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¿Es bueno el aloe vera como alimento?

¿Es bueno el aloe vera como alimento?

Es bueno para la piel, pero no hay evidencias de que su ingesta sea saludable

Viernes, 26 de marzo 2021, 19:00

La sola mención al aloe vera conlleva una rápida asociación mental con las propiedades beneficiosas que aporta a nuestro organismo, casi mágicas, hasta milagrosas podría parecer. Lleva mucho tiempo, milenios, desde el Antiguo Egipto, ligado a la idea de que resulta perfecto para cuidar, hidratar, rejuvenecer e incluso curar y restaurar nuestra piel, pero en los últimos años, además, ha aparecido en los supermercados como parte de refrescos, yogures y también en concentrados bebibles dentro de dietas de adelgazamiento. ¿Cuánto hay de realidad científica detrás de todo esto?

Beatriz Robles, dietista-nutricionista y autora del libro 'Come seguro comiendo de todo' (editorial Planeta), recurre al «efecto halo» para explicar este fenómeno: «Sucede cuando a partir de las características de un producto nos creamos una opinión sobre él, atribuyéndole propiedades positivas en otros aspectos. Y aquí se ha extendido la creencia de que sus propiedades beneficiosas en cosmética pueden ampliarse a la alimentación, pero no es tan fácil».

Se refiere a esos productos lácteos que por contener un poco de aloe se venden tres veces más caros, o los complementos alimenticios en jugo o cápsulas «que se publicitan con lemas como 'ayuda en problemas estomacales', 'mejora problemas inflamatorios internos' o 'favorece la pérdida de peso'». «Pero la realidad es que la Comisión Europea no permite que se haga ninguna alegación de propiedades saludables sobre el aloe ni sobre ninguno de sus compuestos;para hacer declaraciones de ese tipo sobre un alimento deben estar científicamente demostradas, y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se encarga de verificarlo». Explica Robles que consumir trozos de aloe en un yogur o en la ensalada «de forma esporádica no supondrá exponernos a grandes cantidades de compuestos tóxicos, aunque se consuma la hoja completa». Pero que hacerlo de forma habitual con complementos alimenticios o jugos nos enfrenta directamente con los HADs (hidroxiantraceno), compuestos diversos que se hallan en plantas como el aloe y que pese a estar autorizados como medicamento contra el estreñimiento, si se encuentran en una concentración más alta podrían meternos en problemas: «Especialmente si estas preparaciones indican, de forma ilegal, que tiene un efecto laxante, ya que se debe a la presencia de HADs».

Contenido en HADs

Aclara Beatriz Robles que no todos los productos del aloe tienen la misma cantidad de HADs. «De la hoja sale el látex, líquido contenido en la capa que cubre la pulpa con la mayor concentración de HADs. La pulpa está en la parte interna y de ahí se saca el gel, libre de estas sustancias». La industria alimentaria emplea gel y jugo, y mientras el primero no es problemático, el jugo «usa tanto látex como el producto de la hoja completa ('whole leaf extract' o 'whole leaf Aloe vera juice'), ambos con HADs. Para evitar una alta concentración, hay procesos (llamados de 'decolorización') que eliminan el 99,9% de aloína, obteniendo 'aloe vera decolorized whole leaf extract'. El International Aloe Science Council establece que sus jugos no contienen más de 10 mg. de aloína por kilo, y así el riesgo se reduce pero no se elimina. Además la EFSA dice que no hay un nivel de consumo seguro».

Explica la experta que por este contenido en HADs, en especial aloína, la EFSA incluye el aloe entre las sustancias botánicas con compuestos que pueden provocan efectos adversos si se emplean en alimentos o complementos. «Y para la International Agency for Research on Cancer, el extracto de aloe obtenido de la hoja completa es 'posiblemente carcinogénico para humanos'». En 2016, la EFSA calificó al aloe en alimentos como posible riesgo emergente, al darse cuenta de que se estaba incrementado su demanda como alimento supuestamente beneficioso, especialmente entre grupos de riesgo, y teniendo en cuenta que no se conoce su contenido en aloína».

Asegura la nutricionista que no se puede equiparar, como parece que ahora se hace, «la ingesta de alimentos que contienen HADs, con el consumo de HADs como medicamento a corto plazo para el estreñimiento ocasional, porque cuando se emplean como fármaco la dosis está controlada y se somete a controles de eficacia y seguridad, algo que no ocurre con los alimentos o los complementos alimenticios».

Advierte Robles que la Comisión está investigando si debe «restringir, prohibir o someter a control la presencia de HADs en alimentos y complementos, lo que podría afectar a la posibilidad de emplear aloe vera como ingrediente». Y concluye que, «ya que no hay evidencias de que tenga beneficios sobre la salud más allá del efecto sobre el estreñimiento, y del riesgo fundamentado que esto puede suponer, es mejor dejar el aloe vera para las cremas».

