Una legislatura más, el proyecto de autovía entre La Espina y Ponferrada regresa al debate. En plena descarbonización y cuando ambas comarcas batallan por frenar la desertización demográfica que dejó una minería que expiró o libra el último asalto, los gobiernos regionales de Asturias y ... Castilla y León buscan juntos una conexión que vertebre y dé vida estos territorios y los resitúe para bien en el mapa. Sea, o no, una autovía.
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Mientras, conectar el suroccidente asturiano con Toreno y así enlazar con la A-6 continúa siendo una odisea que obliga a serpentear demasiado tiempo por tramos de carreteras estrechas salpicadas de baches. En suelo leonés, se rueda por la CL-631 y la CL-626, entre Ponferrada y Caboalles de Arriba. Los usuarios sortean distintos tipos de vías: un desdoblamiento, una autovía y una carretera comarcal. Desde el enlace con Cerredo, ya en Asturias, se circula por la AS-15, la carretera regional de nombre pero comarcal de diseño que servirá de nexo con La Espina, en Salas.
En el lado asturiano, el viaje arranca sobre una promesa aún no cumplida: la llegada de la autovía a La Espina. Hoy se ejecuta el tramo Cornellana-Salas y avanzan las obras para dar luz verde a la segunda calzada hasta La Espina, que muere en El Regueirón. «Deberían concretar los planes con proyectos y acompañarlos con partidas presupuestarias y plazos», dice el regidor de Salas, Sergio Hidalgo.
Así las cosas, el tramo de este proyecto que se pretende revitalizar discurriría por el denominado Corredor del Narcea. Una AS-15 que en los últimos años ha ido sumando tramos rehabilitados con partidas plurianuales siempre cortas. Al acondicionamiento entre el cruce de La Florida, en Tineo, y Cangas del Narcea -1,04 millones de euros- habría de seguir el último, que concluyó a principios de 2020 y mejoró el firme entre Fondos de Vega y Cerredo, en Degaña, de apenas 1,1 millones. Parcialmente.
Sin embargo, entre ambos tramos quedan actuaciones pendientes. En Cangas del Narcea, el paso por tres travesías obliga no solo a aminorar la velocidad más por supervivencia que por el imperativo legal. La primera de ellas, en el kilómetro 61, en Llano, está salpicada de baches que comienzan a dibujarse a la altura del puente de acceso a Santa Eulalia. Algunos parecen cráteres, y es posible apreciar las diferentes capas de asfalto con las que han ido parcheando el problema. A apenas cuatro kilómetros, en La Regla de Perandones, la situación se repite. Y lo mismo sucede en Cibuyo.
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A ello se suma la supuesta mejora del tramo que discurre entre Larón y Fondos de Vega, en Degaña, que el Principado esperaba licitar este año. A día de hoy, el proyecto «está en vías de aprobación. La obra se lanzará en cuanto se abra el ejercicio contable», asegura la directora general de Infraestructuras, Esther Díaz.
El kilómetro 80 supone todo un reto. La vía se estrecha en una curva que custodian dos viviendas del pueblo de Rengos, donde los baches tampoco lo ponen fácil. A su paso, los camiones se ven obligados a ocupar parte del otro carril. «El firme está en pésimas condiciones y los coches pasan como bólidos. Deberían poner bandas para obligar a frenar. Es un peligro. Te siegan a la mínima», asegura el vecino Ovidio Cuervo.
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Entre el cruce de La Viliella y el mirador del Oso se encuentra el otro tramo de la AS-15 que requiere de pericia de piloto de rally al volante. La vía se estrecha, los arcenes no existen, los baches conviven con blandones y las señales advierten de tramos con peligro de desprendimientos.
Desde Ponferrada el periplo se inicia en la CL-631, una carretera de doble plataforma, con dos carriles por sentido, sí, pero con la obligación de circular a 50 kilómetros por hora, con varios semáforos y pasos de peatones hasta llegar a Cubillos del Sil. Los conductores no entienden por qué se les obliga a circular a esa velocidad por una vía de esta capacidad.
