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Si hiciésemos un catálogo de momentos incómodos de la vida, el de pedir un aumento de sueldo ocuparía un puesto relevante en el ránking. A casi todos nos da cierto pudor hablar de dinero y también algo de vergüenza cantar nuestras virtudes. Y para pedir que te paguen más hay que hacer ambas cosas, así que, sí, es un trance complicado –un corte, dicho coloquialmente– que pone a prueba nuestra confianza en nosotros mismos, nuestras habilidades sociales, la capacidad para encajar un 'no'... Es decir, casi casi nos retrotrae a miedos de la infancia. ¿Y si el jefe se niega y encima me baja los humos de mala manera y me dice que no soy tan bueno como él esperaba? ¿Y si me trabo al hacer la petición, me hago un lío y termino soltando alguna inconveniencia? ¿Y si no lo consigo, me enfado 'in situ' y no puedo controlarme... o, peor aún, echo a llorar por la rabia y los nervios? Ufff, son muchas cosas. Muchos miedos previos. «Este tema puede resultarnos difícil de tratar, delicado. Nos surgen mil dudas sobre cómo y cuándo plantear la situación a nuestro jefe y qué palabras serán las adecuadas para que no se confunda el mensaje». admite la psicóloga Elena Guerola, psicóloga y 'talent scout' del gabinete TherapyChat.
Para ella, el punto de partida es este: «Tienes que pensar por qué quieres hacerlo. Parece una obviedad, pero, muchas veces, la razón que hay detrás es la falta de ganas y motivación por tu trabajo. Piensas que, ganando más, recuperarás la ilusión», indica. Y, bueno, siempre anima tener la nómina más gordita, pero, si lo que te pasa es que estás a disgusto en el trabajo por otras razones eso solo servirá como parche temporal. Así que, lo primero, piensa: ¿por qué lo pido? Te ayudará a diseñar una estrategia para ese momento en que te tienes que poner delante de tu jefe a desarrollar la petición, que suele producirse a principios de año o tras la vacaciones de verano, periodos del año que identificamos con 'nuevos comienzos' y en los que tendemos a hacer balance de nuestra situación laboral y nuestras expectativas.
Si ya hemos reflexionado, abordemos el siguiente paso fundamental: prepararse para el momento como si fuésemos a la guerra.Recopila todo tipo de elementos a tu favor: argumentos, datos y todo tipo de informaciones que puedan apuntalar tus aspiraciones. Porque un aumento hay que currárselo. No debes dejar cabos sueltos ni fisuras que el 'adversario' pueda aprovechar en tu contra. «Normalmente lo hacemos todo mal: nadie nos ha enseñado y nos presentamos ante el jefe con pudor e inseguridad», apunta la experta. Yla debilidad... ¡la huelen! Así que he aquí unos consejos para que nuestras aspiraciones tengan más posibilidades de éxito.
1
Si no quieres que a tu jefe le dé un ataque de risa, mejor no plantees una cantidad desorbitada.Está claro que muchas veces pensamos que somos oro molido (y puede que para nuestra mamá sea así), pero el mundo laboral es una jungla y, si vamos de soberbios, nos puede salir el tiro por la culata. Así que lo primero es investigar previamente los rangos salariales de la empresa «para ofrecer una cifra realista y acorde a tu puesto», indica la experta, quien aconseja que siempre es mejor hacer un planteamiento moderado de entrada.
La peor frase:
«Es que Menganito y Fulanito cobran más que yo...». Esta frase es muy común. Y no solo te puede enfrentar con esos compañeros de trabajo que mencionas, sino que te expones a que te digan que sí, pero que ellos son mejores que tú. ¿Seguro que queremos eso?
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Es buena idea haber pensado antes en esta cuestión, porque pedir más dinero si no has aportado nada a la empresa es perder el tiempo, claro. Está bien que repases las nuevas responsabilidades que has asumido y los conocimientos y habilidades que has adquirido. «Es decir, tienes que argumentar por qué te mereces el aumento, y esto tiene que basarse en tu buen desempeño y en datos cuantificables. Las organizaciones premian a los empleados comprometidos y que mayor valor aportan a corto y largo plazo», indican desde el gabinete psicológico.
La peor frase:
«Porque sí, porque yo lo valgo». No se trata de eso. «Cuidado, no tienes que echarte flores así como así, debes sustentar tus logros en algo objetivo: si no, tienes todas las papeletas para que se nieguen», apunta Elena Guerola.