Aplicado como cosmético

De sus beneficios para la piel habla Javier del Boz, dermatólogo del Hospital Regional Universitario de Málaga y vicepresidente de la sección andaluza de la Academia Española de Dermatología: «El aloe vera lleva muchos años vendiendo propiedades para la piel, y parece la panacea, el producto que puede 'curarlo' todo. Ha sido tradicionalmente usado para tratar lesiones cutáneas como heridas, cortes, picaduras de insectos y eccemas. Y lo que parece probado es que presenta propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas y cicatrizantes, y que estas últimas parecen deberse a sustancias que lo componen, como la aloesina, la aolina y la emodina. De hecho, se ha usado para favorecer la cicatrización de cesáreas y otras heridas quirúrgicas».

Añade el doctor Del Boz que, por su efecto reparador, podría resultar útil en la prevención y tratamiento de dermatitis secundarias a radiaciones ultravioletas (quemaduras solares superficiales) o a la radioterapia (radiodermitis), aunque advierte de que las revisiones realizadas no son concluyentes. Añade que otras investigaciones defienden su uso para prevenir o tratar úlceras cutáneas producto de la presión mantenida o la diabetes, y que incluso podría servir para mejorar la psoriasis. «En definitiva, podríamos plantear el uso de derivados del aloe vera para tratar de forma tópica heridas superficiales o quemaduras superficiales siempre y cuando no presenten signos de sobreinfección».

–¿Se nos han vendido propiedades que son solo mitos?

– Aunque sea un producto muy útil, no sirve para tratar cualquier trastorno cutáneo, ni parece apto para cualquier tipo de piel. Lo natural no siempre tiene porqué ser lo mejor, y desde luego, los productos 'naturales' no son complementamente inocuos. Se han descrito casos de eccemas (dermatitis) y urticaria de contacto entre personas que se aplicaron derivados del aloe. Los cosméticos que contienen aloe vera deben presentar una concentración máxima de sus derivados, y de la misma forma está limitada la cantidad de pesticida que pueden presentar las plantas con las que se preparan dichos productos, algo a tener en cuenta cuando se usa aloe vera 'casero'. Algunas de estas reacciones adversas pueden estar relacionadas con otros excipientes contenidos, o depender de la concentración de los preparados. Hay estudios que han demostrado propiedades anticancerígenas, pero no sería adecuado basar el tratamiento de ningún tipo de cáncer (de piel o de otro tipo) en su uso. Debemos ser precavidos y consultar con el médico.

– ¿Cómo ha de administrarse para la piel, solo en crema o geles o también puede ingerirse?

– La mayoría de estudios en relación a la piel hacen referencia a su uso tópico, generalmente en forma de gel, pero también los hay basados en la ingesta de derivados del aloe: algunos apreciaron una mejoría en la elasticidad cutánea, e incluso mejoría de las arrugas faciales. Igualmente, en un estudio con ratones a los que se había provocado dermatitis atópica se vio mejoría en esa afección. Son estudios aún preliminares, pero el uso de aloe vera oral parece prometedor en este sentido.

Cleopatra cuidaba su piel y los soldados sanaban sus heridas

Siempre se ha hablado de los baños que Cleopatra se daba en leche de burra para mantener su piel cuidada. Pero la más famosa reina de Egipto añadía a su baño otro ingrediente que conseguía en sus jardines, el aloe vera. Con él, dicen, lograba rejuvener su cutis, y de esa manera ha conseguido llegar hasta nuestros tiempos como un auténtico mito de belleza femenina.

Alejandro Magno aconsejaba a sus soldados que aplicaran a sus heridas de guerra jugo de aloe, al igual que hacían los soldados del imperio romano, cuando usaban el gel obtenido de esta planta para cicatrizar los desgarros tras los combates. Al parecer los mayas también lo utilizaban, incluso para aliviar sus dolores de cabeza, y los guerreros samurais lo tenían entre sus ungüentos favoritos. No podían faltar tampoco las propiedades afrodisiacas, ya que la planta aparece mencionada en el manual del Kama Sutra.

El Consejo Internacional de Ciencias del Aloe (International Aloe Science Council) recoge en su web cómo George Ebers descubrió en 1862 por primera vez la antigüedad del uso de esta planta en un antiguo papiro egipcio fechado en el 3500 a. C. Hay más de 200 diferentes tipos de aloe vera en la naturaleza, una planta a la que también se le denomina lirio del desierto, donde crece de forma totalmente espontánea.

La asociación indica que el gel de aloe extraído de esta planta «contiene más de 75 nutrientes y 200 compuestos activos que incluyen 20 minerales, 18 aminoácidos y 12 vitaminas. «La hoja de una planta de aloe vera es un excelente botiquín de primeros auxilios para desinfectar heridas leves por cortaduras y para contrarrestar las picaduras de insectos», asegura.

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