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Las patas de gallo ya no pasan tan desapercibidas como antes de la pandemia. Y parte de la culpa la tiene la mascarilla, que al dejar al descubierto solo la frente y los ojos hace que nos fijemos más en ellos.
Los profesionales de cirugía ... estética dan fe de ello. «Actualmente, los retoques del tercio superior del rostro son los más demandados», confirma José María Ricart, especialista en dermatología estética, director médico del Instituto Médico Ricart y miembro de Top Doctors.
Entre las cosas que le piden en consulta, destaca la técnica 'foxy eyes' (ojos de zorro, en su traducción al español), un retoque estético común entre las celebridades, y que demandan especialmente las mujeres, que desde comienzos del confinamiento, en marzo de 2020, no ha dejado de ganar popularidad.
Sí, la mirada felina de las modelos Bella Hadid o Kendal Jenner, las primeras que pusieron de moda esta técnica, no es tan natural como parece. El doctor desvela el truco para conseguirla: «El tratamiento 'foxy eyes' consiste en la combinación de diferentes procedimientos, como los hilos tensores, la toxina botulínica (bótox) y las infiltraciones de ácido hialurónico. Dependiendo de las necesidades de cada persona, el especialista determinará la combinación con la que se consigan los mejores resultados».
– ¿En qué consiste cada una?
– Con la aplicación de los hilos tensores, en la frente y la sien, conseguimos elevar la parte final de la ceja y estirar el área externa del párpado superior. La infiltración de bótox, en la zona externa de los ojos, nos permite elevar la cola de la ceja; mientras que con la inyección de ácido hialurónico rellenamos el área de la sien, que normalmente está hundida –detalla Ricart–.
El 'foxy eyes' se ha impuesto frente a otras técnicas como la blefaroplastia, una cirugía que corrige el descolgamiento de los párpados superiores y las bolsas e inflamación bajo los ojos, porque «ofrece una mirada más abierta y rasgada (como la de los felinos) de forma casi inmediata», afirma. Entre sus ventajas destaca que «el resultado del relleno de ácido hialurónico y la aplicación de hilos tensores es inmediato, mientras que la infiltración de bótox tarda solo poco más, entre tres y cinco días. Además, son técnicas que no requieren quirófano, anestesia, ni postoperatorio y que permiten reincorporarse al día siguiente a la rutina habitual».
Tampoco presentan efectos secundarios y son seguras, siempre que las realice un especialista bien cualificado. Según la literatura médica, las potenciales complicaciones de la aplicación de hilos tensores, aunque muy excepcionales, son: formación de hematomas, pequeños edemas (acúmulo de líquido en los tejidos blandos, como la piel) y, muy rara vez, infecciones.
Lo que sí hay que tener en cuenta tras su aplicación es evitar someterse a un masaje facial o ejercer presión sobre la zona (por ejemplo, con cascos o gorros). De esta manera conseguiremos efectos más duraderos.
¿Y si no nos gusta el resultado? Tiempo al tiempo. «Depende de las características de la piel de cada persona, pero los efectos son visibles durante un año, aproximadamente, tras la intervención».
– ¿Quién puede someterse a este tipo de retoque?
– Cualquier persona mayor de edad que busque unos ojos más rasgados y abiertos y una mirada más profunda, o quienes tienen la cola de la ceja caída y sin arco –dice el experto–.
En cuanto al precio, el tratamiento ronda los 600 euros en las clínicas con personal médico cualificado.
La obsesión por imitar esa mirada con efecto 'lifting' de las famosas ha llevado a inventar todo tipo de trucos caseros para conseguirla. Uno de ellos es recurrir a la coleta alta pulida, que al recoger todo el pelo hacia atrás consigue cierto estiramiento del rostro. Otro es coger un par de mechones desde las sienes y sujetarlos con horquillas, dejando caer el resto del cabello por encima para ocultarlas.
La tercera opción es recurrir al maquillaje, aunque requiere cierto pulso. Para ello, se aplica una sombra de un tono claro en el párpado superior y, con otra de un tono más oscuro y una brocha fina, se traza una línea desde el lacrimal del ojo en dirección al extremo de la ceja, sin llegar a tocarla. Después, se difumina y, a continuación, se repasa la base de la línea sombreada con un 'eye liner'. En el párpado inferior, se dibuja una línea desde la altura del iris hacia el exterior. Para terminar, se aconseja utilizar una máscara de pestañas que dé volumen, o colocar pestañas postizas en la mitad externa del ojo, así como dar unos toques de iluminador bajo el extremo final de las cejas y peinarlas hacia arriba para «levantar» la mirada.
El pasado mes de abril, la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS), la organización de cirugía plástica más grande del mundo, publicó los resultados de 2020 de una encuesta anual sobre las tendencias de estética durante la era Covid-19.
De las 1.000 mujeres participantes, el 11% indicaron que ahora están más interesadas en este tipo de intervenciones que antes de la pandemia, y la cifra es aún mayor, el 24%, entre aquellas que ya se habían sometido a algún procedimiento anteriormente.
Según los resultados, durante la primera ola pandémica creció la demanda de intervenciones faciales, en respuesta a un aumento en las videollamadas y el tiempo disponible para la recuperación discreta en casa. Así, las principales técnicas realizadas en 2020 fueron: remodelaciones de la nariz, cirugías de párpados, liftings faciales y liposucciones, seguidas del aumento de senos.
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