¿Hace ejercicio? Así lo nota su pelo

Esto se debe a que, «cuando estamos estresados, los valores de cortisol, la hormona del estrés, se elevan, alterando unas moléculas que afectan al normal funcionamiento del folículo piloso del cuero cabelludo».

Gracias a la vasodilatación de los vasos sanguíneos que se produce cuando hacemos ejercicio, la circulación de la sangre en la zona del cuero cabelludo también mejora. «Esto deriva en un mayor aporte de nutrientes, que facilitan el crecimiento del pelo, y una mayor vitalidad del mismo», continúa Pedraz.

De ahí que los deportes aeróbicos, los que más vasodilatación producen, sean los más beneficiosos para el cabello. La natación, el atletismo, el ciclismo, el fútbol o el baloncesto son algunas alternativas. Eso sí, «hay que tener cuidado con los traumatismos. Darle con la cabeza a la pelota cuando jugamos al fútbol puede perjudicar el cuero cabelludo», advierte el dermatólogo.

La sudoración que provoca el ejercicio permite eliminar toxinas a través de los poros de la piel, incluido el cuero cabelludo. «Esto favorece que los ciclos habituales de crecimiento y caída del pelo –fases de anagen, catagen y telogen– se produzcan con normalidad, y que cuando el cabello se cae, lo que ocurre de forma habitual, se recupere con normalidad», afirma el dermatólogo.

Eso sí, el sudor también ensucia el cabello, por lo que conviene lavarlo al terminar la práctica deportiva. Parece lógico, pero no siempre se hace, muchas veces por falta de tiempo. «Debemos lavarlo también para arrastrar los restos de las sustancias que hemos eliminado a través del cuero cabelludo y que no se queden ahí», advierte el especialista. Lo mejor es utilizar productos que limpien el pelo en profundidad pero que no irriten el cuero cabelludo, especialmente si se practica deporte a diario. Al enjuagarlo, hágalo con agua templada, para evitar que se dañe y deshidrate la fibra capilar.

Para las personas amantes de la natación y los deportes al aire libre, ¡precaución extra! El cloro reseca tanto el cabello como la piel del cuero cabelludo, advierten los expertos. Para protegerlo, puede aplicarse un poco de aceite hidratante antes de meterse en la piscina y lavarlo al terminar, «además de con nuestro champú habitual, con una mascarilla o acondicionador, para lograr una hidratación extra», recomienda Pedraz.

El sol, por su parte, puede llegar a quemar y decolorar el pelo. Para evitarlo, hágase con una gorra u opte por utilizar algún protector solar del cabello. Y «si sufre alguna patología de la piel, como psoriasis o dermatitis seborreica, tenga especial cuidado y precaución, pues el sol, el cloro y la sudoración pueden empeorar estas afecciones».

Uno de los factores clave a la hora de hacer deporte, y de cuidar el cabello, es la dieta. El doctor Pedraz remarca que «es imprescindible que sea equilibrada, con una alimentación rica en frutas, verduras, frutos secos, pescado azul y carne, como la dieta mediterránea, que nos ayuda a mantener nuestro cabello fuerte y sano».

En caso de seguir una dieta determinada para ganar o bajar peso, «siempre que sea con la supervisión de un profesional para no provocar déficits alimenticios que pueden tener un efecto nefasto sobre la salud capilar», aconseja.

Un estudio publicado en la prestigiosa revista 'The World Journal of Men's Health' en 2020 indica que el abuso de determinados suplementos, como los esteroides, puede ser tremendamente perjudicial en cuanto a la disminución de la fertilidad masculina, el incremento del riesgo cardiovascular y la pérdida del pelo.

Esto, según indica Pedraz, «se debe al aumento en la dehidrotestosterona, una molécula que actúa directamente sobre los receptores hormonales de los folículos pilosos. «Cuando los anabolizantes se toman en grandes cantidades pueden llegar a provocar una mayor caída del cabello. Aunque, en este caso, si se localiza a tiempo, puede ser reversible, siempre y cuando se suspenda la ingesta de los mismos».

La genética es tan potente que, incluso haciendo mucho deporte, quien tiene alopecia androgénica es probable que sufra, de manera inexorable, la pérdida del cabello. «De no ser así, ningún deportista de élite estaría calvo», expresa Pedraz. «Pese a ello, estas personas se benefician de todas las ventajas enumeradas anteriormente. En especial, si a dicha condición se suman otras, como el estrés».