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Las seis claves para que no se te atragante volver

Volver a la rutina sin depresión postvacacional

Las seis claves para que no se te atragante volver

Reserva unos días para planear tu regreso de vacaciones y regodéate en ellas (sí, está bien hacerlo)

Julia Fernández

Santander

Domingo, 1 de septiembre 2024, 00:17

Se acabó. Como cantaba María Jiménez, ahora su mundo es otro. Más concretamente en unas horas será radicalmente diferente al de las últimas semanas. Llega septiembre, el primer lunes, y toca volver al trabajo. Es verdad que no es usted el único: hay toda una horda de empleados que se despidió en agosto de la oficina y ya calienta motores para incorporarse de nuevo. Pero mal de muchos, consuelo de tontos, como dice el refrán.

Como se nos supone adultos, no podemos llorar y patalear cual crío pequeño en su primer día de cole, pero seguro que ganas no les faltan a algunos. Por eso es inevitable la pregunta: ¿hay algún modo de pasar el trago de la mejor manera posible? «Sí, existen cosas que podemos poner en práctica para minimizar un poco ese malestar asociado a los primeros días de trabajo tras un periodo vacacional medio-largo», tranquiliza Olga Merino, psicóloga y directora de salud mental de Avanta Salud.

No es un método científico con miles de estudios detrás, pero sí una receta para hacernos más llevadera la vuelta al curso después de haber casi tocado el cielo con los dedos en nuestras vacaciones y habernos creído millonarios sin que nos hubiera tocado la lotería. «Vamos a enfocarnos en lo que sí depende de nosotros, en cómo lo enfocamos, cómo lo vivimos, nuestra actitud y qué podemos hacer para compensar lo negativo», precisa la experta.

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    No tienes una bola de cristal

Las cosas hay que vivirlas en su lugar y en su momento. Como no somos máquinas, cuando nos vamos de vacaciones siempre cuesta un poco desconectar. Pero lo normal es empezar al segundo día. Desde ese momento hasta la octava jornada iremos notando los crecientes beneficios psíquicos y físicos. Y desde el noveno día, se mantendrán hasta que toque volver a la normalidad.

Pero hay gente que se anticipa mucho a ese regreso y la última semana ya está pensando en lo que viene y en lo que pasará. «Es fundamental no anticiparse», recomienda Merino. Porque no tenemos una bola de cristal. Y ese querer adelantarse puede que traiga consigo una mayor ansiedad, un sentimiento que debemos evitar para hacer una 'rentrée' saludable.

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    ¿Volver el último día?

No somos videntes, pero sí podemos hacer algo para preparar una vuelta a la oficina suave: entrenarnos. «Volver al trabajo requiere un periodo de adaptación. Y en 24 horas no puedes completarlo ni física ni mentalmente», explica Merino. Así que si es de los que vuelve el último día y a última hora a casa, mal. «No hace falta que nos pasemos 15 días poniendo orden, porque entonces no disfrutaríamos del verano, pero los dos o tres últimos sí».

En esas jornadas, deberemos ir organizando nuestros horarios poco a poco para que se asemejen a los que vamos a tener a partir del día D, el de la vuelta: ir adelantando la hora de despertarse poco a poco, regulando las comidas, acercar nuestra momento de acostarnos al habitual cuando trabajamos... Debe ser algo gradual.

– ¿Tan perjudicial es un cambio radical de hoy para mañana?

– Genera un choque emocional que tiene su repercusión en la parte física. Entre otras cosas, descansaremos peor.

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    Saca la agenda

«La vuelta al trabajo es como la vuelta al cole», confirma la experta. Y volvemos con ideas y planes que queremos poner en práctica. Pero aparte de esto, nos esperan ya nuestras tareas propias. La primera es ponerse al día de lo que ha pasado. «No conviene hacerlo de golpe». Hay gente que a la vuelta tiene muchos 'emails' atrasados, en vez de darse el atracón el primer día es más productivo dosificarse, siempre que nuestro trabajo nos lo permita.

