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¿Una vacuna para toda la vida o una cada año? De qué depende

¿Una vacuna para toda la vida o una cada año? De qué depende

Tres son los factores que influyen en las dosis que requieren: la persona, el tipo de vacuna y el comportamiento del virus

Martes, 9 de marzo 2021

Nunca se había hablado tanto de las vacunas como ahora. Nada raro si se tiene en cuenta que son el único elemento que invita a la esperanza en el agotador contexto de la pandemia de Covid-19. Pero la profusión de detalles técnicos sobre las ... mismas no siempre ayuda al público lego en medicina a sacar conclusiones del todo correctas. O al menos, a tener claro qué significa cada novedad que se anuncia en la actual campaña de vacunación. Una de las dudas generadas más recientemente sobre ellas gira en torno a las dosis que se aplican.

La vacuna de unas marcas, como es el caso de las creadas por Biontech y fabricadas por Pfizer, requieren de dos dosis; pero otras de una solo. Pero es que además, tampoco se valora la aplicación de la misma cantidad de estos fármacos en todos los casos. Perfiles distintos de personas pueden requerir diferentes dosis. A estos tres escenarios se suma el runrún que empieza a tomar cuerpo sobre la necesidad de repetir la vacunación contra el coronavirus en los próximos años. Aún no se ha determinado con seguridad, pero es algo que no se descarta.

El problema real no es solo la confusión sino que esta ponga en entredicho la eficacia de las vacunas. ¿Acaso son peores porque requieran recuento? ¿De qué sirve todo esto si en un año la campaña debe repetirse? Son algunas de las preguntas que sobrevuelan el ánimo de la población.

Contestarlas en relación al Sars-Cov-2 es también hacerlo sobre el resto. Porque, del mismo modo que se plantea con la enfermedad que ahora ocupa y preocupa, sucede con otras viejas conocidas de los calendarios de vacunación como pueden ser la gripe o el sarampión.

En cualquiera de los casos, existen tres factores fundamentales a tener en cuenta para entender tantas diferencias en su aplicación. Esta «depende del tipo de vacuna, del tipo de enfermedad y del tipo de persona», explica Federico Martinón, pediatra y miembro del comité asesor de vacunas de la Organización Mundial de la Salud, quien reconoce que, aunque pueda no parecerlo a priori, «es un tema complejo».

Respuestas distintas

Cuando se trata del tipo de vacunas, hay que tener en cuenta que no todas provocan una reacción idéntica en el cuerpo. Es decir, hay algunas que estimulan de forma débil el sistema inmune y por ello necesitan más dosis para que la respuesta sea completa. También influye el sujeto al que se les administre: «cuando el sistema inmune no es lo suficiente maduro, como sucede con los niños, necesitamos administrar varias dosis para estimularlo», explica jefe de servicio de pediatría del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago.

Del mismo modo, cuando las personas padecen una enfermedad de base, como una alteración de su sistema inmune, pueden ser necesarias varias dosis para superar esta carencia.En paralelo, también se puede decidir de repetir las vacunas cuando se haya visto que esto aporte calidad en las defensas, además de cantidad. Es decir, que la exposición repetida al antígeno contra el que se quiera luchar no solo genere una gran cantidad de anticuerpos, sino que la respuesta de estos sea más madura y más específica contra la enfermedad en cuestión.

«La persona y el estado de su sistema inmune, el comportamiento del virus y el tipo de vacuna son los tres condicionantes básicos que hacen variar las dosis a aplicar»

federico martinón | pediatra y asesor vacunas de la oms

Pero hay enfermedades provocadas por virus que, dicho de algún modo, son más exigentes. Dolencias muy agresivas, cuya prevención depende mucho de que exista un nivel alto de defensas contra el virus circulando por el cuerpo. Es el caso, por ejemplo, la enfermedad meningocócica (que provoca varios tipos de virus y es conocida popularmente como meningitis). «De aquí que se requieran varias dosis de recuerdo porque, aunque el sistema inmune responda bien, e incluso genere una buena memoria, la enfermedad que tratamos de enfrentar es muy dependiente de que existan en el organismo niveles altos de estas defensas específicas».

Con otras patologías, como la hepatitis B, sucede lo contrario. El tipo de infección es más lenta y la duración de la memoria del sistema inmune que genera la vacuna es más duradera. «Una vez que se completa la pauta con esta vacuna, la protección puede durar toda la vida», añade Martinón.

Así sucede igualmente con otros virus como el del sarampión o la varicela, aunque en este último caso lo que influye es el tipo de vacuna. «Las que son vivas o atenuadas, en las que se incluye el propio patógeno, pueden generar defensas para toda la vida si este no se modifica», añade el asesor de la OMS.

Pero muchos cambian a todos los años dando lugar a lo que todos conocemos como 'las cepas'. Es lo que sucede con la gripe: todos los años hay que vacunarse porque el virus tiene esa capacidad de mutación genética y hay que adaptar la dosis para hacerle frente. «No significa que la vacuna no funcione –aclara Martinón– sino que las cepas que circulan son capaces de evadir la respuesta inmune que produce la vacuna del año anterior». Por ello, la vacuna incluye cada año las variantes del mismo virus que ya circulan por el mundo.

Este escenario se contempla también con el coronavirus. «Aunque las vacunas funcionen bien, pueden ser necesarias dosis de recuerdo en función de la capacidad para mutar del virus, que aunque menor al de la gripe, puede hacerlo hasta 24 veces al año», añade el especialista.

Es pronto para saber cada cuánto habrá que repetir la campaña de vacunación del Covid-19, pero todo indica a que sí será necesario incluir modificaciones que hagan frente a la evolución del virus.

EN TRES EJEMPLOS

Gripe

La vacuna de la gripe es uno de los ejemplos de la necesidad de repetirla cada año con modificaciones para adatarse a las mutaciones que el virus haya experimentado durante el año. Con el coronavirus se contempla un escenario parecido, aunque muta menos que la gripe.

Meningococo

Este virus es uno de los que requieren varias dosis de recuento. En este caso son necesarias porque, aunque la vacuna genere una respuesta inmune correcta, la agresividad de la propia enfermedad requiere de unos niveles muy altos de defensas para que pueda ser frenada adecuadamente.

Hepatitis

Con esta vacuna, una vez cumplida la pauta, puede ser suficiente una sola administración durante toda la vida porque se trata de una infección lenta, a lo que se suma que la memoria de defensa que genera la vacuna es duradera. De ahí que no requiera de más dosis para estimular más el sistema inmune.

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