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Tras un tramo «interminable», una rotonda permite enlazar con la autovía que une Cubillos con Toreno durante 14 kilómetros que fueron inaugurados hace ahora 20 años. Por el camino se quedaron promesas de una vía de alta capacidad entre las capitales de las comarcas de El Bierzo y Laciana.
La carretera continúa por Toreno, atravesando, cómo no, todo el pueblo, y sigue hacia Matarrosa del Sil, entre explotaciones mineras cerradas. Este tramo hasta Páramo del Sil hace recordar las carreteras de mediado el siglo XX, lleno de parcheados, baches y curvas cerradas, aunque dispone de una anchura aceptable. Pasado el desvío hacia Páramo, la situación cambia gracias a la última actuación.
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El alcalde de Páramo del Sil, Ángel Calvo, es consciente del impulso que supondría para la comarca la llegada de una infraestructura acorde a los tiempos. «Queremos algo digno, que donde sea autovía lo sea y donde no, al menos una mejora considerable», afirma, al tiempo que insta al Principado y la Junta, así como al propio Estado, «a ir de la mano».
La CL-631 sigue su trayectoria hacia Palacios del Sil, donde se encuentran dos de los puntos más estrechos de la vía: uno en Corbón del Sil y otro, en Cuevas.
En la carretera que va desde Villager de Laciana hasta al municipio de Degaña (CL-626) finaliza la última mejora ejecutada por la Junta de Castilla y León, con una inversión de 2,5 millones de euros. Se trata de una carretera estrecha, con muchos baches, sobre todo, en Caboalles de Abajo y Caboalles de Arriba.
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Pero existe otra alternativa antes de poner rumbo a Degaña. Un trazado que entra dentro de los planteamientos de los dos Gobiernos autonómicos: la antigua carretera minera construida para transportar el carbón desde la explotación de Cerredo a la central térmica de Anllares. De titularidad privada, los Ayuntamientos luchan para que cada comunidad autónoma asuma su parte de la vía. El alcalde de Palacios del Sil, Roberto Fernández, considera que lo primero «es conseguir esa propiedad. A partir de ahí, si es autovía, vale, pero si se conserva esa carretera también nos va a venir bien. Pero, paso a paso». Será una tramitación compleja.
Esta opción, en cambio, no satisface al regidor de Villablino, Mario Rivas. «Si se trazara así nos dejaría totalmente aislados de la autovía. Todos esos gallegos, todos esos bercianos que ahora pasan por Villablino para ir a Asturias se meterÍan por allí y evitarían pasar por Villablino, cosa que creemos que no es buena», explica Rivas, para el que «se tendría que estudiar la posibilidad de que hubiera un enlace directo a Villablino».
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Hoy la vegetación se come los arcenes de esta carretera, con el firme sembrado de socavones excavados por la nieve y al hielo, pues se trata de una carretera de alta montaña. Precisa de un mantenimiento integral que, en la actualidad le procuran los consistorios de ambas vertientes de la cordillera.
«Es la mejor opción para Cerredo y para la comarca. Ahorras más de veinte kilómetros», asegura el vecino de Cerredo José Barrero, que explica que la vía es muy utilizada para enlazar con la A-6. No duda de las posibilidades que abriría y cree que las administraciones, sobre todo la estatal, deberían ponerse manos a la obra. «Es la opción más viable. Es más ancha que la otra, la que sube al Alto de la Collada. Además, está mejor para la circulación, incluso para el transporte», argumenta. «Mejorarla nos daría la vida», concluye este vecino de Cerredo.
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Una visión que comparte el alcalde de Degaña, Óscar Ancares, que defiende el potencial de la vía, pues «es la salida más cercana a la Meseta y puede atraer inversores. Nos puede dar luz».
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