Una denuncia vecinal y una larga investigación: así se desmantela un narcopiso en León

Todo empieza con una denuncia que, como apunta Roberto, nombre ficticio del jefe de la Unidad de Estupefacientes de la Policía Nacional de León, suele ser anónima. Tras recibir esta información, procedente de fuentes propias pero, en el 90% de los casos, de quejas vecinales, comienza una investigación hasta poder desmantelar estos inmuebles.

Una vez efectuada la denuncia, la Policía comienza a «comprobar los hechos». Esto consiste, como explica Roberto, en vigilar el inmueble denunciado para ver si acude gente «ajena al bloque» que pasa «menos de cinco minutos en el lugar». Este «trasiego» de gente ajena al domicilio suele indicar que es «positivo» y que, en efecto, se trata de un piso dedicado a la venta de sustancias estupefacientes.

Otros de los aspectos a tener en cuenta es controlar el nivel de vida de la persona investigada ya que la mayoría no cuentan con un «trabajo legal remunerado». Se vigilan aspectos tales como hora de levantarse por las mañanas, tipo de ropa que utiliza, ocio del que disfruta… para ver si se aprecia un nivel de vida que no sea «compatible con no trabajar en nada».

Cuando los investigadores policiales cuentan con indicios suficientes, estos pasan a la autoridad judicial, quien será la encargada de valorar si es «conveniente o no» acceder al inmueble. Roberto recuerda que esto «no es fácil», puesto que, de acuerdo con el artículo 18 de la Constitución Española de 1978, el domicilio es «inviolable» y queda prohibida toda entrada o registro sin consentimiento del titular o resolución judicial.

El tiempo que se tarda desde que se interpone una denuncia hasta que se solicita la autorización es variable y depende, entre otros aspectos, de como «eluden a la Policía» los moradores del inmueble. La diligencia de los agentes es fundamental para recabar lo antes posible estas pruebas, pero cada caso es diferente y, como concluye Roberto, «no hay un tiempo establecido».

Con la resolución judicial en mano se procede a acceder al domicilio. Una vez dentro, lo principal es «intervenir las drogas» y, junto a ellas, cualquier efecto que sea «susceptible de proceder del tráfico de estas». Esto incluye armas de fuego y otros objetos como vehículos o joyas, que son decomisados, y que pasan a tener una segunda vida.

Como explican desde la Unidad de Estupefacientes de la Policía Nacional, los narcopisos causan un «sentimiento de inseguridad» entre los ciudadanos y, sobre todo, en los propios vecinos del lugar. No solo por «las drogas que se mueven», indican, sino porque suelen llevar «delitos anexos» producidos por los propios compradores y consumidores, como son los «robos vecinales».

El aumento de estos inmuebles, relacionado directamente con el aumento del consumo de drogas en la provincia, hace hincapié una vez más en la necesidad de la «formación y educación en prevención de drogas», como inciden desde la Policía Nacional de León. Aumentar los recursos y la ayuda social a las personas adictas para que puedan salir de ahí y comenzar a una nueva vida.

• Temas
• Policía Nacional
• Droga