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Felipe González se ha mostrado hoy muy crítico con la actuación de la Generalitat de Cataluña, durante el 'Foro 40 años de democracia' en el que Vocento ha reunido a los tres expresidentes del Gobierno de España. El veterano dirigente socialista ha llegado a acusar ... a Carles Puigdemont de estar actuando como el venezolano Nicolás Maduro que "intenta acabar con su Constitución para, si no gana con los votos, ganar con las botas". Así, ha calificado de "bodrio" la ley del referéndum secesionista que el ejecutivo autonómico pretende celebrar el próximo 1 de octubre y ha argumentado que frente a ese desafío hay tres niveles de respuesta: el judicial, el del Tribunal Constitucional y el del artículo 155 de la Constitución.
La mención a ese polémico artículo de la Carta Magna tiene relevancia porque en las últimas semanas dos miembros de la actual dirección del PSOE lo han puesto en cuestión. Primero el portavoz, Óscar Puente, lo calificó de "cruento" y dejó claro que no le gustaría que llegue a aplicarse. Después, la secretaria de cohesión social y presidenta del PSC, Nuria Parlon, adujo que si Mariano Rajoy llegaba a echar mano de él, habría que apelar a la "comunidad internacional". Aunque sus palabras fueron desautorizadas, entre otros por el propio Puente, ningún miembro de la ejecutiva de Pedro Sánchez ha sido tan claro como González. "Tan constitucional es la estructura autonómica -ha dicho- como el 155".
El exjefe del Ejecutivo ha reprochado que siempre se haga una interpretación con "visión totalizadora" de ese precepto. "Se dice que implica acabar con la autonomía; no es cierto -ha insistido-; exige de los responsables del Gobierno que si se vulneran las normas constitucionales y estatutarias den una respuesta para devolver la realidad al ámbito constitucional". "¿Qué es muy ambiguo? Afortunadamente ambiguo porque es perfectamente graduable", ha añadido.
En el ámbito judicial, González ha argumentado que la suerte de proyecto de ley o ley presentada ayer por la Generalitat en un teatro, supone una "incitación clara a la sedición", aunque ha admitido que seguramente no existe un tipo penal para hacerle frente. Y en el del Tribunal Constitucional, por otro lado, estaría la vía ya aplicada para hacer cumplir sus sentencias.
En todo caso, a su juicio, es necesario explorar también la via del diálogo político para resolver el "problema" de Cataluña. No es que sea excesivamente optimista sobre los resultados que podrían alcanzarse, pero aún así sostiene que hay que intentarlo. "Al menos, nadie nos ganaría en la nobleza del empeño, como parece que está ocurriendo", ha defendido frente a José María Aznar.
De ese modo, ha abogado por abrir una subcomisión para la reforma constitucional en el Congreso. "Ambiente para el consenso no parece que haya, pero José María, en el 77 lo había justito", ha recordado al expresidente del PP.
Como punto de partida para ponerse a hablar, González ha exigido, eso sí, que los independentistas renocozcan la nación española y que se asuma que Cataluña no va a ser un Estado. "España no se va a suicidar; el 'demos' no va a cambiar ni se va a poner en Almoneda. Pero a partir de ese reconocimiento, sentémonos", ha repetido.
Todas estas reflexiones han quedado enmarcadas por su habitual reflexión sobre la figura de los expresidentes, que esta vez ha ampliado y puede tener una nueva lectura tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias que el PSOE celebró el pasado 21 de junio. Primarias en las que él apostó por Susana Díaz. "Todo expresidente es un jarrón chino grande en un apartamento pequeño. Se supone que tiene valor pero estorban en todo los sitios donde los pongan. Por lo tanto, todo el mundo desea subrepticiamente que algún niño descuidado le dé con el codo para poder echarlo definitivamente a la basura. El papel del expresidenet es muy delicado y mucho más cuando uno piensa más en la rabiosa actualidad y en los retos del futuro que en lo que ya se hizo", ha dicho.
El expresidente socialista ha asegurado que él no busca gratitud y que a menudo habló con Adolfo Suárez de que ése era un terreno vedado a los políticos, pero ha defendido que sí es preciso un cierto reconocimiento de la labor realizada por parte de las nuevas generaciones para poder abordar los retos venideros.
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