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«Los nervios pueden estar a flor de piel. Transmitirás tus argumentos con mayor confianza cuanto más lo hayas preparado. Esta es una técnica que los psicólogos usamos mucho para ayudar a las personas a afrontar situaciones difíciles», apunta Guerola. Ella aconseja hacer como los actores, ponerse a ensayar el discurso y anticiparse a las posibles preguntas que te puedan hacer. «Y no hables demasiado. Mejor ser claro y conciso», apuntan los expertos de Randstad, una compañía internacional de recursos humanos.
La peor frase:
«Esto... umm.. que yo venía a... cómo lo diría yo...». Muestra poca determinación y ninguna preparación.Lo mismo, en lugar de subirte el sueldo, te lo bajan.
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¿Será mejor un 'aquí te pillo, aquí te mato' o avanzarle tus intenciones al jefe? Guerola aconseja que siempre avisemos antes de nuestras intenciones y que agendemos la reunión anunciando que es para una revisión salarial. «Las sorpresas no les suelen gustar», advierte. Les pueden predisponer en tu contra. Es mejor quedar para una reunión privada y, desde luego, no comentar el asunto en los pasillos, en la cafetería o delante de otros compañeros. Si les llega el rumor, pensarán que eres un cotilla y muy poco profesional.
La peor frase:
«Oye, ¿tienes ahora un momento que te quiero hablar de una cosa?». Pillar al jefe a salto de mata es contraproducente.
5
Te viene bien haber ensayado, pero todos sabemos que una negociación de este tipo es impredecible.Así que expón tus motivos para pedir el aumento y luego escucha.Si su respuesta es negativa, nunca debes dejar que se vea tu enfado. ¿Por qué? «No te lo tomes como un no definitivo. En el futuro puedes tener que volver a intentarlo y una mala reacción por tu parte puede perjudicarte.Es mejor que 'uses' la negativa para preguntarles cómo puedes mejorar, sin prepotencia. Esto les hará ver tu interés en evolucionar y aportar a la empresa, tu compromiso... y mejorará tu imagen», señala Guerola. «Es un error ser agresivo o plantear ultimátums», recalcan desde Randstad.
La peor frase:
«¿Qe no me subes el sueldo porque no hay dinero? Pero para subírselo a otros sí, ¿verdad?».
6
«Si les empiezas a decir que tienes muchas facturas que pagar, agobios económicos, hijos que mantener..., van a ver que tus motivos son puramente personales y casi seguro que no van a tener cuenta tu petición», indica la psicóloga, quien aconseja que siempre, siempre, nos movamos sobre el eje de que con el aumento de sueldo ganas tú y también gana la empresa, «que las ventajas son para todos».
La peor frase:
«Es que me cuesta mucho llegar a fin de mes».
Dice la escritora Margaret Atwood que «las circunstancias lo son todo».Y, en lo que se refiere a pedir aumentos de sueldo, esta es una verdad incontestable. Hay que saber elegir el momento. Según Michael Page, una de las firmas más reconocidas cuando se habla de reclutamiento de profesionales, antes de pedir más dinero es necesario conocer cuál es la situación económica de la empresa. Si las cosas van mal, puede que nuestro interlocutor tenga que negarse a la subida salarial, simplemente porque no es viable. «Recuerda que tus expectativas deben ser coherentes con los resultados y la situación de la empresa», insisten desde esta firma.
Entonces, si la situación de la compañía o el sector es complicada, ¿debemos abandonar toda esperanza? No del todo. Se pueden «buscar alternativas al incremento económico como una remuneración en especie o bonus especiales por el buen rendimiento», aconsejan. También solicitar beneficios que complementen el salario fijo y variable: «Mejoras sustanciales que van más allá del dinero y que enriquecen tu paquete salarial, como los tickets restaurante, guardería en el centro de trabajo, seguros médicos o de vida, servicios relacionados con la salud y el bienestar, descuentos parciales en gimnasios...»
Eso sí, el jefe en cuestión a quien vamos a pedir el aumento es la 'circunstancia' máxima. Así que, tal como indica Guerola, hay que evitar reunirse con él cuándo esté cansado o enfadado: mejor a primera hora de la jornada y los primeros días de la semana. Y, sobre todo, debemos aprovechar las épocas en las que la empresa haya recibido algún reconociemiento o haya obtenido buenos resultados.Para ello, hay que leer la prensa y estar informado. De este modo, el contexto será mucho más favorable a nuestros intereses.
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Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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