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Unas personas van a salir emocionalmente reforzadas de la pandemia y otras muchas... tocadas. Según la Encuesta Europea de Salud, en España la 'era covid' ha dejado a más de dos millones de personas con depresión y a un 5 % de la población con ansiedad ... diagnosticada. Y a río revuelto... hay quien ha visto oportunidad de negocio. En los últimos tiempos, como siempre ocurre en épocas de crisis, han surgido falsos psicólogos, gurús de la autoayuda y 'coaches' con etiquetas rimbombantes que no tienen formación adecuada y pueden terminar de hundirnos. Tres expertos nos ofrecen pistas para desenmascararles.
Si queremos ponernos en manos de un profesional, lo primero es comprobar sus acreditaciones.Aida Rubio, psicóloga clínica y coordinadora del equipo de especialistas de TherapyChat, asegura que detectar así a un falso psicólogo es fácil. «Si se anuncian en una web, por ejemplo, lo primero que tenemos que hacer es buscar su currículum en internet y ver si tienen una licenciatura o grado en Psicología.Puede que algunos profesionales muy veteranos tengan la de Filosofía, porque antaño era una vía de 'entrada' a Psicología». Luego, según indica Rubio, debemos comprobar que esa persona esté habilitada como psicólogo sanitario, ya que de lo contrario no podría tratar pacientes. Los que lo están disponen de un código expedido por el Ministerio de Sanidad. «Quien lo tiene, lo muestra», asegura Aida Rubio. ¿Más métodos de rastreo? «Mirar si tiene 'feedbacks' en plataformas médicas y acudir a los directorios de los colegios oficiales de cada comunidad, donde hay un apartado en el que los ciudadanos pueden teclear el nombre del profesional y ver si aparece. Si no figura, mejor seguir buscando». Generalmente, si el currículum del supuesto profesional es muy misterioso, no aparece en lugares oficiales o está compuesto por muchos cursillos heterogéneos y exóticos, tenemos muchos boletos de estar ante un cantamañanas.
Han proliferado las ofertas de sesiones exprés que aseguran obtener resultados con 'consultas' de 15 minutos. «Así es imposible», advierte Alessandro de Sario, CEO de TherapyChat. Esta plataforma, que acaba de renovar el Código de Buenas Prácticas en TelePsicología del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, no ofrece nunca sesiones tan cortas. «Sobre todo las primeras son largas, ya que se trata de un tanteo y eso lleva su tiempo», indica De Sario. Empezar a trabajar sin ese paso previo es peligroso: es el momento en el que el buen psicólogo comprueba si está en su mano ayudar al paciente o si tiene que derivarlo a otro profesional del gremio con otra especialidad, de otra corriente o a un psiquiatra, por ejemplo. Llegar a estas conclusiones en 15 minutos es inviable. «Desconfiemos de los que nos prometen milagros en tiempos cortos», subraya Timanfaya Hernández, psicóloga general sanitaria y vicedecana del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Y, de la atención online, ¿podemos fiarnos? «Tiene la misma eficacia y efectividad que la presencial si se hace con los protocolos y los casos adecuados», destaca Hernández. El 98% de los trastornos psicológicos pueden tratarse 'a distancia', especialmente la ansiedad, depresión, problemas de pareja... Eso sí, hay patologías más graves a las que les va mejor el cara a cara.
En psicología existe lo que se llama autorrevelación, que es cuando contamos historias muy personales e íntimas con una finalidad terapéutica.Este recurso debe ser muy bien manejado por un profesional, porque en malas manos es un arma que muestra nuestra vulnerabilidad y nos puede hacer caer en picado aún más. «Quien lo use debe ser muy experto. Si se hace mal, el paciente se puede incomodar, entre otras cosas», apunta Rubio.O empeorar. «La relación con nuestro terapeuta debe ser de comodidad, confianza y credibilidad», apunta Rubio. Si algo nos huele a chamusquina, no entendemos por qué nos saca a colación ciertos temas o nos sentimos peor tras la consulta, lo mejor es cambiar. A veces no es que ese profesional sea un farsante, simplemente es que no hay 'feeling' con él y esto no lo podemos pasar por alto. «El vínculo que estableces con el profesional marca tu buen pronóstico», sentencia Rubio.
«Un buen profesional nunca va a generar una dependencia. Al contrario, es una figura de apoyo y da al paciente herramientas para que haga su vida», recalca Hernández. Los gurús y falsos psicólogos, por el contrario, tratan de que el afectado les necesite imperiosamente en cualquier momento.Esto es nefasto para la evolución de una persona con problemas de salud mental. «Por eso nosotros ofrecemos consultas telemáticas, pero no 'chats', porque, entre otras cosas, creemos que fomenta la dependencia», indica De Sario. Aida Rubio explica que en consulta se puede generar una relación de transferencia, es decir, que el paciente 'vincule' al profesional con una figura importante de su vida (padre, madre, pareja), y eso hay que evitarlo y 'romperlo' cuanto antes. Eso, si eres un profesional con la ética que se les exige. Los que no lo son, por el contrario, se aprovechan de ello. «Por eso estamos atentos a indicios que nos dicen que se está produciendo una excesiva familiaridad en la relación», apunta Rubio.
«Personalmente, aconsejo que, si alguien lleva 10 sesiones y no nota mejora, cambie de profesional», apunta Rubio.Algo no funciona. Puede ser una cuestión de incompatibilidades, pero también de que el profesional no es tal. Aunque a los psicólogos no les gusta hablar de plazos, lo cierto es que una terapia no debería eternizarse. «Las duración media de las nuestras es de unos cinco meses y medio y la de las consultas presenciales, de seis», apunta De Sario.
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