Secciones
Servicios
Destacamos
Puede que tener madera de líder o saber comunicar no sean cualidades que le den a uno el pase directo para encontrar trabajo. Pero ayudan, sobre todo ahora. Tradicionalmente se han valorado más las denominadas competencias duras o 'hard skills', esto es, la formación académica ( ... licenciaturas, cursos, idiomas...). Sin embargo, las competencias blandas o 'soft skills', aquellas vinculadas a los valores y las actitudes individuales, cada vez cuentan más en las entrevistas de trabajo y se sitúan, a veces, como el factor diferenciador entre unos candidatos con preparación similar.
«Todas las personas que han cursado Administración de Empresas o Ingeniería, por ejemplo, tienen una formación parecida. Lo que les diferencia, a ojos de una compañía, son aspectos como su capacidad de liderazgo, sus habilidades en la resolución de problemas o su creatividad», advierte Pablo Cardona, decano de la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Basándose en los resultados de un estudio de carácter interno desarrollado por UNIR en 2020, en el que se analizaron las competencias blandas exigidas por las empresas en más de 700.000 ofertas de trabajo para recién graduados, Cardona destaca cuatro grandes grupos: el trabajo en equipo (colaboración, empatía, manejo de las relaciones sociales, capacidad de liderazgo...), la comunicación efectiva (tanto verbal como escrita, dominio del 'storytelling'...), el pensamiento crítico (capacidad de análisis, resolución de problemas, atención al detalle...) y la creatividad (aprendizaje activo, flexibilidad, adaptabilidad frente a los cambios...).
Será así al menos durante varios años, porque estos resultados coinciden con las previsiones del último informe del World Economic Forum, que recoge cuáles serán las competencias más demandadas por el mercado de trabajo en 2025.
– ¿Qué aportan a la empresa?
– En un entorno marcado por la complejidad, la incertidumbre y la volatilidad (más incluso tras la pandemia), las habilidades blandas se revelan como aquellos atributos personales que mayor resiliencia (capacidad de afrontar la adversidad) aportan a nivel personal, pero también organizativo. La capacidad de adaptarse al cambio, de aprender o de trabajar en equipo, por ejemplo, son habilidades transversales que permiten hacer frente a este contexto. Son los llamados perfiles de candidatos 'T', que alude a lo transversal. Por eso, integrar estas habilidades en los planes de aprendizaje es clave –expresa Àngels Fitó, vicerrectora de Competitividad y Empleabilidad de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)–.
Los jóvenes son quienes más tienen que 'ponerse las pilas', no solo porque son los que más buscan empleo, sino porque «las competencias de toda la vida son las que más les cuestan», afirma Cardona. «Son nativos digitales, por lo que saben mucho más de informática que sus jefes y que los jefes de sus jefes. Son los mejores, por ejemplo, encontrando información o generando conversaciones en redes sociales, pero luego no saben evaluar dicha información de forma crítica y analítica o enfrentarse a una charla cara a cara, porque están acostumbrados a comunicarse por mensajes de texto».
En su opinión, la competencia más afectada es la creatividad. «Es una habilidad inherente al ser humano, pero la falta de uso hace que se vaya perdiendo. En los países anglosajones se fomenta mucho, pero en España se aboga más por copiar apuntes, memorizar y hacer exámenes», lamenta. De ahí que diversas instituciones educativas, como es el caso de UNIR o la UOC, hayan puesto en marcha proyectos educativos que complementen la formación académica con el entrenamiento de las competencias blandas, para que los alumnos salgan de la universidad con un perfil mucho más competitivo.
La idea es que, a futuro, el tradicional currículum se sustituya por una página web o portfolio del candidato que explique qué se ha hecho en la etapa universitaria e incluya proyectos formativos que le hayan ayudado a desarrollar también sus capacidades transversales. «La experiencia universitaria no debe limitarse únicamente a estudiar una carrera o a saber inglés. No interesa tanto lo que uno ha estudiado, sino lo que se ha aprendido realmente durante los estudios y cómo se ha aprendido», dice el decano de UNIR.
Fitó añade: «El currículum debe construirse a partir de evidencias y logros tangibles. Es más ilustrativo de nuestro perfil competencial poner ejemplos de cómo hemos hecho frente a situaciones sobrevenidas en el ámbito académico y laboral (qué proyectos se han desarrollado, en qué condiciones, con qué equipos hemos trabajado, atendiendo a qué dinámicas, cómo se han solucionado determinados problemas...), que redactar una relación de los cargos ejercidos».
Es un modelo de entrevista que utilizan las empresas para obtener una idea aproximada de cómo un candidato aplica sus competencias transversales en diferentes situaciones, con el fin de conocer cómo será su desempeño laboral si deciden contrataarle.
A través de preguntas específicas se evaluan aspectos como la voluntad de aprender o la capacidad de liderazgo. Por ejemplo, para valorar la integridad personal, la toma de riesgos y la independencia se puede pedir al candidato que relate un momento en el que el trabajo que había hecho fue cuestionado, un tipo de pregunta inusual hasta ahora.
Mientras que para conocer la motivación e iniciativa que tiene esa persona, una pregunta recurrente es '¿Cuándo fue la última vez que sintió que el trabajo realizado fue el más duro y a la vez tener la mayor sensación de éxito?'.
Si lo que se busca es evaluar la capacidad de resolución de problemas del candidato será útil pedirle que recuerde un problema al que se enfrentó en el pasado y explique cómo actuó para solucionarlo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.