Cabezón de Pisuerga: aldea vaccea con un muy destacado Belén Viviente

Cada Navidad, visitar el Belén Viviente de Cabezón de Pisuerga es un auténtico regalo para los sentidos. Un centenar de personas representan y mantienen viva la tradición desde hace 42 años mejorando y ampliando escenarios, entorno, decorados, detalles y vestimentas. Todo se desarrolla en el cerro de Altamira, con representaciones teatralizadas de los cinco pasajes de la Navidad a las que acuden miles de personas, ambientadas gracias a la labor y el empeño de la Asociación de Amigos del Belén viviente de Cabezón. Destaca por su matiz castellano dentro del entorno natural, con decenas de figurantes que lo hacen único. Fue declarado Fiesta de Interés Turístico Regional en el año 2004.

Dentro de la historia y tradición de los cabezoneros importante poso dejó el asentamiento de los vacceos en el siglo II junto al río Pisuerga, en un lugar estratégico comercial y defensivamente hablando. Cada año, los vecinos de Cabezón representan los episodios vividos en aquella época, convirtiendo el primer fin de semana de agosto en una auténtica fiesta, preludio de las fiestas patronales de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque a mediados de ese mes. El Mercado Vacceo sirve para atraer visitantes y disfrutar del pueblo, su entorno y gastronomía típica. Por San Roque se celebra un descenso en barcas por el río que tiene gran éxito de participación y atrae mucho público.

Otra representación digna de mención se basa en revivir los actos bélicos acaecidos entre 1808 y 1812, en la Guerra de la Independencia. La batalla trajo implícita el peor suceso para el pueblo de entonces, la voladura del tercer ojo del puente sobre el río a manos del ejército francés, para impedir el paso de las tropas enemigas.

Típica es la 'Entradilla de Cabezón', que se bailaba hace siglos por San José Obrero, en San Roque, siempre que hay algún acto importante en Cabezón y a los novios que así lo desean en sus bodas. Lo bailan siempre los componentes del Grupo de Coros y Danzas Castiella, que el próximo año cumple sus bodas de oro. El ritmo y la ejecución presentan suma dificultad por los giros y el ritmo quebrado.

Otras costumbres con arraigo que recuerdan los mayores de Cabezón son las danzas de palos en honor a la Virgen del Manzano, de cuya imagen había un altar en la ladera del cerro de Altamira. En tiempos de vendimia los cabezoneros cantaban camino de Cigales 'Las barandillas del puente', como recuerdo a su joya más querida, su puente medieval.

Singular tradición tiene también el cochino de San Antón, que alimentaban entre todos los vecinos en la alberca del pueblo para posteriormente disfrutar de sus viandas tras reparto entre todos.

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