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Crece en todas partes del cuerpo, salvo en los labios, las palmas de las manos y los pies. El coste físico y económico de eliminarlo de aquí y de allá es asumido con naturalidad en muchas culturas. Y, sin embargo, raro es quien no se ... lamenta cuando empieza a desaparecer de la cabeza. Símbolo de salud –y de lo contrario–, sello de identidad, icono estético y hasta protagonista de cuentos y leyendas, el pelo y la relación que el ser humano tiene con él es digna de estudio. Quién sabe por qué, pero lo cierto es que estos filamentos de queratina siempre encuentran un hueco en las preocupaciones mundanas. Algo que, en la actualidad, crece. ¿Por qué?
Por un lado, el hecho de que existan más tratamientos de medicina estética que nunca aviva el interés general. Pero también se debe a la pandemia de la covid-19: se estudia la implicación directa de la enfermedad en la caída del pelo, así como la influencia del estrés generalizado existente en la sociedad.
Recientemente se ha visto que uno de los efectos secundarios de la covid-19, que aparece hasta pasados cuatro meses de haberla superado, es la pérdida de cabello. Los especialistas en restauración capilar constatan que este es el motivo de «un alto número de consultas» hoy en día. Aunque a falta de más tiempo para realizar una investigación sólida, ya se pueden citar las primeras teorías que explican el fenómeno. Existe una causa indirecta y otra directa. La primera es el estrés que padece el paciente, que desencadena una caída secundaria del pelo. También en general, la situación sufrida por la población en esta época está afectando a la salud del cabello.
«Pero a la vez se está estudiando una relación directa entre la enfermedad y la caída del pelo: se ha demostrado que el coronavirus afecta a los receptores hormonales de andrógenos que se encuentran en los pulmones. Y estos mismos se encuentran en el folículo piloso (el germen de cada cabello), de aquí que se crea que el virus ataque ahí directamente, provocando la caída», explica Javier Pedraz, presidente de la Sociedad Española de Restauración Capilar (Serecap). Aunque «tiene lógica», este especialista advierte de que no ha pasado tiempo suficiente para constatar estas teorías mediante una investigación científica solvente. Eso sí, señala, también explicaría otro hecho ya constatado: que la enfermedad se ceba más con las personas con calvicie.
javier pedraz | presidente de la sociedad española de reparación capilar (serecap)
A pesar de la lógica preocupación, –¡respire!– la caída del pelo a consecuencia de la covid-19 es reversible. David Saceda, miembro de la Unidad de Tricología (la ciencia que estudia el pelo y el cuero cabelludo y Trasplante Capilar del Grupo Pedro Jaén, señala que «es un proceso similar al que se produce durante el posparto, o la caída estacional, pero más exagerada. Esta caída es totalmente recuperable, lo más importante es comprobar que no haya otras causas que retrasen la mejoría (por ejemplo, tener los niveles de hierro bajos o padecer una alopecia androgénica al mismo tiempo)».
Su compañera de centro, la doctora Claudia Bernárdez, dermatóloga especialista en la misma rama, añade: «La infección por covid genera una alteración de los sistemas inflamatorios del cuerpo que afectan también al pelo, frenando su crecimiento durante el pico de la enfermedad. Posteriormente este pelo se cae y lo hace para poder dar lugar a la formación de un nuevo pelo. Por eso, si no hay ninguna enfermedad asociada u otro tipo de alopecia, el pelo se recuperará poco a poco».
Solo un especialista puede determinar que no hay otras causas y recomendar los denominados «tratamientos estimuladores de recrecimiento». Hay pérdidas irreversibles, cuya única solución pasar por un trasplante capilar. Pero sí existen fórmulas para dar vitalidad, fortalecer y ayudar a crecer al cabello cuando el diagnóstico lo permita. En realidad, existen más de 100 tipos de alopecias, con lo que los recursos a la hora de abordarlas son muy diversos. «Yo siempre digo que en esta especialidad no existen los milagros, pero sí tratamientos efectivos», afirma el presidente de Serecap. En este sentido, Bernárdez le sigue y apunta que «existen muchos tratamientos para frenar la caída y mejorar el recrecimiento del cabello, aunque no para prevenir la patología antes de que aparezca».
claudia bernárdez | dermatóloga especialista en tricología del grupo pedro jaén
Los tratamientos están enfocados al denominado folículo piloso. Al nacer tenemos unos 1.000 por centímetro cuadrado, cifra que disminuye a medida que envejecemos. Cada uno de ellos produce un único un pelo completamente nuevo una media de 20 veces durante toda la vida. Contiene su propio músculo, nervio y suministro de sangre y él determina el grosor y la longitud del cabello.
En función de si se ha perdido o no esta raíz o germen del pelo (ya sea por motivos genéticos, hormonales o incluso agresiones externas) se puede intervenir.
«Hay personas tienen la impresión de haber perdido muchísimo cabello, pero que conservan pelos finísimos, casi imperceptibles. Sobre ellos se puede trabajar. Por eso a veces, durante un tratamiento, parece que se ha hecho un implante, cuando en realidad se ha reforzado el crecimiento donde había posibilidad», explica Pedraz.
