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Un dulce es un dulce, así que ni por la mañana ni por la noche. El consumo debe ser ocasional y eso significa de una a dos veces al mes. La advertencia la hace Luis Zamora, dietista y miembro fundador de la Sociedad Española de ... Dietética y Nutrición, y suena a reproche. Lo dice por las bandejas de turrones y mazapanes que se han instalado estos días en la mesita del salón y que invitan a picar. «Si vas a comerlo, hazlo como postre en la comida o la cena, pero nunca entre horas», recomienda el experto, y derriba un mito:«No, el dulce por la noche no engorda más que por la mañana. Eso que se dice de que por la noche no 'gastas' no es verdad. De hecho, hay estudios que aseguran que el metabolismo basal, es decir, lo que el cuerpo gasta sin hacer nada (lo que necesita para que la sangre se mueva, para que bombee el corazón, incluso para respirar) es mayor por la noche, lo que significaría que mientras dormimos, el cuerpo 'tiraría' un poco más de esa energía. Es cierto que cuando estamos despiertos compensamos con el movimiento, pero ¿cuánto nos movemos realmente? ¿De casa al trabajo?».
Entonces, ¿la hora no importa? «Sí importa, pero de otra manera. El problema no es comer dulce por la noche o por la mañana. El problema es comerlo entre horas». Y lo explica con un poco de turrón: «Un poco son dos dedos, nada más». Y si es posible, «del bueno»: «Un turrón con un 50% o un 60% de almendra será un dulce sí, pero al menos tendrá grasas cardiosaludables, de las 'buenas'».
De merienda
«Acabamos de recoger la cocina y nos sentamos en el sofá. Van a dar las cinco de la tarde y atacamos al turrón. A esa hora, el cuerpo ni lo necesita ni lo espera porque estaba haciendo la digestión y le metemos de repente en otra, lo que se traduce en un pico de azúcar muy grande. Eso obliga a generar insulina para sacar el azúcar de la sangre, y ¿qué pasa? Que como no lo gasta, lo almacena como grasa y engordamos».
Claro que ese no es el principal problema, solo el añadido: «Un nivel de azúcar alto en la sangre implica problemas porque puede traducirse en diabetes, problemas de vista, en el pie... Como si el azúcar 'garrapiñara' los glóbulos rojos», explica gráficamente Zamora.
El doctor Miguel Ángel Martínez-González advierte en su libro '¿Qué comes? Ciencia y conciencia para resistir' (Planeta) que «en los últimos cincuenta años se ha triplicado en el mundo el consumo de azúcar y se ha pasado de que haya menos de 100 millones de obesos a cerca de 700 millones». Marisol Guisasola, coautora del libro, da otro dato para reflexionar: «Hay alrededor de un 30% más de personas obesas que infralimentadas en el mundo».
De postre
«Sigue siendo un extra de azúcar y grasa que no necesitamos, pero si lo ingerimos junto a otros alimentos se puede amortiguar un poco esa subida de azúcar». Pero otros alimentos, se apresura a especificar Luis Zamora, «no significa cualquier alimento». «Para que haga ese efecto de amortiguación, de malla, hay que comer el dulce junto a alimentos que tengan fibra. Unas vainas, por ejemplo, una pieza de fruta, un arroz integral... Cuando tomamos esto junto al dulce, la fibra evita que se produzca ese pico de azúcar tan alto al funcionar como un retén». ¿De postre o de aperitivo? «Da igual, los alimentos se juntan en el estómago, así que da igual tomar el dulce antes, durante o después». Y eso que funciona así a mediodía «lo hace igual con un desayuno o una cena ricos en fibra».
– Pongamos que quiero merendar ese turrón, que sigue siendo entre horas. ¿Ayuda que lo tome junto a una naranja?
– Sí, porque la fibra de la naranja hará que el azúcar se absorba de forma más lenta. Pero ojo, que eso no significa que, como meto una naranja, en lugar de dos dedos de turrón pueda comerme cuatro dedos. Tomando la misma cantidad de dulce sí se notaría el efecto de amortiguación de la fibra, aunque tampoco habría una diferencia muy grande.
El 'cero cero' ha llegado también a los turrones, pero eso no significa barra libre, advierte el nutricionista. «'Sin' quiere decir que no le han añadido azúcar, pero sigue siendo un producto de tomar cada quince días porque tiene el azúcar de los ingredientes y le han podido echar edulcorante o pasta de dátil, por ejemplo. ¿Es mejor eso que el azúcar añadido? Sí, y tendrá menos azúcar en el cómputo global. Pero el problema de estos productos 'sin gluten', 'cero', 'light' es que provocan un 'efecto halo', esto es, 'como es mejor, como más cantidad'».
Sin entrar en profundidades, la crononutrición estudia cómo se asimilan los nutrientes a las diferentes horas del día. Y hay una conclusión clara: «La gente que come siempre a la misma hora asimila mejor esos nutrientes, que el cuerpo utiliza para lo que lo tiene que utilizar». Comer siempre a la misma hora, indica el nutricionista Luis Zamora, «es hacerlo todos los días en un rango de una o dos horas como mucho de diferencia». Otra advertencia general: «No comer nada dos horas antes de acostarse. Porque las hormonas de la digestión y las del sueño 'no se llevan bien'».
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