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La raza humana, tal como la hemos conocido hasta ahora, está extinguida». Era la conclusión, entre la mofa, el asombro y la resignación, a la que llegaba un compañero de la redacción tras ver la última entrega de 'La isla de las tentaciones', el 'reality' ... enlatado de Mediaset que ha reabierto el debate sobre dónde están los límites de la televisión.
Si hay alguien que no ha oído hablar aún de Fani y compañía, aquí la sinopsis: cinco parejas, chicas por un lado y chicos por otro, conviviendo con gente soltera a la que le pagan por ligar. Y aquí el 'spoiler': la mayoría de las parejas han roto tras las sesiones de «edredonning sin edredón». Que de eso va la cosa: «Es 'Gran Hermano', pero en peso neto. Han eliminado los tiempos muertos de las pruebas y las nominaciones para ir al meollo: sexo, conflictos y celos», resume Juan Francisco Gutiérrez, profesor de Periodismo Audiovisual en la Universidad de Málaga.
Con él analizamos los dos fenómenos surgidos con este programa: el éxito inesperado y las alertas por si se hubiera traspasado alguna frontera. Al respecto de lo primero... No lo reconocerán desde la cadena, pero superar los 3 millones de audiencia con un producto «prefabricado» les habrá pillado felizmente a contrapié. «El programa no tenía pinta de ser el 'prime time' de Telecinco, pero se les cayó 'Gran Hermano' a cuenta del escándalo de la agresión sexual y no les daba tiempo a poner en marcha 'Supervivientes', así que recurrieron a este 'reality' que estaba ya grabado».
Y es que enero «es un mes de alto consumo televisivo», así que por probar no iban a perder mucho. Más con un 'reality' 'low cost', porque la pinta es esa: no hay directos y solo ha durado un mes. Al calor del pelotazo de audiencia Mediaset ha estirado el chicle con dos extras que finalizaron esta semana. Y sigue el goteo con los 'bolos' por las revistas. «Lo chocante ha sido el éxito porque se trata de un producto enlatado», insiste el especialista. Y buena parte del éxito ha sido que ha enganchado a los adolescentes y a los tuiteros, que han convertido los 'cuernos' en trending topic. «No enseña nada nuevo, pero 'La isla de las tentaciones' ofrece una densidad que no ofrecen otros. Peleas e infidelidades condensadas». La prueba de que el formato no está agotado.
Ahora a la segunda cuestión:¿se han pasado de frenada? Sí, se han pasado. Así lo cree la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de los Medios (IC Media): «Poner a la gente al límite con sus relaciones no aporta nada. Todo lo contrario, destruye valores que nos hacen mejor como sociedad». Pero más allá de la queja, poco se puede hacer. «No está dentro del horario de protección de menores, que es hasta las diez de la noche, así que no se les puede pillar por ahí».
Y al margen de solo se puede censurar un programa si ofrece violencia gratuita o pornografía en abierto. «Y aunque 'La isla de las tentaciones', según algunos críticos roza la pornografía, eso es algo bastante difícil de establecer». Además, advierten, no están por la persecución, sino por la responsabilidad de las cadenas de emitir «contenidos de más calidad». «Los últimos años se había rebajado un poco el nivel de escándalo, los programas se habían 'blanqueado'. Por eso nos ha sorprendido que de repente aparezca un 'reality' como este, que solo busca el morbo».
La mujer liberada que podrían colarnos no es tal. «Vale que en este programa los hombres son igual de objeto que las mujeres y que han sido ellas las que han tomado más la iniciativa a la hora de empezar nuevas relaciones, pero la manera de abordar la infidelidad sigue siendo machista. Porque se le enseña al hombre las imágenes de su pareja siéndoles infiel. Como diciendo: 'Mira lo que hace tu mujer'. Y eso no hace otra cosa que recuperar la concepción antigua de la pareja: posesión, celos...», alerta Juan Francisco Lozano. Va más allá. El peligro extra del éxito de un 'reality' como éste que va «directo a las vísceras» es que «ha enganchado a los adolescentes, que corren el riesgo de copiar actitudes que no son la vida real. No es sano porque a esas edad no se tiene formada la educación en lo relativo a las relaciones de pareja», advierte el especialista. Peor aún, lo han visto miles de menores de 12 años.
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