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Solange Vázquez
Jueves, 21 de diciembre 2023, 19:03
La disfagia, un trastorno que se produce cuando una persona tiene dificultad para tragar alimentos, es mucho más frecuente de lo que pensamos, pero apenas se habla de ello porque, simplemente, la gente la sufre en silencio y evita acudir a todo evento donde haya ... comida. Supone, en cierta medida, una 'retirada' de la vida, porque los afectados asumen, ellos o su entorno, que no pueden comer 'normal' y, por tanto, dejan de asistir a eventos, celebraciones... con el consiguiente coste emocional.
En el hecho de que se hable poco de este problema también influye que una gran proporción de los afectados son mayores y, por tanto (e injustamente) todos nos abonamos a esa máxima algo odiosa de 'es lo que hay'. «Se estima que podría llegar a afectar a más de 2,5 millones de personas en España, aunque solo el 10% están diagnosticados. La incidencia entre ancianos es especialmente alta –tanto por procesos fisiológicos del propio envejecimiento como por la existencia de múltiples enfermedades– y hasta el 30 o el 40% de los mayores de 65 años presentan disfagia... Además, en pacientes de residencias la cifra se dispara hasta el 65 o el 75 %», desvela David Simón, médico rehabilitador de la Sociedad de Rehabilitación Foniátrica (SOREFON), filial de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF).
Según la Organización Mundial de Gastroenterología, una de cada diecisiete personas presentará alguna forma de disfagia en el transcurso de su vida, ya que el abanico de causas es tan amplio que resulta fácil que nos toque a nosotros o a gente de nuestro entorno: enfermedades neurológicas (ictus, traumatismo craneoencefálico, párkinson…), dolencias neuromusculares, metabólicas, inmunitarias, digestivas o respiratorias, procesos infecciosos o inflamatorios, tumores de cabeza y cuello, efectos secundarios de ciertos medicamentos...
A tener en cuenta
Síntomas Los más comunes son dolor o dificultad al tragar, sensación de que los alimentos se atascan en la garganta o el pecho, dificultad para controlar la saliva o el babeo, tos o arcadas al tragar, regurgitación, aumento de procesos infecciosos o pérdida de peso.
Peligro la disgafia puede tener consecuencias graves si el alimento, líquido o sólido, pasa a la vía aérea y desencadena infecciones respiratorias, como neumonía. Además, suele derivar en deshidratación o desnutrición.
Trío de riesgo «La acumulación de comidas familiares y sociales en un corto periodo de tiempo, la tomade bebidas espumosas y la mezcla de texturas en los alimentos» son tres de los riesgos de estas fechas.
¿Y qué hacen los afectados por este problema durante estas fechas cargadas de comilonas? Muchos, seguir con el menú de siempre: purés y poco más. «Las personas con dificultades para tragar a menudo reducen las porciones de los alimentos debido a las molestias o a la pérdida de apetito. También pierden el interés por la comida, ya que frecuentemente suele estar restringida a alimentos triturados con escasa variedad de presentaciones, colores o sabores... Evidentemente, esto acarrea importantes repercusiones emocionales y psicológicas», recalca Simón.
Además, según explica, con la llegada de estas fechas aparecen a nuestras mesas muchos alimentos especiales (turrones, polvorones, peladillas...) que no se toman el resto del año. «¿Y a quién no le apetecen? Por lo tanto, es importante que las personas con disfagia tomen medidas preventivas», apunta el doctor, quien indica que, siguiendo unos consejos y 'customizando' los alimentos del menú navideño, las personas con disfagia pueden disfrutar también de la buena mesa.
1. «Es necesario evitar distracciones: por ejemplo, no cantar villancicos a la vez que se come», sugiere.
2. Mejor tomar alimentos que no tengan grumos, pieles, espinas o huesos, que sean blandos.
3. Lo que pueda comprometer la deglución debe evitarse: bebidas espumosas, alimentos muy secos (por ejemplo, galletas) o resbaladizos (arroz, caramelo o uvas) y las dobles texturas con mezclas de líquido y sólido (como sopa con tropezones).
4. «En el momento de tragar es recomendable mantener una postura erguida con la cabeza flexionada ligeramente hacia delante, con el fin de favorecer una deglución segura», recomienda.
Turrón: preferiblemente hay que elegir turrón blando o mazapán suave en lugar de turrón duro. En internet se pueden encontrar múltiples recetas de turrón cremoso o adaptado para pacientes con disfagia.
Polvorón: es harinoso y se debe evitar a toda costa, «pero se puede encontrar alguna receta para preparar una gelificación de polvorón para chuparse los dedos», indica.
Fruta escarchada: se recomienda remojarla en agua o jugo para ablandarla.
Frutos secos: hay que evitar ingerir frutos enteros, mejor incorporarlos triturados en cremas o salsas.
Galletas y panes: se pueden humedecer para ablandar.
Mariscos: preparar salsa cremosa, puré o pastel de marisco en lugar de piezas enteras.
Salsas: utilizar salsas suaves y cremosas para acompañar.
Quesos: elegir quesos blandos, cremosos o untables en lugar de queso duro o curado.
Postres: optar por pudin, gelatina o fruta cocida en almíbar. «Se preparará líquido con espesante para obtener una consistencia más segura», aconseja.
Bebidas: «Se podrá ofrecer bebida con gas, a ser posible fría, a los afectados, pero debemos evitar líquidos con capa de espuma», advierte.
Uvas: para despedir el año debemos utilizar uvas de tamaño pequeño, peladas y sin pepitas, para pacientes con disfagia leve, o se ofrecerán uvas preparadas con gelatina o agar agar (espesante natural), cuya receta se puede encontrar fácilmente en internet, para pacientes con disfagia moderada o severa. Lo más importante de todo es que se las coman a su ritmo y en la cantidad que puedan, sin forzar, desde luego.
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