¿Cómo? Dedique una parte de la jornada, por ejemplo, una hora, a revisar el correo la primera semana para acabar con lo acumulado. El resto de horas, dedíquelas a las otras tareas y «asuma progresivamente los objetivos», recomienda Merino, que también es co-responsable del grupo de salud laboral del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

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    Regodéate un poquito

Todos tenemos ese compañero que se tira hablando de sus vacaciones meses. Y relata todo con pelos y señales. ¿Es un plasta o nosotros unos amargados? Pues sin caer en lo primero, deberíamos seguir un poco su ejemplo. «No es nada recomendable llegar al trabajo y actuar como si no hubiera pasado nada», subraya Dolors Líria, psicoterapeuta experta en salud profesional y vicedecana del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. Eso de 'como decíamos ayer' que pronunció Unamuno tras ser restituido como rector en la Universidad de Salamanca después de la dictadura de Primo de Rivera no aplica en esta situación.

«Nos vendrá bien poder compartir nuestras vacaciones en el entorno laboral», subraya la experta. ¿Qué tiene de positivo? Que nos va a hacer «vivir de las rentas», es decir, al recordarlas, «volveremos a ese estado emocional más positivo». Vamos, que nos servirá para alejar malos rollos o preocupaciones y se nos dibujará la sonrisilla tonta. Ahora bien, tampoco nos pasemos y vayamos pregonando nuestras anécdotas a diestro y siniestro: «Mejor solo con quienes tengamos más confianza». Con ello evitaremos convertirnos en el temido pelmazo postverano.

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    Tómate algo con tus colegas

O todo o nada. Muchas veces nos tomamos la vuelta al trabajo de forma radical y nos metemos en lo que la psicóloga Olga Merino identifica como «rol total de obligación» desde el primer día. Pero ni el verano, ni el buen tiempo se acaban el 1 de septiembre. E, incluso el resto del año, conviene buscar momentos satisfactorios fuera de nuestro horario laboral. Hay que darse 'mimitos' y, a ser posible, en compañía.

«Si apartamos las fuentes de satisfacción no nos permitimos la necesaria oxigenación mental, que nos hace sentirnos cómodos y compensar la parte de obligación diaria». Hay que seguir «desarrollando alguna actividad de ocio, independiente de su duración temporal». Un café con los compañeros, una cerveza con los padres del cole, una comida con una amiga, dar un paseo... Cualquier opción es buena para no adelantar la rutina invernal, que siempre nos mantiene más en casa. Es salud y autocuidado, coinciden los expertos consultados.

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    Revisa el calendario

No solo hay que planificar aquello que queremos cambiar o las nuevas rutinas. Si es de los que nada más llegar ya está mirando el calendario para ver festivos, puentes y dónde meter los días libres que le restan, lo hace bien. Incluso vaya pensando en el fin de semana. Las vacaciones o libranzas no son un extra, son tan necesarias como trabajar para vivir. Esto permite también ver que 'no se acabó lo bueno', que hay más oportunidades. Al final, vivimos a plazos y es lo que nos permite ver que nos movemos. Y si el trabajo le agobia hasta descomponerle, plantéese que quizá sea verdad que necesita un cambio.

Cuida tu desgaste laboral para no quemarte

El momento de reflexionar

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Todos estamos en mayor o menor medida quemados con nuestro trabajo en alguna temporada. Pero quien sufre este síndrome lo hace de manera crónica, durante largo tiempo. Las vacaciones son un buen momento para reflexionar sobre esta situación

«No puedo con la vida»

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Si repite a menudo esta frase sin ápice de broma, debe repasar lo que tiene alrededor. Un trabajador quemado sufre un agotamiento físico y mental generalizado. Además de estrés y ansiedad, también puede tener alteraciones psicosomáticas: migrañas, dolores, problemas gastrointestinales.

