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Asustado aún y dejando claro que se ha sobrepasado una «peligrosa barrera», el vocal de la Junta Vecinal de Navatejera y portavoz del PSOE en el Ayuntamietno de Villaquilambre, Jorge Pérez, ha dado la cara. Lo ha hecho después de que en la ... tarde de este martes recibiera amenazas, insultos y coacciones junto a la alcaldesa pedánea, Bea Llamazares, por parte de los ocho trabajadores despedidos el pasado lunes en el polideportivo de Navatajera y de su representante sindical.
Pérez ha comparecido solo ya que Llamazares se encuentra con una «crisis de ansiedad y una baja médica» después de los hechos acaecidos en la tarde de este martes.
El vocal de Navatejera explica que, tras meses en los que desde el Ayuntamiento de Villaquilambre «no ha dado respuesta» a su cesión de estas instalaciones tras presentar «informes técnicos» sobre la imposibilidad de que la Junta Vecinal se haga cargo de los gastos el polideportivo, este lunes se procedió al despido «justificado y objetivo» de ocho empleados.
Estos ocho trabajadores recibieron por burofax la notificación y, además, la Junta Vecinal envió un email en el mediodía de martes al sindicato para que fuera conocido. Por su parte, los nueve trabajadores que continuaban en su puesto citaron a Pérez y Llamazares a una reunión en el propio poliderpotivo para conocer su situación.
«Muchos de ellos no están de acuerdo con lo que se lleva haciendo durante meses y tenían miedo. Ahora entiendo su silencio», explica. Acudieron a la llamada de estos trabajadores con una premisa: «Si nos encontramos a los despedidos, nos vamos». No les vieron en las instalaciones de polideportivo e iniciaron la reunión, momento en el que este grupo de trabajadores apareció: «Estaban escondidos en un pasillo. Nos prepararon una encerrona».
Amenazas
En ese momento, afirma un nervioso Pérez, se fueron del polideportivo pese a que este grupo de trabajadores junto «al representante provincial de un sindicato de carácter nacional» se interponían a su paso mientras recibían amenazas e insultos. «Algunas de las cosas que nos dijeron fue 'vas a firmar tu dimisión con tu puta sangre', pero también se refirieron a que conocían dónde iban nuestros hijos al colegio o a la guardería. Es inadmisable», lamenta.
Una vez fuera del polideportivo, decidieron 'refugiarse' en la casa de Bea Llamazares, siendo increpados y seguidos por este grupo de trabajadores. Una vez en el portal, todo este grupo se detuvo, afirma Pérez, salvo uno, que accedió al edificio. «Le pedimos que se fuera, no accedió y apareció con un extintor. Pensábamos que nos iba a golpear con él, pero lo vació, lo que nos obligó a salir porque no se podía respirar».
Desde Podemos Villaquilambre lamentan profundamente la situación a la que se ha llegado en el Polideportivo de Navatejera, un espacio referente en el municipio, ya que no existe ninguna otra instalación deportiva de ese nivel.
Entienden que es imprescindible mantener el pleno funcionamiento de la instalación y por supuesto todos los puestos de trabajo.
Por otra parte, son plenamente conscientes de las dificultades a las que se enfrenta la Junta Vecinal de Navatejera para el mantenimiento de la instalación en un momento como el que vivimos. Los cierres decretados por la pandemia y las restricciones han llevado a un descenso muy importante de socios y por tanto de ingresos, debido a la caída de las actividades. Esto, unido a la deuda histórica que se arrastra desde hace más de diez años, aboca a una situación que requiere colaboración entre las instituciones, si lo que realmente se pretende es la viabilidad del Polideportivo y la salvaguarda de todos los puestos de trabajo.
En ese momento, denunciaron a la Guardia Civil los hechos mientras que este grupo de despedidos se «atrincheró» en el polideportivo de Navatajera, donde han acampado y no han permitido su apertura al público. «Van a conseguir que los nueve empleados que siguen no puedan mantener su trabajo», señala Pérez.
jorge pérez
El vocal de la Junta Vecinal denuncia que esta situación es conocida desde 2019, cuando accedieron a la pedanía. «Nos encontramos una deuda de 1,7 millones de euros y las cuentas sin hacer desde 2016. Nos pusimos a ello y determinamos que había que aumentar los ingresos, por lo que aumentamos las cuotas del polideportivo. Iba bien, hasta que tuvimos que cerrar por la pandemia», señala.
Es por ello que, tras valorarlo, solicitaron su cesión al Ayuntamiento de Villaquilambre de manera forma el pasado mes de octubre, momento en el que «ellos nos dan largas, incluso recurren al Consejo Consultivo para ver si es posible, algo que, obviamente, ratifican, ya que no ven ningún tipo de problema».
Esta era la única solución, afirma Pérez, antes de recurrir a sacar su explotación a licitación y que un organismo privado se haga cargo del mismo. «Pasamos de 40.000 o 50.000 euros de ingresos mensuales a 1.000 euros apenas con el cierre. Decidimos cerrar lo primero la piscina porque su coste mensual es de 18.000 euros», justifica.
Después de todos estos problemas, Pérez asegura que ahora solo les queda aguantar «hasta que un inversor privado venga a por el polideportivo», insistiendo al Ayuntamietno de Villaquilambre que «si lo quieren, ahí lo tienen». Denuncia que «la manipulación, cuando se extiende en el tiempo, acaba en violencia» y, pese a que insiste en la culpabilidad de los trabajadores, resalta que «hay más responsables».
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