El secreto de la Catedral de Astorga: un espectáculo de luz

La Catedral de Astorga guarda un secreto que se revela en un momento muy concreto cada año. Solo entre mediados de diciembre y principios de enero, sobre el retablo mayor, obra del escultor Gaspar Becerra en el siglo XVI, un fascinante efecto de luz ilumina las representaciones de la Asunción y la Anunciación de la Virgen María, justo en torno a las cuatro de la tarde y hasta el día de Reyes.

Este fenómeno, descubierto y estudiado por el historiador José Puente Martínez, resalta la meticulosa precisión con la que los maestros de la época diseñaron este diálogo entre arquitectura, fe y naturaleza.

José Puente Martínez ha descubierto este fenómeno, la Asunción de María recoge en sus manos la luz procedente del óculo situado al extremo de la nave mayor para después enviarla a las de la Virgen María, coincidiendo con el día de su fiesta, el 18 de diciembre.

El estudio, publicado por la editorial Sílex, detalla cómo esta iluminación coincidía en el pasado con los oficios solemnes de vísperas durante el Adviento y la Navidad, cuando el Coro de la Catedral entonaba cánticos acompañado por el órgano, y la ciudad celebraba procesiones de gran fervor, documentadas incluso a distancias de hasta cuarenta kilómetros.

El fenómeno lumínico no sólo evidencia la maestría técnica de los artistas renacentistas, sino también el profundo simbolismo y la sensibilidad estética de una época que sabía aprovechar la luz natural como un recurso artístico y espiritual. Hoy, como antaño, este espectáculo conecta al visitante con la belleza y el misterio de la fe, uniendo pasado y presente bajo la misma luz.

Este efecto pone de manifiesto tanto la capacidad técnica de los maestros que diseñaron el fenómeno lumínico como la sensibilidad y gusto entre finales de la baja Edad Media y la Edad Moderna por la iluminación natural como un elemento más sumado a la arquitectura.

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