Una enfermedad laboral

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En enero de 2022, la Organización Mundial de la Salud incluyó en su listado de enfermedades laborales este síndrome que, según un informe de Adecco de hace un año, experimentaron 7 de cada 10 trabajadores.

Menos compromiso y más apatía

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Tener a un trabajador agotado física y mentalmente es contraproducente a nivel empresarial. Hay que evitarlo por el bien de la persona, pero también del negocio. Según varios estudios, quien se siente así tiene un 43% menos de compromiso con la empresa y un 27% menos de iniciativa.

¿Lista de propósitos? Si, pero «en positivo» y sin acciones «drásticas»

Septiembre es, junto con enero, el mes de los nuevos propósitos. Las vacaciones son un momento excelente para hacer balance y pensar en cambios con aquello que no estamos conformes. Sin embargo, muchas veces esas buenas intenciones nos duran dos días. ¿La razón? Más allá de la fuerza de voluntad, que no nos colocamos en el sitio adecuado.

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«Lo primero que tenemos que hacer es definir el propósito de una manera sencilla pero concreta y en términos positivos», explica la psicóloga Olga Merino. Eso sí, no pequemos de ser Antoñita la Fantástica: «No seas demasiado ambicioso».

Por otro lado, no podemos cambiar aquello en lo que no tenemos capacidad de intervenir. Y esto nos debe quedar claro cuando hacemos nuestra lista para que no nos genere mayor frustración. Un ejemplo: que te asciendan no depende directamente de ti, el objetivo debe ser hacer el trabajo de determinada manera y esforzarse, pero sabiendo que el reconocimiento es algo externo.

Metas intermedias

Otra cosa es establecer «etapas o metas intermedias». Si lo que queremos es cambiar algo a largo plazo, debemos verlo como una escalera y establecer los peldaños que nos llevarán arriba. ¿A cuánto tiempo para que no se nos desvanezca la idea?«Entre 7 y 15 días» cada uno. Así seguiremos motivados para insistir en nuestras ideas.

– ¿Es el verano buen momento para tomar decisiones drásticas?

– Pasa lo mismo que cuando lo hacemos en un momento de mucho malestar. Lo hacemos desde una situación extraordinaria. Yo creo que no puedes tomar decisiones drásticas. Recomendaría poner en la balanza las cosas, reflexionar y tomar perspectiva. A la vuelta, ya en tu vida habitual, comprueba si eso que has pensado está acorde con tu día a día, con tus circunstancias, con tus valores...

– ¿Y si la respuesta es que sí?

– Pues adelante, es el momento. Pero no la tomes por definitiva cuando estés en un periodo que no es tu vida. Y las vacaciones son un periodo distinto, de muchísima intensidad.

Más productivos a la vuelta de las vacaciones

Las vacaciones no solo son necesarias para el trabajador, también para la empresa. O mejor dicho, a ésta también le va a venir bien que descanse su plantilla y, por ello, debe ser la primera interesada en facilitarlas. Quien disfruta de ellas sufre cambios físicos y mentales. Entre los primeros, destacan «la reducción del estrés, la bajada del cortisol y el ajuste del sueño», explica Enrique Baleriola, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias.

Es decir, que se van unos operarios 'quemados' y vuelven 'renovados'. Y al reducirse los síntomas del 'burnout' en vacaciones, «aumenta nuestra creatividad y nuestro bienestar emocional». ¿Cómo afecta eso al negocio? Pues en que a la vuelta tiene una mano de obra en la que «ha mejorado la atención y la concentración», al mismo tiempo que mejora el talante en las relaciones laborales.

Un jefe inteligente puede gestionar esto en su favor. Porque, además, después de un periodo de descanso, que como mínimo debería ser de entre 10 días y dos semanas», los trabajadores vuelven «más productivos», incide Baleriola. Así que desde esta perspectiva insta a que unos y otros nos tomemos este periodo a punto de acabarse muy en serio:«No son un lujo, son una necesidad física y mental que repercutirá luego positivamente en la empresa».

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