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Solange Vázquez
Domingo, 15 de octubre 2023, 00:16
Si lanzamos el binomio yoga-cáncer, enseguida habrá personas que frunzan el ceño y que piensen que esa disciplina no es un tratamiento y que qué pinta en el proceso de una enfermedad tan seria. Vaya por delante que, por supuesto, el yoga no cura ... el cáncer –ojalá–, pero sí mejora la calidad de vida de los pacientes desde muchos puntos de vista.
Es algo tan científicamente comprobado que algunos sistemas sanitarios de otros países, sobre todo EE UU y Gran Bretaña, incluyen desde hace tiempo el yoga oncológico como complemento al tratamiento convencional. ¿Por qué? Descomprime las articulaciones y, si la persona ha tenido que someterse a una cirugía, 'despega' los tejidos (muy importante en los casos de cáncer de mama). También es una manera suave de hacer ejercicio, sea cual sea el estado de forma de la persona. Y quizá el beneficio más importante: «Es una gran ayuda en el plano mental y emocional en todas las fases de ese camino que comienza con el diagnóstico», indica Ana Urrutia, profesora de yoga y conocida por el gran público por su faceta de presentadora de televisión.
Es una de las principales embajadoras de la Red Internacional de Yoga Oncológico en España, donde esta especialidad sólo tiene cierto arraigo (incluso en el sistema público) en ciudades como Madrid o Barcelona. «Siempre recalco que no es una alternativa a la medicina, sino algo complementario. Busca el movimiento del cuerpo y relajar el sistema nervioso. El paciente va sintiendo mejoras y aprende a gestionar mejor el miedo y problemas como el insomnio. Además, al practicarse con otras personas en parecida situación se genera una red de apoyo muy importante, un vínculo», apunta. Repasamos algunos de los beneficios del yoga oncológico.
Durante el tratamiento puede haber pruebas que desagraden –TACs, resonancias...– y en las clases de yoga se trabajan respiraciones que en esos momentos en los que hay que estar quietos y relajados suponen una ayuda.Esas mismas respiraciones sirven para ayudar a las personas enfermas a relajarse antes de dormir, ya que las preocupaciones derivadas de la enfermedad suelen afectar al sueño y al descanso. «Tener herramientas para controlar este tipo de cosas da autonomía a la persona con cáncer», asegura Urrutia. Es decir, pueden hacer algo por sí mismos para mejorar su vida, porque a veces tienen la sensación de que han perdido el control sobre todo y que están 'entregados' a los médicos.
«Al controlar mejor sus emociones gracias al yoga, quienes lo practican suelen necesitar menos medicamentos para la ansiedad», manifiesta Urrutia.Esto es importante, porque normalmente ya tienen que tomar bastantes.
Está demostrado que quienes practican yoga presentan una mayor adherencia a la quimioterapia, por ejemplo. De hecho, en algunos países recomiendan hacer ejercicio antes de las sesiones, porque se llevan mejor.
Si en algo coinciden las personas con cáncer es en que, desde el diagnóstico, ya no se quitan «ese estigma» de encima. Ya es como si no fuesen ellos, «para la gente son cáncer». Y el yoga trabaja la idea de que, aunque se padezca esa enfermedad, tenemos partes sanas y no somos enfermos, sino personas con una enfermedad. «Ves que no todas tus partes están mal y así no se sienten tan vulnerables», recalca.
Llega el cáncer y, con él, el miedo al dolor y a la muerte. Es humano, no hay que luchar contra ello, hay que ir «soltando». «El yoga ayuda a alejar esa presión que se te pone en el pecho y la angustia y trabaja los bloqueos emocionales».
En distintos momentos
Diagnóstico Se suele entrar en 'shock'. «Hacemos entender a la persona que esa fase pasará. La aceptaremos y seguimos», explica Urrutia.
Metástasis «No significa muerte. Hay muchos casos que se cronifican y hay que aprender a vivir con ello», indica.
Recaídas «Es un momento muy duro, incluso más que el diagnóstico».
Paliativos El factor espiritual del yoga, el «estar preparado», es importantísimo.
En el diagnóstico Se suele entrar en 'shock'. «Hacemos entender a la persona que esa fase pasará. La aceptaremos y seguimos», explica Urrutia.
Metástasis «No significa muerte. Hay muchos casos que se cronifican y hay que aprender a vivir con ello», indica.
Recaídas «Es un momento muy duro, incluso más que el diagnóstico».
Paliativos El factor espiritual del yoga, el «estar preparado», es importantísimo.
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