Los osos atacan las colmenas de Omaña y dejan pérdidas de más de 4.000 euros

La llegada del calor, el nacimiento de las abejas y el comienzo de la mejor época de producción generan que no solo los amantes de la miel sean los que ponen el foco en encontrar este producto de calidad, sino que también los osos busquen el mejor festín.

En Omaña, sus apicultores llevan semanas sufriendo la visita de estos ejemplares. Colmenas destruidas y miel que llama la atención de la llegada reiterada a su zona. Javier Melcón, apicultor del Valle de Omaña, tiene varios emplazamientos repartidos por las localidades vecinas.

Con tres ataques consecutivos en menos de una semana han sido 23 de sus colmenas las afectadas. En el primer ataque, fueron tres las colmenas dañadas, ubicadas en Quintanilla. En el segundo ataque, los ejemplares «no eran los mismos». Con las colmenas ubicadas a kilómetros de la localidad, cerca de Riello, el oso entró «arrasando» con toda la explotación. Una situación que Melcón no considera «extraordinaria» ya que, desde 2010, los ataques han ido creciendo con el paso del tiempo. Además, tras la situación del sector, el agricultor considera que «las pérdidas de estas semanas superan los 4.000 euros».

«Los emplazamientos se intentan proteger pero al tener tantos es imposible hacerlo con todos», añade. Soluciones «puntuales» en las que los apicultores se ven para poder proteger sus explotaciones.

«Estoy poniendo pastores en todas las colmenas para ver si así le cogen miedo», indica. Pero los ataques han sido notables también en las zonas con protección.

La llegada del calor y el crecimiento de la hierba complica la situación debido a que la instalación del pastor debe tener en cuenta un lugar limpio para evitar posibles saltos de chispa sobre la hierba. Con un total de 12 explotaciones cubiertas por pastores, el gasto económico suma no solo las colmenas y la producción afectada, sino también su protección.

«Los forestales acuden nada más que les llamas», remarca Melcón. Un acto «rápido» que nada tiene que ver con la «tardanza» con la que la Junta de Castilla y León paga las indemnizaciones. El apicultor asegura estar cobrando actualmente las pérdidas generadas hace cuatro años: «Nos están pagando deudas de 2020».

Cada colmena puede llegar a generar pérdidas que se estiman entre los 80 y 150 euros, pero si tienen alza podrían alcanzar los 200 euros. Una situación «incontrolada» y que «puede ir a peor» con el paso de los años.

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