En el caso de las alopecias androgenéticas –la más conocida y la más frecuente tanto en hombres como en mujeres— existen cuatro tratamientos básicos: el farmacológico (compuestos químicos de eficacia demostrada como el minoxidil, el finasteride la dutasterida, que se administra vía oral o mediante inyecciones directas en el cuero cabelludo en función del paciente y su caso), el plasma rico en plaqueta y los tratamientos de mesoterapia con distintos activos (vitaminas, proteínas, etc.) que también se administran en cabina mediante inyecciones directas.
David saceda | tricólogo grupo pedro jaén
Por último, como novedad, hace un par de años que la FDA (la autoridad de referencia en seguridad alimentaria y farmacológica estadounidense) ha demostrado la eficacia de la aplicación del láser para estimular el folículo. A veces también es necesario «el control de la causa hormonal que las causa, con tratamiento antiandrogénico», puntualiza la doctora Bernárdez. Algo que es más frecuente en mujeres. «Las líneas de tratamiento varían por sexos y, de hecho, muchas veces son totalmente diferentes de una persona a otra», advierte el Saceda .
Todas estas soluciones son efectivas mientras se aplican. «Cuando se abandonan los tratamientos, deja de hacer efecto», reconoce el doctor Pedraz. En cuanto al coste, pueden ir desde los 10 euros de algunos fármacos a los 3.000 euros de los métodos más sofisticados.
¿Cuándo es demasiado tarde para intervenir? Eso solo lo puede determinar un especialista, que determinará si la única vía para recuperar la melena es el implante o si, por contra, su estado admite algún tratamiento. Lo que sí se puede decir es que nunca es demasiado temprano: tras la pubertad, en la adolescencia, es el mejor momento para chequear la cabellera porque es cuando su calidad empieza a resentirse.
Si los fármacos que estimulan el crecimiento capilar son tres a lo sumo: ¿qué crédito tienen la multitud de tratamientos de parafarmacia, que no tienen la categoría de fármaco, pero que anuncian beneficios para la melena, desde prevenir la caída hasta darle brillo? Javier Pedraz, presidente de la Sociedad Española de Restauración Capilar (Serecap), es categórico al resolver esta duda. «En general este tipo de productos tiene poca aceptación entre los especialistas. Ahora bien, es cierto que a veces los recomendamos porque está demostrado que tienen un efecto placebo en los afectados por la caída cuando ésta se debe al estrés. Digamos que ese efecto placebo rebaja este factor desencadenante», explica.
La dermatóloga Claudia Bernárdez añade que «en casos puntuales pueden mejorar una caída capilar, pero hay que saber no son la base de ningún tratamiento». En ningún caso recomiendan, eso sí, automedicarse sin un diagnóstico.
Hay que saber distinguir el efecto cosmético (mejora la calidad y estética del cabello, algo que sí puede hacer un champú) de los tratamientos médicos con tras las alopecias. «Las soluciones anticaída (lociones, champú, cápsulas…) de venta libre en farmacia, muchas veces no tienen el efecto que anuncian», advierte el tricólogo David Saceda, del Grupo Pedro Jaén.
¿Se puede hacer algo más por prevenir el deterioro de tan preciado don? «Tener una dieta variada y rica en antioxidantes, realizar ejercicio físico, evitar el tabaco… son algunas de las medidas que retrasan cualquier tipo de envejecimiento, la alopecia incluida», pero cuando las causas de la pérdida del vigor de la melena, y la densidad de la misma, son genéticas no depende de que la persona lleve un estilo de vida que favorezca la conservación de su cabello. Puede disminuir el riesgo, pero no es determinante.
Los tratamientos farmacológicos eficaces son minoxidil, dutasterida y finasteride. Pueden tomarse por vía oral, aplicados en loción o mediante microinyecciones en el cuero cabelludo. En hombres, es más usada la dutasterida y el minoxidil. En, mujeres también el minoxidil, las microinyecciones de dutasterida y tratamiento hormonal si es necesario.
La mesoterapia consiste en inyectar directamente en el cuero cabelludo compuestos que no tienen rango de medicamento y cuya frecuencia de aplicación determina cada fabricante. Se trata de conglomerados de aminoácidos, vitaminas, factores de crecimiento, antiandrógenos, acido hialurónicos... Sirven para fortalecer, no para regenerar.
En la clínica, se extrae la propia sangre del paciente. Esta es sometida posteriormente a un tratamiento que, digamos, la activa. Luego se vuelve a inyectar en la zona de caída. Los factores de crecimiento plaquetario fomentan la producción de proteínas, con lo que favorece el crecimiento del cabello. Esta técnica evita su caída, lo mantiene y lo fortalece.
El láser de baja frecuencia ha sido aprobado en EE UU para el tratamiento de la alopecia. La luz se puede aplicar de distintas formas: con peines especiales o con gorros. Lo que provoca el láser es la vasodilatación que contribuye a que el folículo bombee más sangre y fortalezca así el pelo. Se suelen recomendar varias sesiones a la semana por un plazo indefinido.
Cuando se hace una herida sobre la piel el cuerpo envía toda su artillería para repararla. Esta es la idea detrás de este tratamiento que busca hacer unas microheridas de forma controlada para que el cuerpo envíe factores de crecimiento. Se aplica con anestesia local con un rodillo especial que deja pequeñas heridas del tamaño de la raíz del pelo. Mejora el crecimiento y la densidad.
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