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¿Sabrías qué hacer si tu bebé se quema con agua hirviendo? ¿O si se atraganta? Lo primero, desde luego, es no entrar en pánico. Es una obviedad, pero eso ayuda a tomar luego las decisiones adecuadas. Y no, no siempre pasan por coger al niño y correr al médico. A veces, basta con saber unos trucos básicos para atajar estos problemas, relativamente cotidianos, a tiempo y sin que pasen a mayores.
Marta Marcos, Demelsa Pérez y Carlos Torralba están acostumbrados a lidiar con estas situaciones y con otras peores. Son enfermeros de Urgencias Pediátricas. Las primeras en el Hospital de Txagorritxu, en Vitoria. Él, en el Niño Jesús de Madrid. Por eso, son las personas más adecuadas para aconsejar a los padres y madres sobre cómo actuar cuando el termómetro se dispara o el niño no puede respirar.
«Estas situaciones nos asustan mucho. Por eso, es importante mantener la calma», coinciden los tres. Un ejemplo es el de la fiebre. En cuanto el crío tiene unas décimas hay quien se presenta en el hospital y, salvo en casos contados, se puede atajar sin necesidad de salir de casa. O, como mucho, desde el centro de salud.
Incluso cuando convulsiona: «Suele ser por un brusco aumento o descenso de la temperatura corporal. Y lo habitual es que se sufra al menos un episodio durante la infancia», precisan los expertos. También es importante lo que se hace cuando vomita varias veces... Porque los remedios de la abuela, como el dar agua con azúcar o bebidas isotónicas, son contraproducentes. Y lo mismo pasa con la pasta de dientes en las quemaduras.: «Agua fresca, una gasa y al pediatra».
Se manifiestan por un llanto intenso y repetido hasta los 3 meses. Son más frecuentes por la tarde-noche. Los niños se encogen, se ponen rojos…
- Se recomiendan masajes en el abdomen preferentemente durante el baño. También ayuda acunar o pasear al bebé.
- Y otro truco es poner el bebé boca abajo sobre el brazo del padre o de la madre.
Son pérdidas de conocimientos en los que el niño hace movimientos anormales. Son frecuentes desde los 6 meses a los 6 años y se producen por una subida o bajada rápida de la temperatura. Asustan, pero son benignas.
- Se debe tumbar al niño en un sitio despejado para que no se golpee. Se le puede poner un cojín bajo la cabeza. Suelen ceder en menos de 15 minutos. Lo más frecuente es que no duren ni 5.
- No se debe meter nada en la boca.
- Una vez pasa el episodio, hay que acudir a la consulta del pediatra.
Son habituales en menores de 5 o 6 años y, sobre todo, se producen por escaldadura o por electrocución.
- Se quita toda la ropa y elementos que aprieten (anillos, pulseras). Si la ropa está pegada, no se arranca.
- Se enfría la herida bajo el agua durante 10 o 15 minutos. Después se tapa con una gasa y se acude al médico.
- Nunca se deben aplicar cremas ni ungüentos ni remedios caseros como la pasta de dientes, aceite, patata...
A menudo están causados por un virus.
Es recomendable dar suero oral o pediátrico con frecuencia y en poca cantidad. No hay que administrar bebidas isotónicas o azucaradas.
Si se trata de un bebé de menos de 3 meses y vomita varias tomas seguidas y si aparecen síntomas de deshidratación. También si el niño (mayor de 3 meses) no tolera el suero en ningún caso y lo vomita.
Es un mecanismo de defensa del cuerpo y es la situación más frecuente. Fiebre se considera a partir de 38 grados (medido en la axila)
- El tratamiento en casa es dar paracetamol e ibuprofeno.
- Se debe intentar que el niño beba líquidos.
- No hay que abrigarle en exceso.
- También son recomendables los baños templados, no fríos.
Si es un bebé menor de 3 meses, si el estado general del niño empeora -si está más irritable o más decaído de lo normal- y la temperatura es mayor de 40 grados.
Es la primera infección respiratoria del bebé. Normalmente se debe al virus respiratorio sincital (VRS). Afecta a niños menores de 2 años y son más frecuentes de octubre a marzo. Dura entre 7 y 10 días, pero hay casos en los que se puede extender hasta 4 semanas. Es un cuadro de catarro con tos, mocos y fiebre. A veces, a los pocos días se presenta dificultad para respirar.
- Lavados nasales con suero salino antes de comer.
- Si es un lactante, las tomas se deben hacer fraccionadas.
- Si hay fiebre, se pueden administrar antitérmicos.
- Se deben evitar los espacios con humos y donde puede haber gente enferma.
Si el niño respira cada vez más rápido, si está apagado, si casi no come o vomita cada vez que ingiere algo, si la fiebre no remite, si se pone morado o pálido y si sufre apneas.
Es una obstrucción parcial o total de la vía aérea. Suelen producirse por juguetes o trozos de comida, globos...
- Si el niño tose y habla. Le incorporamos y le vigilamos. Es bueno que tosa para expulsarlo. Hay que vigilar que esa tos se mantenga fuerte, señal de que está ayudando a despejar la vía. Si no es así o se empieza a poner morado, pasamos a la segunda situación
- Si la obstrucción es completa. Pedimos ayuda al 112 y miramos en la boca para ver si vemos el objeto. Si es así, tratamos de sacarlo, pero si no lo vemos, no metemos los dedos a ciegas. Procedemos a hacer maniobras para desobstruir:
- En menores de 1 año. Los ponemos boca abajo y les damos 5 golpes entre las escápulas. Les damos la vuelta y 5 golpes en el pecho.
- En mayores de un año. Les damos 5 golpes en el pecho y realizamos la maniobra de Heinlich: colóquese detrás del niño y rodéele la cintura con los brazos. Cierre una mano y coloque el nudillo del pulgar entre el ombligo y la boca del estómago. Cójase el puño con la otra mano. Realice una fuerte presión hacia adentro y hacia arriba, para desplazar el diafragma.
Cuando expulse el objeto, consultamos con el médico. Si no lo expulsa, está inconsciente y no tiene signos vitales, le practicamos RCP hasta que llegue la ayuda.
Cuando el niño está en parada cardiopulmonar, inconsciente, no respira, no responde a los estímulos...
Hay que ponerse en un sitio seguro y colocar al niño boca arriba sobre una superficie dura. Llamar al 112.
1. Abrimos la vía aérea
- Dejamos paso libre entre la boca y los pulmones. Para ello, ponemos una mano en la frente y otra bajo el cuello y echamos hacia atrás la cabeza ligeramente.
- Acercamos el oído a su cuerpo para ver si respira y si tiene pulso.
- Si respira, le colocamos de lado y esperamos al 112.
2. Si no respira
- Hacemos insuflaciones de aire a través del boca a boca (si es muy pequeño a través de boca-nariz). 5 insuflaciones separadas por 5 segundos.
3. Si no tiene pulso
- Hacemos presiones torácicas fuertes y rápidas. 100-120 por minuto (el ritmo de La Macarena).
- En caso de que no tenga ni pulso ni respire, combinamos ambos. Hacemos un ciclo de 5 insuflaciones y 30 compresiones y luego tres veces 3-30. Así hasta cinco veces más. Y esperamos al 112.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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