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Ay, que me pica todo: así se puede aliviar este problema cada vez más común

Ay, que me pica todo: así se puede aliviar este problema cada vez más común

Dermatitis atópica ·

La mayor parte de las personas que acuden a las consultas porque no pueden parar de rascarse sufren dermatitis atópica, un mal que «ha crecido exponencialmente en los últimos diez años»

Sábado, 3 de julio 2021

Muchas veces, las cosas que nos parecen menos importantes son las que más interfieren en nuestra vida. Nadie se alarma mucho por tener picores –¿a quién no le ha picado algo alguna vez?–, porque así, a priori, no parecen un síntoma de nada grave, solo un incordio. Pero ¿y si esa comezón no fuese algo pasajero, nos atormentase a todas horas y ni siquiera nos permitiese una noche de sueño tranquilo? ¿Y si esa sensación de hormigueo y quemazón fuese tan insoportable que tenemos que rascarnos hasta hacernos heridas mientras la gente nos mira con desconfianza, como si tuviésemos parásitos o una enfermedad contagiosa?

La cosa cambia, ¿verdad? Y se convierte en un problema de primer orden. Pues así vive cada vez más gente, ya que los casos de dermatitis atópica –el 90% de los cuadros de picor se deben a esta afección– han crecido exponencialmente en los ultimos diez años. Se estima que más del 10% de los niños la padecen, aunque luego mejora en la adolescencia, con el cambio hormonal, y desaparece en el 80% de las ocasiones. Su peor variante, la dermatitis atópica grave, afecta hasta a un 0,24% de la población y convierte la vida de los pacientes, sin distinción de edad o sexo, en un auténtico calvario. Pero ¿qué causa este desarreglo? Los expertos apuntan a que tiene un origen multifactorial, «pero el componente genético es clave para que se desate», indica Begoña Ramos, especialista en Dermatología del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ). Partiendo de esta 'herencia', el correcto cuidado de la piel o su exposición a agentes irritantes pueden mejorar o empeorar la situación. Pero digamos que se nace ya con esa carta. Y ahí poco se puede hacer.

Miles de causas... mejor 'investigar'

  • Otras enfermedades Hay miles de causas que pueden provocar picor. Los profesionales de las farmacias y de la Dermatología estiman que el 90% de las personas que acuden a ellos con problemas de comezón padecen dermatitis atópica en menor o mayor grado. «Aunque ante un picor recurrente, siempre hay que acudir al médico para descartar otras causas», recomienda la dermatóloga. Hay otras dolencias dermatológicas que pueden causar picor, como la urticaria nerviosa. Y también enfermedades de otro tipo: neurológicas, renales... «Puede ser hasta un linfoma», apunta. Aunque para tranquilizar a la gente que se rasca, subraya que la causa 'reina' es la dermatitis atópica.

Así que la esperanza para terminar con estos picores pasa por los avances farmacéuticos, que, afortunadamente, «están haciéndonos ver la luz al final del túnel», añade Ramos. Según explica la dermatóloga, hace cuatro años se descubrió un fármaco biológico «que mejora muchísimo las dermatitis más severas; tanto, que a futuro va a ser una dolencia que no va a existir». ¡Excelente noticia! Bueno, con reservas. «El medicamento es muy caro y cuesta muchísimo conseguirlo. Hay que ver lo que me ha costado obtenerlo para tratar a un chaval de 12 años», lamenta Ramos. Pero, para quien sufre picores insoportables, quizá merezca la pena rascarse el bolsillo, ¿no? No, no estamos hablando de un pequeño esfuerzo económico. Este tratamiento es directamente inasequible para la mayoría: son miles y miles de euros al año, unos 20.000, estiman los expertos.

Mientras este medicamento estrella no no se abarate –«algo que acabará ocurriendo, como pasó con los tratamientos para la psoriasis grave»–, solo se puede recurrir a los tratamientos ya existentes, entre ellos, los antihistamínicos (que solo bloquean una de las vías moleculares del picor) y los corticoides (que mejoran la dermatitis pero tienen efectos secundarios), además de mantener unas buenas rutinas que mejoran los picores. En buena medida, se trata de evitar irritantes y de blindar la piel con mucha hidratación. «En la dermatitis atópica, lo que ocurre es que la barrera cutánea, que es como una pared de ladrillos con cemento, no está bien: los ladrillos tienen agujeros y el cemento es de mala calidad», indica la farmacéutica Cristina Vega, el Grupo de Dermatología de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), quien recurre a esta explicación tan gráfica para aclarar las dudas a los «muchísimos» pacientes que acuden a la farmacia con este problema. «Efectivamente, les falta una proteína que es la que se encarga de que no se inflame la piel con cualquier cosa», añade Ramos.

He aquí unas claves que ayudan a que los casos más graves mejoren y que pueden hasta hacer imperceptibles los cuadros moderados o leves que afectan al 3% de los adultos.

  1. Ducha e hidratación

Las pieles atópicas suelen estar muy secas y esto es un círculo vicioso: más sequedad, más picor, más rascado... y así la cadena una y otra vez. El problema de la sequedad aumenta en las pieles de personas mayores, polimedicadas o diabéticas, todavía más frágiles.

