Vivir | Relaciones Humanas
Sexo en la ducha: así se hace (sin desgraciarse)Secciones
Servicios
Destacamos
Vivir | Relaciones Humanas
Sexo en la ducha: así se hace (sin desgraciarse)En el cine todo parece tan fácil... ¡Si hasta vemos verosímil que Spiderman cruce la ciudad de azotea en azotea! Por eso, cuando en alguna peli se ve una escena tórrida en la ducha, parece lo más sencillo del mundo. Pero, al llevarlo a la práctica, hay movimientos y posturas que no son aptos para personas de este mundo (o que quieran seguir en este mundo). «Qué bien queda cuando no tienen riesgo de resbalarse, ¿no? Ahora bien, si alguno de los dos prueba a arrodillarse o se inclina contra los azulejos, la cosa se pone bien peligrosa. Y si a esto le sumamos que el agua hace que la lubricación desaparezca y se vuelva todo más seco y haya fricción, no queda una situación tan sexy», indica Lucía Jiménez, sexóloga de la marca de bienestar Diversual.
No obstante, la sexóloga admite que tener sexo en la ducha «puede ser muy excitante si sabemos esquivar estos inconvenientes y aprovechar la intimidad que puede generarse». Junto a otras tres expertas, ofrece unos consejos para no rompernos la crisma en el intento y disfrutar del momento.
«Seamos prácticos: pon un tapete antideslizante en el plato de la ducha. Puede evitar sustos. Además, debes asegurarte de que no haya restos de jabón, mascarilla o suavizante: mejor enjuagarse antes de ponerse a buscar posturas», aconseja Jiménez. Otro tipo de seguridad: «Recordad que las ITS y los embarazos se pueden dar, aunque estemos en la ducha y esté corriendo el agua, por lo que no debemos olvidarnos de usar protección», indica Cecilia Bizzoto, de la plataforma de sexualidad liberal JoyClub.
Jiménez también añade un aspecto que casi todos pasan por alto: «Lubricante en la ducha, sí, lo que oyes. Elígelos con base de silicona o aceite, que durarán más bajo el agua. Los de base acuosa se diluyen».
«Uno de los motivos por los que nos puede costar sentir durante las relaciones sexuales es que no damos tiempo a la mente a aterrizar en el cuerpo y a calmarse. Estamos tan envueltos en nuestros pensamientos y preocupaciones que, cuando queremos sentir físicamente, no podemos. La ducha propicia ese momento de 'impasse' entre la velocidad diaria y la lentitud (al menos mental) requerida para el sexo –señala Jiménez–. La temperatura del agua encendiendo la sensibilidad de la piel, la vulnerabilidad de limpiar nuestro cuerpo o el de nuestra pareja con una esponja o las manos, cuidar otra piel, sentir los olores de los jabones... todo ayuda».
Alba Povedano, sexóloga y encargada de la tienda erótica Amantis Gràcia, apunta que la alcachofa de la ducha puede ser un gran aliado. Además de la presión del chorro, podemos jugar con el cambio de temperaturas, «aportando más calor si queremos que llegue más sangre a una zona, o enfriando si queremos pausar un poco el juego sexual».
Cecilia Bizzoto añade una cuestión. Cuando la cosa ya se ha puesto calentita, «es necesario tener en cuenta que el jabón debe estar lo más alejado posible de la vulva. Los jabones, especialmente si no están diseñados para el uso genital, suelen desequilibrar el pH e incrementan la probabilidad de infecciones, además de provocar sequedad e irritación. Y no hay que usarlo como lubricante».
El Lobo: una persona abraza por la espalda a la otra y la masajea o la penetra desde atrás. «No hace falta tener mucho espacio y la persona que está delante puede inclinar todo lo que quiera su cuerpo para crear más ángulo de rozamiento», indica Lucía Jiménez.
Juguetes: un aliado clave a la hora de hacerlo en la ducha es un juguete sexual. «Y no me refiero solo a los míticos patitos vibradores que tanto han aparecido en el cine, me refiero a dildos de silicona con ventosa que puedas pegar a las baldosas, cualquier vibrador resistente al agua», indica la sexóloga de Diversual. «Llévate tu juguete sexual favorito, pero asegúrate de que sea 'waterproof'. Hay muchos que lo son. Esta es una forma estupenda de mezclar tu rutina de cuidado personal, además de ser ideal para parejas», añade Mónica Chang, experta en salud sexual de Iroha. Y, puestos a ayudarnos con elementos, ahí va uno de mobiliario: un banquito de esos de ducha da mucho juego para que una de las personas se siente y otra se ponga encima.
Arrodillados: en el plato de la ducha o bañera, frente a frente, no hay apenas riesgo de resbalarse. «Se pueden restregar los cuerpos, usar las manos libremente para tocar...», indica Jiménez.
Flor de loto«Si el espacio lo permite, esta postura es muy cómoda y muy placentera. Una persona se sienta con las piernas cruzadas y la otra se coloca encima abrazando el tronco de la primera con sus extremidades inferiores–describe Jiménez–. Si la que está encima inclina su cuerpo un poco hacia atrás, creará un ángulo que le permitirá balancearse por el cuerpo de la otra persona».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
25 artistas para descubrir y disfrutar en 2025
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.