Y lo vital para mantenerlos es garantizarles el agua, la limpieza y la comida muy saludable.

Una vida ligada a los animales

Rubén Márquez ha vivido desde pequeño ligado a la ganadería y a las mascotas. Le encantan los perros -cría mastines-, tiene ovejas, cabras y es canaricultor.

Empezó todo en la Feriona de Villablino. Allí se encontró mil pesetas y con ellas compró su primer canario. Desde ese momento a tenido decenas de ellas. «Me gustan mucho. Si veo que tengo alguno muy bueno, lo traigo a la pajarería para sentirlo cantar. Siempre he tenido pájaros».

Así es como este vecino de Villablino ha logrado cumplir un sueño que perseguía desde pequeño, cuando veía la Pajarería de Transilvania en su casa. «Me encantaba el programa y ahora tengo una. A veces me sale por TikTok cosas de esos dibujos y ahora soy yo el que la tengo». Le encantaban los pájaros, se hizo canaricultor y a sus padres les confesó cuál era su sueño: tener una pajarería. Un sueño que ha conseguido y en el que lleva despierto 15 años.

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