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Pese a la advertencia sobre el peligro de los remedios caseros y de las modas que circulan por internet, seguimos creyendo que, si mucha gente lo hace, será porque funciona.
Una de las últimas tendencias que se ha 'viralizado' por redes sociales es blanquearse los ... dientes con 'borradores mágicos' –esponjas utilizadas para eliminar manchas difíciles en las paredes, los suelos o el mobiliario–. El apodo de 'mágicos' no es casual. Se debe a que despegan la suciedad de tal forma que consiguen quitar lo que otros métodos no son capaces de limpiar. Eso sí, no están pensados para pulirse la dentadura.
El motivo es que «contienen espuma de melamina, un producto químico abrasivo cuya composición incluye formaldehído, una sustancia altamente tóxica y con potencial carcinógeno», advierte Patricia Bratos, ortodoncista y cofundadora de la clínica dental Ferrus & Bratos, en Madrid. «Estos compuestos ponen en riesgo nuestra salud bucal, es como pasar un papel de lija por los dientes, lo que puede erosionar el esmalte. Además, al rozar la encía, es posible desencadenar lesiones en la mucosa oral».
El 'Jawline Trainer' es un aparato que se puso de moda en Tik Tok y que promete tonificar la mandíbula tras un tiempo prolongado mordiendo unas bolas de silicona. Ferrús y Bratos los desaconsejan. «Forzar la boca continuamente genera problemas en la articulación temporomandibular, como dolor de cuello, oídos y dientes, rigidez en los músculos faciales, chasquidos articulares o dificultad y molestias al abrir o mover la boca. Además, produce la hipertrofia del masetero y desarrolla contracturas,que es lo que puede dar la sensación de que el músculo se está 'definiendo'».
Como si de una uña se tratara, hay quien utiliza la lima para moldear su dentadura. «Eliminar parte del esmalte dental es algo muy peligroso para la salud oral. Si aplicamos demasiada fuerza en las piezas con un material duro y rugoso, es probable que los dientes se fracturen. En función de la gravedad de la rotura, puede haber complicaciones derivadas, como la sensibilidad dental. Si la estructura interna de la pieza se ve perjudicada, será necesaria una endodoncia para salvar el diente».
Si se desea tener los dientes más blancos, su recomendación es someterse a un blanqueamiento dental profesional, pues ni siquiera el efecto de las pastas de dientes blanqueadoras es suficiente para lograrlo. ¿Por qué? «Porque este tipo de artículos, ya sea en forma de dentífricos, geles o tiras, están sujetos a una Directiva Europea (la 2011/84/UE), que prohíbe la venta de productos con más de un 0,1% de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada). Es esta sustancia, precisamente, la que penetra en las capas internas del diente para aclarar varios tonos su color, y solamente se puede aplicar una mayor concentración bajo la supervisión de un odontólogo o higienista dental», explica su compañero Jorge Ferrús, implantólogo, periodoncista y cofundador de la clínica.
Así, el único método realmente eficaz y seguro para conseguir una sonrisa brillante es acudir a una clínica dental. Existen tres tipos de tratamientos: con férulas, con lámpara de luz led o combinado (se aplican ambos). Este último es el más utilizado. Y el proceso es el siguiente. «En la primera fase, de dos semanas de duración, combina el uso de férulas hechas a la medida de la boca del paciente, que deberá usar durante las horas de sueño, junto con un gel blanqueador cuya concentración de peróxido de hidrógeno es de entre un 10% y un 16%. Transcurrido este tiempo, se realiza una sesión con lámpara de luz fría de una hora de duración, en la que se aumenta la concentración de peróxido del gel (entre el 20% y el 37,5%). Esto es posible gracias a la supervisión directa de un especialista y a que se aíslan las mucosas del paciente (labios, encías…), para que no entren en contacto con el gel. Tras la sesión de lámpara, el paciente deberá volver a llevar las férulas junto con el gel blanqueador en casa durante otras dos semanas», cuenta Bratos.
Se trata de un procedimiento sencillo y con resultados rápidos que, tal y como aclaran los expertos, «no supone ningún riesgo para los dientes», aunque hay personas que, durante el tratamiento, experimentan un aumento de la sensibilidad dental. «Se debe a que para que el agente blanqueador penetre en las piezas, los poros de los dientes se abren, pero la sensibilidad es pasajera y desaparece una vez finalizado el tratamiento», dice Ferrús. Eso sí, para los pacientes que sufren una sensibilidad aguda recomienda el uso de productos desensibilizantes mientras dura el blanqueamiento, con el fin de paliar las molestias. Para somerterse a este tratamiento hay que se mayor de edad.
La durabilidad de la blancura dependerá del estilo de vida de cada uno. Con o sin blanqueamiento, fumar, beber alcohol y tomar a menudo alimentos con una alta coloración –té, café, frutos rojos, salsa de soja– contribuye al oscurecimiento de la sonrisa. Por tanto, mientras que algunas personas puede que tengan que realizarse mantenimientos periódicos entre 2 y 5 años después de haber aclarado el tono de los dientes, hay otras que no lo necesitarán, pues conservarán los resultados del tratamiento inicial. En cuanto al precio, es variable, pero puede obtenerse con fiabilidad a partir de los 600 euros.
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