Todos tenemos varias caras. Esto no quiere decir que seamos unos falsos, sino simplemente que, para sobrevivir en sociedad, no podemos mostrar siempre todas nuestras facetas a la vez. Lo que hacemos es dosificarlas y repartirlas, con más o menos acierto, entre los diferentes escenarios ... en los que nos movemos. ¿A que no se nos ocurriría contar determinados chistes en la puerta del cole de nuestros hijos ni daríamos detalles de nuestra última juerga a nuestra madre o a nuestros superiores en el trabajo? Tampoco nos pondríamos a soltar una perorata técnica y profesional en la despedida de soltera de una amiga... Vamos, que hay momentos para todo. Y en la vida real sabemos, más o menos, distinguirlos y actuar en consecuencia (salvo algunas personas con vocación de kamikazes).
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Algo parecido ocurre en las redes sociales, donde mostramos al mundo nuestras distintas 'vidas' reales o imaginarias, hasta el punto de que algunos están cayendo en una 'esquizofrenia' virtual de dobles, triples o cuádruples personalidades. Así, cuelgan en LinkedIn –foro de empleo– una foto suya con traje y aspecto profesional; en Facebook optan por una imagen amable, de persona maja; en Instagram eligen un look estudiado, en plan guay, y en la red de citas Tinder... pues imagínense, se coloca la estampa más provocativa, ya que no deja de ser una promesa de sexo, un anzuelo.
Esta 'variedad' de perfiles de una misma persona ha sido llevada al terreno del humor por parte de algunos famosos, que luego han sido 'seguidos' por ciudadanos de a pie. La cantante estadounidense Dolly Parton –que, a pesar de su aspecto recauchutado de mujer objeto, es un cerebro de los negocios y posee una enorme fortuna– decidió el mes pasado colgar un 'meme' donde aparecían fotos de distintos momentos de su carrera según el cliché de las distintas redes sociales. Desde la de LinkedIn, en la que va tapada hasta la barbilla como una institutriz antigua, hasta la de Tinder, en la que luce atuendo de conejita de 'Playboy'. Con ello, lanzaba en su cuenta de Instagram una reflexión sobre la imagen que queremos dar de nosotros mismos y también un mensaje explícito: «Consigue una mujer que pueda ser todo esto». Es decir, como en su propio caso, ser sexi, profesional, estilosa y simpática no tiene por qué resultar imposible.
De inmediato, su 'collage' se transformó en un reto viral, un 'challenge' que tomó su nombre y al que han ido sumándose personajes públicos –desde el vicepresidente Pablo Iglesias hasta Ana Obregón, Sergio Ramos, Will Smith, Sharon Stone...–, gente anónima y hasta mascotas (con ayuda de sus amos, se entiende). «Millones de usuarios, famosos, 'influencers' y demás han buscado en el baúl de los recuerdos de sus instantáneas las que mejor pudieran acoplarse al reto», explica Laura Cuesta, profesora de Estrategia Digital y Social Media de la Universidad Camilo José Cela, que califica esta iniciativa de «postureo». Detrás de todo el cachondeo, ¿no hay un aviso a navegantes, una posible reflexión? «A día de hoy todavía no tenemos muy claro el concepto de marca personal y lo importante que es trabajar en ella para tener una buena reputación en la red –lamenta–. Por eso nos encontramos disonancias, como usuarios que mantienen el obsoleto avatar de traje y corbata en LinkedIn y luego aparecen en su Facebook con un cubata».
Según la experta, tenemos que tener claro que, cuanta más coherencia haya entre nuestra identidad real y la online, mejor. «El problema surge cuando queremos aparentar aquello que nos gustaría ser o tener. Especialmente si hablamos de adolescentes y jóvenes, pues desarrollan a su alrededor una falsa realidad que a veces los aísla de su vida real». Y eso ya ni es un reto, ni un juego.
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La gente participa en este tipo de 'challenges' para seguir una moda, incluso para lanzar un mensaje con trasfondo más profundo, pero, ojo, también tiene sus riesgos: «¿Somos conscientes de la cantidad de información que estamos dando a las plataformas gratuitamente? –nos pregunta Cuesta–. Antes de decidir sumarnos a la última iniciativa que veamos en Tik Tok o Instagram, pensemos si realmente merece la pena o si estamos perjudicando nuestra ya tan maltrecha privacidad en la red».
Según el último estudio de We Are Social y Hootsuite sobre redes sociales, de este mismo año, las plataformas que copan los primeros puestos de la lista, tanto a nivel mundial como en España, son Facebook, YouTube, WhatsApp e Instagram. Y en ellas nos retratamos. Algo que quienes buscan empleados no pasan por alto. «Las campañas que las empresas utilizan para captar talento están basadas no sólo en criterios 'hard' (formación, conocimiento de idiomas...) sino también en los intereses e inquietudes. Y eso se detecta desde nuestra actividad en cualquiera de las redes sociales, tanto las más profesionales (LinkedIn) como las 'aparentemente' más personales (Facebook, Instagram, Twitter..., entre otras)» advierte Juan Ollero, fundador de The Key Talent. «Yo puedo dar una imagen determinada en las redes sociales pero, si no es consistente, tarde o temprano se sabrá», señala el experto, quien recuerda que en las redes mostramos, «explícita o implícitamente, lo que queremos o no queremos ser». ¿Realmente queremos ser tan transparentes?
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