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LAURA LIEDO
La ansiedad como aliada

La ansiedad como aliada

Trucos para convertir el malestar por un exceso de esta emoción en algo beneficioso y aprovechable

Sábado, 18 de septiembre 2021, 00:05

Quién no ha pasado noches en vela en la cama dando mil vueltas a las angustias vividas durante el día; a los problemas que llegarán mañana o dentro de un mes, incluso a los que no llegarán nunca; a la posibilidad de que nuestro plan ... salga mal, a miedos infundados sobre nuestra salud o la de los que nos rodean... Y lo que cuesta parar esa rueda. Pues es posible si conocemos algunos trucos. Y sin recurrir a la química. Incluso podemos aprovechar ese exceso de ansiedad para reconvertirla en algo positivo. Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), ofrece algunas pautas.

Una emoción adaptativa más

La ansiedad es necesaria

«La ansiedad es una emoción, como lo son la tristeza o la alegría, que sirve para ponerte en alerta cuando lo necesitas, para activarte. Pero una cosa es estar alerta porque te ayuda a hacer determinada función y otra estar siempre en alerta o con demasiada dosis de ella», avisa.

Memoria

Ayuda a concentrarse

Cuando tienes un examen es normal sentir ansiedad pero solo durante la prueba, advierte. «Debe ser algo controlado pues eso te ayuda a estar más concentrado y a que la memoria funcione mejor». Porque las emociones sirven para algo: «Estar triste es normal cuando has perdido a alguien y ayuda al duelo, pero cuando pasa un tiempo se acaba. Lo mismo con el enfado, es desagradable pero a veces es recomendable para que el otro tome nota de que algo te ha molestado y no vuelva a hacerlo. Las emociones duran un tiempo y luego pasan, deben pasar. No podemos vivir ansiosos».

Ansiedad colectiva

Evite el contagio

Porque la ansiedad se contagia y se convierte en colectiva: «Justo antes de un examen se te acerca el típico que te pregunta qué crees que van a preguntar y le dices que mejor habláis de otra cosa porque te pone nervioso. Con la pandemia la gente puede sentir ansiedad ante un posible contagio o también porque es negacionista y no quiere vacunarse y le pone nervioso que pretendan que lo haga» .

Comunicación social

Hable con los demás

Si a un amigo se le ha muerto la madre, le acompañas, y esa persona además de la tristeza siente cariño y apoyo, «le ayudas a elaborar su duelo», explica Cano Vindel. Añade que la gente que tiene ataques de ansiedad los siente de forma muy potente y se asusta, «aunque en realidad la ansiedad es inocua por sí misma.Si te preocupas y le prestas mucha atención sube la intensidad y te asustas y entonces sube aún más. Es un círculo vicioso del que es difícíl escapar. Y te vas a Urgencias o te tomas una pastilla, cuando manejar esto es tan fácil como tirarte a la piscina y pensar en otra cosa, o como ponerse a hablar con alguien». Recuerda el psicólogo una ocasión en que acababa de subirse a un avión y junto a él viajaba una persona que estaba a punto de tomarse un tranquilizante para afrontar el despegue. «Pero se puso a hablar conmigo y despegamos... pues al final no se dio cuenta y no necesitó tomarse la pastilla. Si en vez de eso se huebiera puesto a darle vueltas lo habría pasado peor».

Aceptar, reinterpretar y decidir

Ni evite ni rumie

Cano Vindel aclara que, por ejemplo, en un examen podemos manejar la ansiedad bien o mal. «Lo haríamos bien primero con aceptación, estoy nervioso porque es lo que toca. Segundo, con reinterpretación: la ansiedad me ayuda a entender más rápido lo que leo pues estoy más atento. Y tercero, tomo decisiones y decido adoptar un plan, que consiste en que estaré nervioso hasta que termine el examen y a las doce me iré a tomar algo con mis amigos. En cuanto a la mala forma de afrontarlo, habla de los intentos de «evitación: estoy muy mal y quizá no me presente. Pues peor para ti porque tendrás que presentarte en otro momento. Y luego está la 'rumiación': estoy nervioso, me hago chuletas, me siento cerca de Fulanito porque así le puedo copiar... Estoy tratando de resolver el problema de que voy a suspender y no pienso que es un examen que voy a aprobar porque suelo aprobar siempre».

Dando vueltas en la cama...

Póngase siempre en lo mejor

Precisamente, visualizar los mejores resultados es, según Cano Vindel, lo contrario a la 'rumiació'. Se refiere a que, por ejemplo, dando vueltas a los problemas en la cama, solemos ponernos siempre en el peor escenario posible. «¡Y eso genera más ansiedad! Repasas todas las posibles desgracias que no van a suceder. Pensamos en lo peor cuando lo peor es poco probable que suceda, porque no piensas que la lotería te puede tocar y, sin embargo, crees que te puede tocar un cáncer. Y si esto pasara, tampoco sería lo peor del mundo, porque mucha gente se cura y vive 25 años con ello. O piensas que antes de estar en silla de ruedas prefieres morirte y resulta que hay paralímpicos ganando medallas».

Autoinstrucciones, menos crítica

Sea 'bueno' consigo mismo

El 'autodiálogo' interno, las autoinstrucciones son muy importantes: «Si le dices a tu hijo 'muy bien, estás aprendiendo mucho y lo vas a conseguir' es mejor que si le dices 'aún no has aprendido nada, lo que te queda'. Porque eso puede cambiar el resultado de las cosas. Y si lo haces con tu hijo porque crees que es bueno para él... ¿Por qué no lo haces contigo mismo? Menos críticas y castigos porque eso desmotiva y es desagradable».

Apuntarse a clases, más deporte...

Búsqueda de nuevos objetivos

Recomienda el especialista distraerse para no estar todo el rato 'rumiando'. Poner el foco en nuevos objetivos de vida, apuntarse a clases, a cursillos, hacer deporte...

En la Naturaleza

Acérquese al bosque, al mar...

Visitar la naturaleza ayuda a relajarnos: «Mirar al mar, pensar en lo grande y lo hermoso que es. O ir al bosque y darnos cuenta de su inmensidad...».

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