El 10 de abril de 2020 iba a ser uno de los días más especiales de su vida, poniendo en la calle como abad la Procesión de los Pasos, en otro Viernes Santo en León marcado en rojo para la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Sin embargo, solo seis días antes, el 4 de ese mismo mes, se encontraba enterrando una caja sellada en cuyo interior se habían entregado el cuerpo de su madre. La pandemia supuso el peor golpe posible para Tomás Castro, un empresario vinculado al sector de las nuevas tecnologías que sufrió con el confinamiento por la covid-19 el inmenso dolor de no poder despedir a sus seres queridos.
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Han pasado cinco años y la herida aún no ha cicatrizado en su corazón. «Te queda un sentimiento de vacío que te genera incomodidad y te revuelve el interior. Necesitas tiempo, que vaya pasando, pero nunca pasa porque siempre te queda el recuerdo de si podía haber hecho algo más», reflexiona un lustro después de unos días sobre los que se sigue planteando «haber luchado contra el mundo y haberme llevado a mi madre y no dejarla ahí».
Tomás Castro
Empresario leonés
El 2020 y el coronavirus siempre estarán grabados en el lugar «nada agradable» de la memoria de este leonés. Su madre sufría una lesión en diciembre que la impedía cuidarse sola y optaron por llevarla, junto a su padre enfermo, a un centro de mayores. En febrero, antes de que la pandemia estallase, fallecía su padre. Y el día que empezaba el confinamiento fue a recoger a su madre a la residencia de donde ya no le dejaron llevársela. «Me decían que no podía, te ponían negativas y que era mejor que estuviera allí». Todo ello le generó una impotencia que tiene inmortalizado en un vídeo que se resiste a ver: «Fui con una mascarilla usada que conservaba de mis hobbies de ebanistería y carpintería y no me dejaron pasar de la puerta. Nos vimos en la distancia, como si fuera la cárcel. Y me fui esperanzado con que ella se encontraba bien y segura».
De ese 14 de marzo en adelante todo cambió. La semana siguiente, su madre enfermó de Covid-19, ingresó en el hospital y falleció el 4 de abril. De esas fechas solo conserva imágenes que le enviaban amigos que trabajaban en el hospital y un triste recuerdo: «Nunca sabré quién está dentro de un ataúd que sellaron, junto con muchos más, y que un día me entregaron para enterrar diciéndome que allí estaba mi madre». Fue una mañana frío y lluviosa, en un cementerio al que acudieron él, su mujer Raquel y sus dos hermanas junto al sacerdote Manuel Fláker -director nato de la cofradía de la que Tomás era abad-. «Estuvimos los tres bajo un mismo paraguas enterrando a mi madre; y ahí se quedó».
Tomás Castro
Empresario leonés
El reto personal que le planteó la pandemia fue «lo más difícil y doloroso» de un año en el que se había convertido en abad de Jesús, la cofradía más popular de León. A su paso titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno, sigue acudiendo para hablar «varias veces por semana» y resguardarse en la fe para saber que sus padres están con él. «Ellos están bien. Están en una dimensión en la que el Nazareno existe y allí son felices». Es la reflexión que sigue haciendo cinco años después de aquel fatídico marzo de 2020 y es algo que le «consuela» ante el resentimiento de «no haber podido estar al 100 por 100 con ellos en esos momentos».
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A Tomás Castro le tocó una ardua tarea con el confinamiento. A su labor como hijo de padres con 86 y 92 años, tuvo que unir el liderazgo de una empresa «esencial» con 130 empleados a su cargo; también tuvo que poner en marcha una serie de actividades para el sector tecnológico a nivel nacional al ser presidente de la Confederación Nacional de Empresas de Tecnología y de la Agrupación Empresarial de Ciberseguridad; y también mantuvo activa una centenaria cofradía de 4.500 hermanos que le mantuvo como abad durante dos años -solo había ocurrido previamente en la Guerra Civil y la República-.
Con su empresa Proconsi vivió la única cara amable de la pandemia. Su sector ha adelantado «entre seis y ocho años», según un estudio, gracias al acelerón que dieron las nuevas tecnologías de la mano de los fondos europeos. Aquel marzo de 2020 dejó claro que el futuro pasaría por Skype, Zoom o Teams, plataformas que permitieron mantener la comunicación con amigos y seres queridos y que la actividad siguiera adelante de forma telemática. «A nivel empresa, me tocó afrontar un proceso de cambios en la gestión y sistemas de ciberseguridad para poder trabajar desde casa». También lideró reuniones con la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y con la de Inteligencia Artificial y Digitalización para «salir a dar servicio al mundo empresarial sin virtualizar» y enseñar plataformas a todo el territorio. Proconsi ha crecido en este lustro al acelerarse la adquisición de tecnologías en la sociedad, tal y como explica Castro: «Antes de la pandemia, nos costaba un montón explicar que había que tener dos servidores, uno espejo de otro; temas de ciberseguridad o procesos en la nube; si tenías diez clientes, solo uno entraba. Con la pandemia, todo el mundo lo vio claro».
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Tomás Castro
Empresario leonés
Y en la cofradía también pudo aplicar su conocimiento y miró hacia adelante para sostener el alma nazareno de León. «Hubo que reinventarse. Empecé a hacer juntas de seises por plataforma, eventos que se basaban en la imagen y el streaming y si no podía abrir las puertas de Santa Nonia -sede de la penitencial- pues sacábamos al Nazareno fuera y los ciudadanos pasaban a dejarnos flores y velas». Una experiencia que tuvo su momento culmen en septiembre, aún con numerosas restricciones y toques de queda, cuando tras solicitar varios permisos pudieron hacer un traslado de Nuestro Padre Jesús Nazareno desde la iglesia del Mercado de regreso a Santa Nonia. «Fue a las 7 de la mañana, para que no hubiera público». También lo lograron asomando el paso al atrio de su capilla en el Viernes Santo de 2021 en un acto «que no se puede explicar, hay que vivirlo».
Un sentimiento que en el caso de Tomás quedaba envuelto en la pérdida de sus padres y una época de noticias deprimentes que acabó causando «una gran bomba nuclear» que estalló en sus adentros.
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