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Está muy extendida la creencia de que las niñas dejan de crecer cuando les llega la primera regla. «¿A ti cuándo te vino?». «A los 14». «Claro, qué tarde, por eso eres tan alta». Así suelen zanjarse conversaciones sobre el tema, sin tener en cuenta ... tres factores determinantes en la estatura que alcanzará una persona: la herencia genética (la talla de los padres); la madurez ósea (si la edad de nuestros huesos coincide con la edad cronológica) y el inicio de la pubertad. «Pero lo de que detienen su crecimiento con la llegada de la primera menstruación es un mito», desvela Gema Grau, endocrinóloga infantil del Hospital Universitario Cruces.
Entonces, ¿de dónde surge esta creencia? Explica la doctora que todas tenemos el recuerdo de los cambios producidos antes de la llegada de la regla, un cambio corporal intenso. Y luego viene la menstruación y ahí nos parece que todo se detuvo, pero seguimos creciendo. Solo como información aproximada, la estatura que alcanzarán los niños se consigue sumando 6,5 centímetros a la media de los padres, y en las niñas, restando esos mismos 6,5 cm.
«En la etapa prepuberal, niños y niñas tienen estaturas similares y crecen a un ritmo medio de 5 o 6 centímetros al año. En esa fase, el percentil de crecimiento en el que una niña sana se encuentre dependerá en gran medida de la talla familiar. En este período, la hormona de crecimiento será la principal responsable de mantenernos en el percentil de crecimiento acorde a nuestra talla genética».
Ahora bien, explica que, «llegada la pubertad, la velocidad de crecimiento se acelera en las niñas hasta los 8 cm. anuales de media», en lo que se conoce como estirón puberal. El inicio de este estirón va a coincidir con el comienzo de los cambios puberales, como la aparición del nódulo mamario, dependiendo de la acción de los estrógenos ('hormonas femeninas'). «Este crecimiento máximo se mantiene normalmente durante dos años y luego se ralentiza, pero nunca se frena en seco. Debemos tener en cuenta que la maduración ósea determinará el pronóstico de crecimiento». En la práctica, esto se valora con una radiografía de la mano izquierda, donde se observa «el grado de fusión de los cartílagos de crecimiento, pues cuando la fusión es completa dejamos de crecer».
La edad media de inicio de la pubertad en las niñas, indica la experta, está entre los 10,5 y los 11 años, y la de la menarquia (primera menstruación) entre los 12 y los 12,5 años. «No es infrecuente que algunas niñas inicien su pubertad de forma temprana –se considera que una pubertad normal ocurre entre los 8 y 13 años–, lo cual no debe ser motivo de preocupación, ya que el estirón puberal será acorde y adecuado sin efecto negativo sobre la talla».
Sin embargo, advierte Grau de que si la pubertad es precoz (antes de los 8 años) sí podríamos encontrar una «mala previsión de crecimiento, ya que en estas niñas existirá un avance importante de la edad ósea». Así, niñas con tallas normales pero lógicamente inferiores a las esperadas al inicio de una pubertad normal –ya que esta les ha llegado antes–, «pueden tener una talla final inferior a la esperada por talla familiar. Por ejemplo, el pronóstico de talla en dos niñas de 11 años, ambas con la misma talla, puede ser muy diferente. Si en una de ellas la edad ósea fuera acorde a la cronológica podríamos aproximar que le resta un 10% de crecimiento, mientras que si en la otra su edad ósea se correspondiera ya con 13 años podríamos aproximar que su crecimiento restante sería menor, en torno a un 5%».
Una de las explicaciones que suelen darse para alimentar el mito es que la aparición de nuevas hormonas con la regla interfiere con el crecimiento de la niña, paralizándolo... «Y es verdad que cambian las hormonas, siempre están cambiando, pero eso no es así, más bien al contrario. Como hemos mencionado, es la aparición de los estrógenos lo que induce la pubertad y el estirón, así que lejos de dejar de crecer por el cambio hormonal, lo que haces es crecer más. La contraparte a este mayor crecimiento es que los estrógenos van a hacer que nuestros huesos maduren rápidamente, y de ahí que la talla de la que partimos al inicio de la pubertad sea importante».
Destaca Grau que desconocemos el desencadenante de la llegada de la pubertad. «Pero sabemos que justo antes, la hipófisis (glándula endocrina situada en la base del cráneo) va a comenzar a secretar pulsos de hormona luteinizante (LH) y de hormona folículo estimulante (FSH), activando la secreción de estrógenos en los ovarios. En la mayoría de los casos, la forma y tiempo de este proceso va a estar relacionado con factores genéticos, pero factores ambientales como la obesidad y/o la presencia de disruptores endocrinos (sustancias presentes en nuestro cuerpo con estructura similar a las hormonas) pueden adelantar estos cambios hormonales».
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