Solución: «Las pieles atópicas mejoran mucho si se les aplican cremas emolientes. Se trata de restaurar la barrera cutánea y, de este modo, espaciar más los brotes de esta dolencia crónica», indica la farmacéutica Cristina Vega. Así evitamos la pérdida de agua y también reducimos el picor. Hay que aplicar varias veces al día la crema y, al menos, una vez después de la ducha. Se deben elegir emolientes hipoalergénicos, sin perfume y que disminuyan el riesgo de sensibilización de la piel. «No vale cualquier crema, solo las específicas para dermatitis atópica. Y hay que aplicar una capa fina, ya que la oclusión de la piel favorece el riesgo de infecciones», indican los responsables de la Asociacion de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA). Además, hay que ducharse con agua templada y siempre con geles sin jabón, más respetuosos con la piel. Y secarse con pequeños toques de toalla. Nada de frotar.

  1. Suavizantes de la ropa

La piel atópica está hipersensibilizada, de ahí que los factores externos que la puedan afectar es mejor limitarlos y, si es posible, eliminarlos. Muchas personas han mejorado su dermatitis atópica sólo con prescindir de productos con perfume.

Solución: Hay que evitar que los productos químicos estén en contacto con la piel. Y el suavizante de la lavadora es uno de ellos. Es mejor no usarlo, porque siempre quedan restos en las prendas.

  1. Sol, un buen amigo

Muchos afectados 'huyen' del sol pensando que es una agresión más. Y otros, por el contrario, se exponen mucho a él porque el bronceado mejora el aspecto de piel. ¿Qué es lo correcto?

Solución: Bien usado, el sol es muy beneficioso. «Reduce la inmunidad de la piel y esto mejora cualquier picor. De hecho, la fototerapia se usa como tratamiento, en cabinas y con las medidas adecuadas», desvela la dermatóloga Begoña Ramos. No obstante, es imprescindible evitar el sudor excesivo, que puede irritar, y «también debemos aplicarnos una buena protección solar para pieles atópicas, elaboradas con muy pocos ingredientes», añade la farmacéutica Cristina Vega. Si vamos a tomar el sol, mejor en las horas de menor incidencia. ¡Y sin pasarse! Con 10 o 20 minutos basta.

  1. Ropa insufrible

La elección de la ropa es importante: mejor de algodón o seda. Y que transpire bien. También es importante quitar las etiquetas.

Solución: Tenemos que evitar tejidos que nos hagan sudar, los sintéticos y también la lana, que causa muchos picores. «Eso es ya algo instintivo: una persona con dermatitis atópica huye de ellos», apunta la dermatóloga.

  1. Estrés

Los afectados por dermatitis atópica coinciden en afirmar que el estrés empeora el picor. En épocas de ansiedad, la patología empeora, lo que afecta al sueño. Otra pescadilla que se muerde la cola.

Solución: «Cuando pregunto a un paciente qué tal duerme, ya me hago una idea de la gravedad de su dermatitis e intento recetarle algo que le alivie y mejore su sueño. Si tienen un buen descanso, están mejor de día y la dermatitis tiene una evolución más favorable», señala la dermatóloga.

  1. 'Burlar' el rascado... un poco

Qué facil es decirlo, ¿eh? Pero es casi imposible no hacerlo cuando el picor aprieta. El picor es un reflejo que persigue 'quitar' la piel elementos dañinos. En él intervienen mediadores químicos, neurotransmisores y las complejas vías neuronales del sistema nervioso central, que interactúan con otros sistemas cognitivos y perceptivos. Son las vías las que transmiten algunos estímulos dolorosos, por ejemplo.

Solución: Hay truquillos. El primero, estar ocupado, porque el picor aumenta cuando el cerebro está ocioso y a la hora de acostarnos. Así que mejor meternos a la cama con sueño o levantarnos si no podemos dormir. Frotarnos en lugar de rascar y aplicar frío para que esa sensación enmascare la otra también son buenos recursos. Como llevar las uñas cortas y sin aristas... por si los buenos propósitos fallan.

Sobre el escenario, afectados han contado su problema esta semana. ADDA

«He llegado a envolverme en papel film para aliviar el picor»

«Me diagnosticaron dermatitis atópica con pocos meses y llevo toda la vida con ella. Tengo temporadas buenas y otras, no tanto. En 2012, por ejemplo, estaba con el 92% del cuerpo cubierto de eccemas. Afortunadamente, ahora estoy bastante bien y en los tratamientos se están haciendo auténticas revoluciones», detalla África Luca de Tena, responsable de la junta directiva de la Asociación de Afectados de Dermatitis Atópica (AADA), que esta semana ha hecho, con la colaboración de Sanofi, una campaña con monólogos de pacientes para visibilizar la enfermedad , en la que ha participado la actriz y humorista Silvia Abril «Lo que no entiende la gente es que el picor nos vuelve locos y no es cosa de dos o tres días: es constante. A mí, cuando hay personas que me dicen '¡no te rasques!'..., me dan ganas de darles un tortazo», admite África con mucho humor, «que es la única manera de afrontar este problema, porque a veces genera mucha desesperación». «Yo suelo tener eccemas alrededor de la boca (periorales) y parece que me he morreado ocho horas con un tío en una esquina. La gente me mira raro», bromea. Bañarse con sal gorda, terapia de imanes, pastillas herbales, autovacunas con sangre propia, coberturas de barros o de glicerina con limón, envolver el cuerpo lleno de crema con papel film de la cocina... «He hecho de todo, cosas peregrinas, para ver si se iba el picor», admite África, ya acostumbrada a que la miren como si tuviese algo contagioso o a que le recomienden remedios de la abuela que no sirve de nada. «Alguna vez me he presentado para un puesto de trabajo y me han dicho que ya no necesitaban a nadie cuando no era cierto», dice, muy seria de repente. «Es mucho picor, dolor, escamación, heridas... –enumera– ¡Y luego tenemos fama de ser nerviosos! Normal, ¿no».

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